C a p í t u l o 39

19 3 5
                                    

Tres meses después

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Tres meses después...

—Hay alguien en nuestra habitación —murmura Jason, con una mueca de espanto— y me grito.

Jason había llegado hace apenas un par de minutos del trabajo. Llego tirando su corbata —que yo había elegido— roja a cualquier parte de la habitación, mientras que empezaba a desabrochar su camisa.

—Es nana —le informo, él me mira, confundido— ya la conoces, nos ha ayudado a cuidar a Erik cuando no estamos, sus horarios son flexibles. Me entristece —y ofende— que no la recuerdes, siempre le has agradado.

—Esta destendiendo nuestra cama, —ya sacudió el polvo de toda la casa— ¿Por qué lo hace?

—Bueno, ella logro que se al fin se durmiera —cosa que pocos logran—, y siempre tiene que estar haciendo algo, no importa que. Ella es una mujer inquieta.

Y lo que le sigue.

—¿Cómo que al fin se durmió? ¿Quién se durmió?

¿Le han dicho que hace muchas preguntas?

—Erik, ¿lo recuerdas? Vive aquí, pelirrojo de ojos verdes, inquieto, hiperactivo, esta enfermo, y nana me está ayudando a atenderlo.

O mas bien dicho, lo esta atendiendo, ¿y que estas haciendo tú? Exacto, nada.

Atrapadaaa.

—¿Y por que no lo haces tú?

—Los enfermos me enferman —murmuro, una mueca empieza a apoderarse de mi rostro— no me gustan los enfermos. Siempre andan moqueando y están llenos de virus.

—¡Pero estas estudiando medicina! —ruedo los ojos por milésima vez en el día.

Si mil veces me habían dicho eso, las mil veces había rodado los ojos.

—Me esta empezando a cansar que me lo estén echando en cara a cada rato.

¿Es lo único que saben hacer? ¿no se cansan?

—No te muevas —le advierto al niño pelirrojo, tratando de abrochar el cinturón de su silla de seguridad— si lo abrocho mal, y tenemos un accidente todos moriremos.

Él, automáticamente deja de removerse, y deja que le abroche bien el cinturón. Escucho la risa de Jason a mis espaldas.

—No le puedes estar diciendo eso al niño. Lo podrías asustar.

—No lo estoy asustando, —le entrecierro los ojos a Jason, mi vista se pone en el niño— ¿a que no te asusto?

Y Erik, al verme la cara de pocos amigos —o de maniática, psicópata— niega muy lentamente, como si temiera que, al hacer un movimiento rápido yo saltara sobre él.

UACEN | Amarte es poco [En Proceso]Where stories live. Discover now