Capítulo 10

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Capítulo 10

Ver a Gerd ser escoltado por sus guardias, me sorprende. Tardaron muy poco para atraparlo, puesto que tan solo hace dos días lo había visto escapar y usualmente dura más de una semana.

Dejo mi libro a un lado y le dirijo toda mi atención.

—Príncipe—saludo desde mi silla.

Una vez toma asiento y cuando estamos solos, hablo con la familiaridad que tenemos.

—¿Por qué te atraparon esta vez?—pregunto no pudiendo evitar la curiosidad.

—Harald me trajo de vuelta anoche.

—¡¿Fuiste a una casa de cortesanas?!—grito de sorpresa, sabiendo el único lugar de la ciudad al que mi otro hermano asiste.

—Fue por curiosidad.

Abro la boca no pudiendo creer lo que escucho.

—No eres del tipo de chico que le presta atención a las mujeres, ¿Por qué fuiste a ese lugar?—Inquiero, sabiendo que él es más de jugar.

—Conocí a una Baini que prometió enseñarme a bailar.

—¿Y fuiste detrás de ella?—él asiente—Pero en vez de enseñarte, lo que hizo fue entregarte a Harald—vuelve a afirmar.

Suelto una gran risa, sin siquiera evitar burlarme de él.

—Sarka, no te rías de mi desgracia.

—Lo siento, pero es que es tan divertido ¿Cómo puedes confiar tan fácilmente en las personas?

—Mi pasión me ciega—se lamenta.

—Al menos no te ha matado.

—Si muriera, llorarías.

No lo niego, después de todo es mi hermano. Sonrío y al venirme algo a la mente, decido comentárselo.

—Probablemente tu madre se quejó con Harald sobre el poco tiempo que pasas en el palacio, y este al llevarse tan bien con ella, le prometió traerte de vuelta.

—Es así—revela—. Sobornó a esa mujer para que me llevara hasta él, además, el primer lugar al que me escoltaron apenas puse un pie en el palacio, fue a la habitación de mi madre.

—¿Y qué hizo?

—Se puso histérica—comenta—. Lloró, me gritó y dijo que se lamentaba de haber tenido un solo hijo el cual no la quiere. Tenía tiempo sin verla tan desequilibrada.

—Tiene sus motivos para pensar y reaccionar así, después de todo si la visitas una vez al mes es mucho.

—Pero...

Se calla debido a que unos pasos se escuchan acercar y ambos giramos a ver de quién se trata.

—Príncipes—saluda nuestro maestro, quien inclina ligeramente la cabeza por el tiempo que le corresponde.

Ilena viene detrás de él, que igualmente imita la acción.

—La consorte del príncipe heredero los acompañará durante sus clases de protocolo real post matrimonial. —comunica y le indica tomar asiento en la única silla que se encuentra vacía a mi lado.

—¿No debería aprenderlo con las otras consortes?—Pregunta Harald.

—Ya terminaron esta instrucción. —revela ligeramente incómodo.

Nosotros ya debiéramos haber hecho lo mismo, pero él se saltaba cualquier clase y yo le prestaba más atención a cualquiera excepto esta. Y aunque sabía cada protocolo real, no lo iba a revelar y por lo tanto no podía dejar de asistir hasta que el maestro lo dijera.

Sarka. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora