Capítulo Diez

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Lilibet y R2 habían dejado atrás a Ahsoka y se dirigían a toda velocidad hacia el puente del acorazado. Por todos los pasillos sonaba una fuerte alarma y se iluminaban luces rojas. Apenas se encontraban droides, solo aquellos que se dirigían hacia el puente para evitar que nadie escapase. En escasos minutos llegaron al ascensor para acceder al nivel superior.

—Se nos acerca compañía. Abre la puerta Erredós.

Varios droides se acercaban por el final de pasillo y Lilibet comenzó a dispararles. No tuvo problema para acabar con la mayoría, pero cada vez llegaban más.

—Nos quedamos sin tiempo pequeño.

El droide bipeó indicando que la puerta se iba a abrir. Ambos entraron dentro del ascensor mientras continuaban disparando. Dentro del habitáculo, Lilibet se apoyó en la pared.

—Quiero que terminé ya este día —dijo Lilibet mientras ascendían por el ascensor.

Solo tardaron cinco segundos en llegar arriba.

—Mira el lado positivo Erredós, nos hemos librado de los droides.

En ese momento la puerta se abrió y delante de ellos aparecieron varios droides.

—¡Aquí está la intrusa!

—¡Atrapadla!

—Retiro lo dicho —dijo Lilibet mientras se cubría en una de las esquinas interiores del ascensor y comenzaba a disparar.

En cuestión de segundos eliminó a tres droides que estaban situados delate de la puerta. Acto seguido, lanzó una de las granadas que tenía a los restantes y le ordenó a R2 que cerrase las puertas del ascensor. Dos segundos es lo que tardó la granada en detonar.

—Vuelve a abrir la puerta Erredós.

Salieron al pasillo y por unos instantes solo vieron una nube de humo negro debido a la explosión.

—Vaya, no pensé que fuese a salir también. Seguramente hemos llamado bastante la atención y no tardaran en venir más. Continuemos mientras nos dejen un poco de libertad —dijo Lilibet mientras enfundaba sus armas.

En el nivel inferior, Ahsoka y Grievous habían empezado su duelo particular. Los primeros instantes sirvieron para probarse el uno al otro. No tardaron mucho en ponerse serios. Ahsoka tomó la iniciativa y se lanzó contra su oponente realizando una serie de golpes con ambas espadas en la misma dirección. Por más que lo intentaba no encontraba ningún hueco. Todas sus acometidas eran detenidas y, por si no fuera poco, cada vez que las espadas impactaban contra su rival tenía que cuidarse de las dos espadas extras de Grievous.

—Pareces frustrada.

Ahsoka no contestó nada. Debía permanecer en calma. Nunca se había batido con alguien así.

En ese momento Grievous levanto sus cuatro espadas, las colocó como aguijones y se impulsó ferozmente realizando una cuádruple estocada. Ahsoka cruzó justo a tiempo sus dos espadas formando una cruz a la altura de su pecho y recibió un impacto muy fuerte que la propulsó unos metros hacia atrás. Antes de que se pudiese levantar, Grievous se estaba dirigiendo a ella a gran velocidad a la altura del suelo y en su forma arácnida. Cuando se encontraba a metro y medio de Ahsoka dio una especie de voltereta terminada con el impulso de sus piernas robóticas. Se quedó erguido, activo dos de sus espadas y realizó un tajo diagonal por la derecha de la jedi togruta. Ahsoka paró el golpe de ambas espadas con una de las suyas, mientras que con la otra le devolvía el golpe por el lado contrario. Grievous utilizó una de sus extremidades libres para agarrar la muñeca de Ahsoka e impedir recibir el impacto. Ambos se quedaron en una posición de forcejeo, pero el general droide le propició una fuerte patada a la altura del estómago volviendo a mandarla disparada unos cuantos metros hacia delante.

Star Wars: memorias de una padawanWhere stories live. Discover now