Capítulo 42

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  Diana Cavendish sabía que todo lo que estaba haciendo estaba mal.

Desde la primera vez que había besado a Peter, el dueño del departamento donde se habían hospedado en Nueva York antes, durante y después de su nuevo trasplante de corazón, lo supo.

Resumiré todo los sucedido para no aburrirlos con todo esto.

Digamos que a Bernadette el hombre le parecía un buen partido para su hija mayor. Tenía dinero, era guapo, estaba disponible y por último, pero no menos importante para la mujer, era hombre. ¡Ni en un millón de años tendría una oportunidad como esa de nuevo!

Luego del trasplante de corazón exitoso y la recuperación de su hija, la mujer decidió que era tiempo de jugar sus cartas.

La alejo de Barbara y Avery, de Brad y Tristan. Incluso de Blair (Qué aun consideraba su amiga, pues no se había quedado el suficiente tiempo como para escuchar la verdadera razón por la cual se había acercado a Atsuko y ella meses atrás). Cambio su número de teléfono, e incluso le prohibió hablar con Lotte luego de recibir una llamada del padre de esta. Quemo sus discos de Little Bitches, incluso el que Frank le había regalado en su cumpleaños, y también cualquier cosa relacionada con ellas. Le prohibió usar su cuenta fan o escuchar su música. Desecho sus gorras y beanies, sus chaquetas y sus medias largas, sus camisas a cuadros y su patineta. Tiro todo lo que podría hacerla parecer "rara". Finalmente, la mujer comenzó a hablar con su hija y, después de varias charlas llenas de mentiras y amenazas disfrazadas, Bernadette termino convenciendo a Diana de que olvidar su "experimento" (o al menos así lo llamaba) con Atsuko y comenzar una relación seria con el hombre de dinero sería la mejor opción... Al menos, era la mejor opción para Bernadette Cavendish, pero esto fue algo que la mujer prefirió omitir en aquella larga conversación.

Besarlo fue asqueroso para la chica de ojos azules la primera vez. Luego, termino adaptándose parcialmente. Sus labios eran demasiado toscos, poco suaves, y sus besos estaban llenos de rudeza. No le gustaba. Pero era lo que tenía que hacer para mantener a su madre feliz. Para detener los insultos... Y los golpes.

Porque si. Bernadette había golpeado a su hija cada vez que, durante sus crisis, gritaba el nombre de Atsuko como si fuese lo único que la mantenía viva, exigiéndole que dejara de actuar como una niña idiota. La golpeaba cuándo usaba ropa poco femenina. La golpeaba cuándo lloraba todos los meses en el día que habría sido su aniversario con Atsuko Kagari. Incluso la golpeaba cuándo decía cosas que para Diana eran frases normales pero que Bernadette malinterpretaba...

Luego de "formalizar" su relación con Peter, el chico comenzó a exigir cosas a los padres de la chica como si de un producto se tratase. Ropa ajustada. Maquillaje. Predisposición.

John no estaba de acuerdo con todo esto, y sus hermanos tampoco, pero Bernadette Cavendish si, y los demás temían por la salud física de Diana, así que se abstenían de hacer o decir cualquier cosa.

Durante esos ocho meses Diana tuvo que acostumbrarse a ser tratada y vista como un vulgar pedazo de carne, su madre jamás haciendo nada para detenerlo. Fue por eso que, al saber que volverían a Miami luego de tantos meses, su nuevo corazón casi se le salió del pecho. Volver a Miami suponía alejarse de esa vida. De su tortura. Volver a ser parcialmente libre.

Como puede apreciarse, la inocencia característica en la mente de Diana seguía allí, completamente intacta.

Librarse de aquel hombre no iba a ser tan fácil como ella pensaba. Bernadette Cavendish, manipuladora como siempre, había logrado que Peter accediera a acompañarlos.

...........

Durante el camino Diana se mantuvo pensativa, sus piernas apenas cubiertas hasta los muslos por un corto vestido siendo acariciadas toscamente por las rasposas manos de Peter sin control alguno.

La Chica de la Ventana (Diakko Adaptación)Kde žijí příběhy. Začni objevovat