Epílogo West

1.5K 339 36
                                    

Soy Amelia Amanda West Irrabiola y comencé mi tercer año en la Universidad Hereditaria Italo Carvajal de la Huerta, con el objetivo de conquistar a mi crush de toda la vida. No lo conseguí. Aunque ello no supone que haya perdido. Al contrario: gané.

Aprendí que a veces es demasiado fácil anclarse a algunos amores y bastante difícil reconocer otros. Que cuesta dar al clavo con el amor verdadero, pues, por mucho que puedan amarnos, cada persona desarrolla mecanismos de defensa ante el desamor. Entonces, ahí se endurece la lucha por alcanzar a ese amor. Y no queda más que sacar pecho e ir a por ello.

Comprendí que muchas personas pueden parecer superficiales y no estar huecas en absoluto. Mientras que otras pueden brillar por encubrir sus errores. Conseguí amistades que jamás pensé tener, me divertí como nunca así como también me equivoqué, fui burlada, me traicionaron, o me rompieron el corazón. Con todo, mi dolor me enseñó a hacer vendas para curarlo, y aprendí a perdonar. Supe que no es regla de vida cumplir sueños que nos hayan acompañado por años; que se trata de ponerle empeño pero no de hostigarnos. Porque André estuvo siempre amándome con la intensidad que yo necesitaba, o cobijándome con la rapidez que le ponía por demanda. Pero no fui capaz de entenderlo por estar concentrada en mi obsesión. De manera que, mientas sufría por Calen, André en su silencio me veía y cuando por fin mis ojos lo vieron, asimilé que era él todo lo que necesitaba.

Por ello, ahora sé que es bueno persistir en cierto objetivo mientras las ganas ciegas de cumplirlo no acabe consumiéndonos.

Con André aprendí también que hay errores que pintan ser tragedia pero culminan en el mejor de los desenlaces para ser feliz. O que a veces la imaginación puede ser un buen aliado para la inexperiencia; que se espera a quien se ama pero no se mendiga amor. Y lo más fenomenal es que nos queda mucho por vivir siendo él el Duque de la Casa Mosconi, conmigo como futura Duquesa Amelia West de Mosconi, pues decidimos que ser la esposa estará bien.

Lo supe, o mejor dicho, lo acepté cuando conocí la razón de su ahínco por ser el alumno seleccionado para dar el discurso de fin de curso en la gala de graduaciones. Cosa que fue. De modo que, al terminar su alegato, en medio de todo el profesorado y alumnado, me mandó a llamar para consecutivamente, arrodillarse mientas extraía de un bolsillo la caja con mi añillo. No chillé pero si dejé salir algunas lagrimitas. No estaba en mí el poder de retenerlas. Reí después para darle el sí.

Aunque acepté ser su esposa no hubo boda de inmediato. Sino hasta dos años después cuando obtuve mi título, pese a que él debía continuar en Italo, oficializamos el compromiso.

Alguien más que oficializó compromiso fue mi hermana Alana. Con mi ex profesor Theodore Milián, pues él pidió baja en la Uni luego de que papá se retirase, porque él junto a Vladimir Novikova se dedicaría a dar vida al club de equitación que por años deseó tener. De manera que cedió a Alana su puesto de mando al frente de los negocios, y a su vez ella solicitó ayuda a su esposo que se volvió su mano derecha en las empresas familiares. Y tuvieron un bebé: Paula Milián West.

Dos años después llegaron al mundo mis gemelos: Luciano Hasting y Analía West (como se hacen llamar ellos por eso de que juegan con sus apellidos).

Mismo año en que Carson y Calen se embullaron y tuvieron a Calov Novikova.

Pero no fueron los únicos, pues al año siguiente por fin Beck Becker fue papá. Con lo cual rompió esos estereotipos que decían que no iba a tener más hijos. Si contaban al que Kimberly no llegó a tener. Con todo, Beck desde ese fin en tercer año comenzó a cortejar a mi amiga Quidi que se hizo de rogar hasta que, bueno, ella fue la que cogió el ramo en mi casamiento y pocos meces después comenzó algo formal con Beck. Ya con el año de mis gemelos y Calov, nació Audráx Becker (nombre único y en honor a la tradición de llevarlos, el papá de Beck y él mismo. No obstante, Audráx no se vino solo, sino que también nació la primogénita de Xavi y Micaela: Lorrel Lance.

Después, vinieron más.

Amber tuvo una condena de 15 años y seis meses que André ayudó a reducir con abogados a 9 años y pese a no estar muy de acuerdo, el tiempo me ablandó y pedí a papá que ayudase un poco también hablando entre sus conocidos.

Fin del dilema: Amber pagó en verdad 6 años y una multa casi millonaria que André liquidó por ella. Quien a su vez pidió que la dejase pagar con los años. André aceptó y Amber no se negó a que él le consiguiese trabajo. ¿Sigue enamorada de André? Yo sé que sí pero, ni modo, espero que algún día encuentre a alguien que la haga feliz.

Para los curiosos, el incidente con mi amigo Xavier solo quedó ahí: en una noche de borrachera y despecho que volvimos secreto.

Sociedad Italina (Completa) ✓©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora