Incertidumbre | Serena

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A Serena siempre se le hizo difícil comprender qué se suponía que estaba mal con ella

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A Serena siempre se le hizo difícil comprender qué se suponía que estaba mal con ella.

Dejando de lado su mal carácter y sus costumbres de mandar al carajo al resto del mundo, se le hizo muy difícil encontrar una explicación que justificara por qué no se sentía cómoda con las ideas que según sus maestros de primaria eran las adecuadas, el motivo por el que nunca sintió interés alguno por ningún chico de su clase, o el simple hecho de que incluso su hermano era más femenino que ella.

Desde su punto de vista era algo desconcertante; invertía más tiempo del que reconocía pensando en su "problema" e incluso tras barajar la posibilidad de que las otras niñas también fueran así pero lo ocultaran, siempre terminaba preguntándose si estaba descompuesta.

Su hermano, un chico precioso según algunos, solía hacer gestos amanerados y sonreír con un cinismo que parecía encantador a cualquier ser humano, ella, por otro lado, fruncía el ceño con disgusto cuando alguien se acercaba para hablarle y aún siendo lo suficientemente bonita como para escoger al chico que le gustara, solía ignorar por completo a cualquiera que manifestara la más mínima atracción hacia ella.  

Durante mucho tiempo se sintió extraña consigo misma al saber que había algo que ignoraba sin tener ni idea de que lo hacía. Paralelamente, su hermano se "quejaba" diciendo que tenía tres chicos lindos detrás de él y que no podía escoger con cuál quedarse.

Serena solo le miraba sonreír y rodaba los ojos molesta, un poco con él y también un poco consigo misma al no entender qué se supone que quería en realidad.

A los catorce años tuvo una vaga idea, pero lo mantuvo en secreto. Durante al menos dos años más nadie fue capaz de entender qué le sucedía, pero su hermano no tardó en darse cuenta.

Al menos, aquel miércoles soleado en el que ambos caminaban por los pasillos de la escuela, Serena se delató a sí misma al decir-luego de que su hermano la llamara aburrida-que los chicos no le gustaban en lo más mínimo. Claro está que aquello le tomó por sorpresa, pero no pasó demasiado tiempo hasta que supo que en realidad estaba bien que los chicos no le gustaran.

Serena tardó en admitirlo en voz alta, pero eventualmente todos supieron que lo suyo eran las chicas, sobre todo, las que tenían el cabello rosa y eran mejores amigas de un tal Yuya.

Extra:

Serena soltó un pequeño suspiro mientras miraba los mensajes de su hermano. Cruzó las piernas, dejando el móvil apagado sobre sus muslos para arreglar su collar con forma de luna. No podía decir que se sintiera del todo incómoda llevando ese vestido de encaje negro, lo verdaderamente extraño habría sido llevar tacones, cosa que sí le hubiera hecho sentirse rara. Para nadie era un secreto su falta de amor hacia ese tipo de calzado, así que optó por llevar sus botas de cuero favoritas. Para ella su comodidad era más importante que verse bonita, ya fuera para ir al cine o para la fiesta de cumpleaños de uno de los chicos de su hermano.

Carraspeó, adoptando una postura firme en aquel sofá color crema mientras esperaba. En el momento en el que escuchó el sonido de unos pasos cerca de las escaleras, alzó la mirada y sonrió.

Yuzu Hiiragi, siendo tan hermosa como siempre, llevaba un vestido de flores color lila que llegaba hasta sus muslos y unos zapatos de tacón de un blanco casi ficticio. Su cabello rosa, usualmente recogido en dos coletas ahora suelto exhibía unos bonitos rizos que caían sobre sus hombros desnudos. Mientras bajaba las escaleras, sus pendientes con forma de nota musical y su pulsera tintineaban con dulzura.

Serena la miró sonriente, sus mejillas coloreadas por un suave tono rojizo.

-Lamento haberte hecho esperar,-dijo Yuzu con voz suave acercándose a ella.

-No te preocupes, te ves hermosa.

La chica del cabello rosa sonrió con timidez y extendió su mano para tomar la de Serena. Ella aceptó el gesto y entrelazó sus dedos delicadamente con los de su compañera, quien sonrió aún más y se inclinó para depositar un suave beso en sus labios.

Serena le acarició la mejilla antes de caminar hacia la puerta.

-Vámonos antes de que Yuri se ponga dramático...-dijo fingiendo molestia mientras rodaba los ojos.

Yuzu dejó escapar una carcajada y ambas salieron a la calle tomadas de la mano.

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Al igual que con el anterior, la idea para este drabble es cortesía de mi yo del pasado. Me pregunto en qué momento se me ocurrió escribir esto.

Creo que este ship se llama Serenadeshipping o algo así, vete a saber por qué. No soy muy amante de Yuzu y Serena, mis waifus de Arc-V son el ángel Ruri y la coliflor morada.

Igual admito que estas dos morras son medio pesadas pero mira que se ven bonitas juntas.

No serán mi OTP, pero no están nada mal al menos para variar, eso sí, a ver cómo pingüinos se soportan la una a la otra.

【 Cᴀᴅᴀ́ᴠᴇʀ Exᴏ̨ᴜɪsɪᴛᴏ 】 Where stories live. Discover now