6-West

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¿Un dibujo de Beck?

Por supuesto conseguiré la tarjeta VIP








Carson imita a quien intenta contactar con un satélite de otra dimensión.

Susurra frases inentendibles que se convierten en murmullos entrecortados para mis oídos adormecidos. Volteo y para entonces finaliza la llamada, por lo cual: el saludo para su señora madre no brota de mis labios.

— ¿No dijiste que no la llamabas los fines de semana?

— Me extrañaba –se excusa sacudiéndose de hombros.

— Yo digo que tal vez sea al revés.

Ella sonríe y va a lo suyo, tanto como yo. Estando en el baño medito en lo rápido que se ha ido la semana. Si me descuido un poco, en breve estaré arreglándome para celebrar el cumpleaños de Italo. Con todo, aún falta y este es nuestro primer fin de semana. Los cuales se caracterizan por salir a sitios arrendados como hoy que iremos a una piscina.

Carson ayer dejó clara su negativa pero yo prefiero tirar del hilo para que lo haga.

— ¿Carson –nombro en tanto arreglo mi bolso– no te aburres aquí lo suficiente?

— No. Ni siquiera he recorrido esta escuela del todo

El tono indiferente de su voz, que señala más bien a su actividad de limpiar los cristales del espejuelo, me exaspera.

— Bien –esbozo luego de emitir un bufido–. Pero una experiencia nueva nunca está de más.

— Creo que estudiaré –tantea para sí.

— ¡No Carson! Ya lo hemos hecho durante toda la semana.

Es verdad. A Xavier incluso lo conocí en una de las tantas sesiones en que nos acompañó aquí en el dormitorio. Nos pasábamos ejemplares diseñados por ella e impresos por él, para luego de leer, congeniar entre los tres. Orquídea y Jalin Benson nos acompañaron en las dos últimas sesiones, aunque dejaron claras intenciones de volver como la marea. En suma: días sucedieron rápido, y casi olvido a Calen. A nuestros besos, más propiamente dicho, pues él sí que menguó su interés.

— Tienes ganas de no toparte con Beck –esclarezco a Carson– y sabes que irá a la piscina.

— No responderé a eso.

Al rascarse la nunca me da toda la razón. Va directo hacia el baño y tomo acción. Descubro una mueca en mi rostro al ver el interior de su closet, pues no conoce de orden: tiene pantalones y short compartiendo perchas con vestidos o faldas, sus cambios de lencería junto con medias y pantuflas sin doblar.

Tomo una muda ligera que sirva de cambio. Abro el orifico de mi bolso de deporte y la introdujo. Luego, voy a por una toalla.

Carson sale del baño con el aire que simula haberse relajado. Sin embargo, mi correteo escurridizo por la habitación la alerta del plan. Corro por ende hacia el baño para no oírla berrear como cabra de monte, y no logro nada más, salvo tenerla una hora después, a mi derecha en el bus. Estamos casi llenos, listos para el arranque pero los asientos del fondo faltan por llenarse.

Beck nota lo mismo al subir la escalerilla. Reafirma el agarre de su mano que trae el maletín de deportes recostado sobre el hombro y avanza con decisión que hace al resto tragar saliva. Algunos puntean su sitio como oferta pese a estar ocupado con alguien más pero Beck, lo ve y ofrece una sonrisa en modo: gracias pero no me interesa.

Carson empieza a carecer de ideas de a dónde apartar la mirada. Incluso traga o carraspea como si tuviese un trozo del desayuno sin digerir. Entonces, Beck se detiene, deja caer el bolso y me habla.

Sociedad Italina (Completa) ✓©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora