17 [parte 1]-West

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¿Tensión?

Debate, segunda competencia y una decisión











Ver ganar a André me dolió en el ego; porque aposté todo a Calen y nada de lo que creí, pasó.

Con todo, he podido superar lo que hace una semana ocurrió. Esto, gracias a las clases que volvieron como la excusa perfecta para olvidarlo todo y centrarme en ellas. Así fue. Para todo Italo, pues los invitados continuaron con esos días libres. De manera que Tuan Chi nos dio espacio a Carson y a mí yéndose a pasar gran parte del tiempo con sus colegas de la Molina. Entretanto, nosotras estudiábamos y en cada lección hasta hoy Carson se mantuvo callada.

— ¿Cómo estás? –indaga desde su escritorio a mi derecha.

Sonrío.

— Bieeen. Ya deja de verme o preguntar como si tuviese una enfermedad terminal. Con lástima.

Carson lleva días viéndome así, de manera que empiezo a hartarme de ello. En buen plan; por tanto, alzo mi derecha, junto pulgar e índice y le aseguro:

— Ya he asimilado todos los sucesos pasados. Estoy bien –planteo despreocupada–. Sí, es verdad que todo salió por la culata pero lo bueno, lo bueno, Carson es que aún no es el final. Que sigo amando a Calen y hoy, en natación, sí o sí va a ganar.

Mi compañera se ajusta los espejuelos y asiente. Entonces, deja a un lado su Tablet para verme de frente.

— ¿Sabes qué es lo que pienso? –doy gesto para que continúe– Que deberías de un tajo acabar con esa tensión sexual que hay entre Andrés y tú.

— Entre ese y yo no hay nada. Nada, de tensión, nada de nada porque nada ha comenzado, ni nada hay que acabar.

Pestañeo enredada por mis «nada».

— ¿Ves? –señala– A esto me refiero ¿Qué? ¿Por qué te pones así? Él te altera y ni siquiera está presente. Si de verdad haz concientizado en todo, deberías saber que fue tu culpa; no la de él. Así que ya va siendo hora de que pares de tratarlo como tal.

— ¿Carson, qué coño te pasa con él? Desde el día en que ganó estás rara. ¿O qué? ¿Por qué se ha vuelto, no sé, un tantito popular, te interesa?

— ¡No! Aaggg –exhala llevando las manos a su cabeza– West ¿de verdad? En serio ese no es mi punto pero ¿de verdad lo piensas?

Carson prescinde de mi respuesta: se pone en pie mientras mi yo mental responde que no, que ella no es así. Entonces al pensarlo, sumo a André a todo esto: no es nada mío, de manera que bien podría Carson interesarse a sus anchas. Y en la retórica idea de que lo hiciera, ¿a mí porque me molesta?

Desecho la reflexión para oírla. Una mano suya la señala; sus ojos me ven a mí.

— ¿Sabes qué? Olvida todo esto –da un círculo que engloba la escena–. Me voy a por un café.

Tumbo la cabeza hacia atrás. Suspiro tan fuerte que emana de mí un ruido. En la soledad no quisiera pensar en lo dicho por ella pero tiene razón. Llevo seis días evitando a este chico, André, y no se trata en sí de truncar todo tipo de encuentro que pueda surgir, no. Va más allá: a que solo he recordado y recordado por martirizarme pero sin dar nombre a nada. Dicen bien que a veces la psiquis necesita dar nombre a ciertas cosas, o sucesos, para poder deslindarlos mejor. Para que en conjunto mente y corazón entendamos qué pasa, qué pasó, qué sentimos y en base a ello decidir qué va a pasar.

Yo he huido de eso.

Por otra parte estos mismos seis días de entrenamientos para otros, he postergado mi pequeña misión con el maletín de Carson. A estas alturas me da lo mismo. Por tanto, debería decirle a André para que se despreocupe.

Sociedad Italina (Completa) ✓©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora