Introducción a la cuarta parte

517 22 4
                                    

Tenía la musculatura adolorida, como si hubiera tenido un amplio y trabajoso entrenamiento. Dolía, pero no era algo que realmente le provocara algún tipo de angustia, sabía perfectamente que era por toda la maratónica sesión de sexo que había tenido con su sayia, había amado cada momento de esa sesión. Se giró buscando el calor del cuerpo de su hombre y fue ahí cuando se encontró con que estaba solo en el trozo que quedaba de su futón.

Dejavu, le susurro su mente. ¿Qué acaso esto nunca iba a dejar de pasar?, pensó paniqueado, trato de ser lógico y busco el ki de Vegeta y lo encontró, pero bastante lejos si no se equivocaba en la Corporación Capsula. El pánico no hacía más que aumentar en su pecho, ¿habría hecho algo mal?, ¿Vegeta estaría molesto?. Anoche... anoche se había comportado algo bruto debía admitirlo, pero parecía que a Vegeta le gustaba, eso pensó, ¿tal vez estaba equivocado?. Por Kami, repaso mentalmente todo lo que había pasado y su mente alterada cambio las expresiones de placer de su sayia por de temor. Eres un idiota, se recriminó mentalmente, antes de saltar del futón y buscar ropa lo más rápido que podía, tenía que disculparse. Si tan solo se hubiera detenido a respirar hubiera visto la nota en el futón, la cual salió volando cuando abrió la puerta de la casa apresuradamente, cerrando la misma detrás suyo con fuerza.

"Nos vemos en Corporación Capsula"

Decía aquella nota con la prolija letra del príncipe de la raza saiyajin.

Apenas si tuvo el sol del cercano medio día sobre su cabeza, busco el ki de Vegeta con más exactitud, no quería sorprenderlo de nuevo y que se enfadará más. Así que calculo una distancia prudente para aparecer cerca suyo.

Se encontró en el patio de la Corporación, sin importar le nada, de inmediato ubico el ki de Vegeta detrás de una ventana en dos pisos superiores, poniéndole atención pudo identificar una silueta ir y venir en el lugar, era el sayia.

- ¡Vegeta!.

Llamo en voz alta, rogando que no estuviera muy molesto como para no contestarle, para su alivio la ventana se abrió y el príncipe se asomo por ella, claramente recién duchado y con ropa limpia que cubría todas las marcas que le había hecho, se sintió aún más angustiado, ayer incluso lo había mordido como un completo salvaje y Vegeta lo había mordido casi como un acto desesperado para calmarlo.

- Vegeta... - comenzó en tono casi desesperado - se que me comporte como una bestia ayer, lo siento, no quería lastimarte, yo, yo, en serio lo siento - le pidió cada vez más alterado.

El príncipe lo observaba desde su altura con expresión indiferente, casi con una cara de poker completa. El gesto en vez de calmarlo lo alteró aún más. Estaba por comenzar una nueva ola de disculpas desesperadas, cuando el sayia hablo.

-Kakarotto, ya cállate - pidió de repente con esa expresión imperturbable.

Miro sus pies más arrepentido, por Kami, que metedura de pata, pensó por enésima vez en ese corto periodo.

- Quiero que me contestes algo.

Pidio el príncipe con ese tono extrañamente calmado, que le provocaba más pánico.

- Si lo que quieras - indicó de inmediato, haría lo que sea para compensar su brutería del día anterior.

Vegeta aún le miro un segundo más, antes de hablar, haciéndole sentir escaneado y juzgado.

- Kakarotto, cásate conmigo...

Le tomo un par de segundos entender lo que acababa de oír, observo al príncipe con expresión de incredulidad y este solo lo miraba con atención desde su posición en la ventana, pudo ver un ligero temor pasar por sus ojos. Eso necesito para reaccionar, llevo dos dedos en su frente y apareció al instante en frente suyo.

- Claro que quiero casarme contigo, Vegeta.

Respondió emocionado, obteniendo una sonrisa sincera de parte del príncipe en respuesta, sin importarle más atravesó la pared para abrazarlo y ser correspondido al instante.

Escucharon una ovación en ese momento desde el patio trasero, ninguno se había dado cuenta que habían personas fuera.

EstacionesWhere stories live. Discover now