2. El regreso

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Morandé y Bouvier llegaron al lugar, según la ubicación enviada por Legrand. Se trataba de una casa ubicada en la calle Bennet. Un sitio de personas adineradas. Todo estaba acordonado con cintas rojas de precaución.

El interior de la vivienda estaba repleto de sangre. Muchos enseres se hallaban en mal estado, y se podían percibir innumerables arañazos en el techo.

—¿Pero qué demonios pasó en este lugar? —preguntó Morandé.

—¡Morandé! —exclamó Legrand.

—¿Qué es todo esto, Legrand? —preguntó Bouvier.

—¡General...! Es un placer contar con su presencia —dijo Legrand, estrechando su mano.

—¿Esto es parte de una masacre? ¿Dónde están las víctimas? —preguntó Morandé.

—Antes de responderte, necesito que veas algo. ¡Síganme!

Legrand los llevó a la cocina del lugar. Ahí observaron una enorme mancha de sangre. Esta se hallaba justo sobre la pared contigua a un refrigerador. Pero para su sorpresa, no era cualquier mancha... Mostraba algo familiar.

—¿Ves a lo que me refiero? —preguntó Legrand.

—¿Eso es un círculo? —preguntó Bouvier.

—¡No! No es un maldito círculo... Es un cero —dijo Morandé—. Esto no puede estar pasando. Es el conteo.

—¿Crees que se trate de lo mismo? —preguntó Legrand.

—Te pregunto de nuevo... ¿Dónde demonios están las víctimas?

Legrand respiró profundamente antes de responder.

—No hay víctimas visibles...

—¡MALDICIÓN! —gritó Roel, colocando las manos sobre su cabeza.

—¿Pueden decirme de qué rayos están hablando? —preguntó Bouvier.

—Se está repitiendo la historia. Es ese maldito juego de nuevo —dijo Morandé.

—¿El Escondido? —preguntó Bouvier.

—Tiene que ser. Es el mismo escenario.

—Pero eso no es posible. Tengo entendido que todos los tableros de la Ouija fueron destruidos.

—Tal vez no todos, Coronel —dijo Roel.

—Antes de que preguntes. Hay un sobreviviente —dijo Legrand.

—¿Dónde está? —preguntó Morandé.

—Pedí que lo trasladaran a Investigaciones.

—Llévame con él.

—Morandé, eso no...

Roel lo tomó de su gabardina con un enorme coraje.

—No te atrevas a negarme algo en este momento. Vas a llevarme con él. ¡AHORA!

—Bien... Pero ya suéltame.

Roel lo soltó, y salió de la cocina. Luego, caminó hacia la entrada de la casa.

—Ha regresado. Ese maldito volvió —expresó Roel, mientras su mirada se perdía en la lejanía. 

Escondido, un Juego de MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora