52-West

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¿Irás a visitarme?

¡Demo Dance!









André y yo estamos en la etapa de ser dos tortolitos.

Por ende, a mi petición de estudiar juntos aunque separados, él accedió y ahora eso hacemos. En mi escritorio yo ando sumergida en mis tareas; André sobre mi cama dado que se le da bien ese espacio para concentrarse. Y con orgullo ambos podemos decir que únicamente hemos atendido a nuestros deberes desde que nos reunimos. Más que nada porque tengo tareas que entregar ¡ya! y André sí o sí quiere mantener sus perfectas notas para obtener dos grandes logros: 1) quitase de arriba a su familia llena de exigencias y 2) conseguir ser el alumno seleccionado para dar el discurso de fin de curso en la gala de graduaciones, este año. Cuando le pregunté la razón detrás de ese segundo objetivo me dijo que era algo personal, le vi con mis ojos entrecerrados pero él disolvió el momento con beso de piquito para empezar el estudio.

Doy un sobresalto cuando el ambiente taciturno que nos une se rompe a cauda de unos toques. Más concretamente de Beck Becker, que me plantea si puedo regalarle unos minutos. Trago en seco. No sé si voltear, de modo que no respondo. Me hago estatua que se le queda viendo llena de pavor respecto a André. Pues temo que se insulte como la vez que me vino a ver y se topó con Calen. Aunque hay una notable diferencia...creo.

Con todo, él mismo habla a mis espaldas:

— Ángel iré por un té verde ¿Quieres algo?

Volteo como si me acabase de levantar: algo atontada.

— Eh...sí...un, un café moca –me rasco la cabeza.

Mi novio marca territorio la besarme en la frente y se va dejándonos a Beck y a mí solos.

— Entra –digo a la vista– puedes sentarte en la silla de Carson. Ella no vendrá.

— Sí. Me hago una idea.

— ¿Qué ocurre?

— ¿Viste el live de KIMKA?

— Sí.

— Yo soy el padre de ese bebé.

Suspiro, aunque recordando la charla en que mi compañera y yo supusimos tal cosa.

— Vaya...Beck lo siento mucho.

— Quise venir a hablar contigo porque siento que es fácil y llevadero el hacerlo...porque me siento mal. Pero no triste. Herido por haber sido burlado. Ella me, Kimberly me hizo creer que –él suspira y baja su cabeza como si no quisiera seguir por ahí–. Hablé con ella y con Calen –me cuenta viendo al suelo; no a mí–, que básicamente me dijeron que me escondieron todo por mi culpa. Que yo me busqué no saber de mí hijo porque prefería estar bajándole bragas a las chicas. Me dijeron que estuve mal y lo acepto. Pero me duele haber sido así, creer que estaba amando a Kimki cuando eso no era lo que yo le demostraba a ella. Creo que hoy ellos dos me han dado justo lo que yo necesitaba. Porque me dijeron con sus reproches: Beck lo estás haciendo mal. Y yo siempre creí que lo hacía bien ¿sabes? Que a ella esas cosas no le afectaban, o que a esas chicas no les importaba que yo les tomara su virginidad sin más, sin recordarlas después. O incluso si no eran vírgenes, da igual. ¿Sabes? Llevo toda mi vida siendo alabado por los que me rodean. Oyendo sus aplausos nada más que ponía un pie en sus recibidores: en la escuela, en el internado me lisonjeaban quizá más que al propio director, en Italo ya sabes: el perfecto Rey. Pero en el amor no era exigente hasta conocer a Carina que entendí que no se trata de recibir halagos, o de tener a alguien más que se fascinara conmigo; no. Era de tener cerca a alguien que constantemente me vería ser imperfecto. Y que pese a ello iba a seguir a mi lado, eligiéndome porque me ama solo ella y no todo el mundo. Ahora comprendo por qué le molestaba que nos viésemos en público: en parte porque siempre estaba pendiente de impresionarla a ella a través de los demás y la fui alejando por mi egocentrismo.

Sociedad Italina (Completa) ✓©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora