49 [parte 1]-Carson

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¿Un móvil?

Reunión y comprender que estuve equivocada









De regreso al dormitorio West conduce llevando sus ojos al camino pero la mente a otro sitio. Xavi en el asiento de atrás bufa sin parar a través de sus respiraciones sonoras.

Yo extraño demasiado a Calen y no paro de recordar momentos vividos con él.

Nuestro amigo se queda en su dormitorio; West nada más entra por la puerta del nuestro se dirige a la jaula de su cotorra. O no. No es a la jaula, sino a una esquina de donde toma una caja. La miro interrogante y cuando ella topa sus ojos con los míos, entonces le cuestiono:

— ¿Qué es eso?

En realidad mi cuestionamiento interno es: ¿por qué ha ido tan de prisa hacia él? Como en acto predeterminado.

— Es un regalo de Beck.

— ¿Un regalo de Beck? ¿Por qué él te habría de regalar algo a ti?

— ¿Celosa? –escupe con saña.

— No obvio no. Solo...entre ustedes ¿Qué? –indago– ¿Ha ocurrido algo más que un simple desnudo?

— Dejémoslo en que podrían haber pasado muchas cosas más aparte de ese simple desnudo. Y no es que no quiera estar con él; es que quiero mucho más estar con André.

— Entiendo... y ese regalo ¿Qué hay con él?

— Verás...siéntate –ambas lo hacemos en las sillas de los escritorios–. Él me dio esto diciéndome que debía abrirlo cuando me lo ordenase y lo ha hecho. Antes, cuando lo despedí para que subiese a la patrulla, me ha dicho: ábrelo, ábrelo; abre el regalo.

— ¿Pues qué esperas? Dale.

West pasea su lengua por los labios para humedecerlos y destapar la cajita. Conmigo patrocinado su accionar. Entonces, ambas nos inclinamos a ver dentro, llenas de contradicción. Quizá no es eso, tal vez solo es una decepción ver que el gran regalo de Beck es...

— ¿Un móvil? –evidencio.

— Así parece...

Ella lo toma entre sus manos para manosearlo. Ve su parte delantera y también la trasera.

E incluso lo enciende.

— ¿Qué pasa? ¿Qué imagen tiene? –apremio.

— Este lugar...es su casa, la casa de Beck. Y pasa...que reconozco este móvil

— ¿Sí? ¡Dime!

— Le pertenece a su papá. Él se lo dio a Beck delante de mí.

— ¿Sberna?

— Pues sí...era para Beck: para que se comunicase con él si quería porque se iba de viaje...

— Si Beck te dejó este móvil es obvio el menaje: ¡debes ser tú la que se comunique con Sberna!

— No entiendo.

— West debes decirle lo que ha pasado. Beck quiere que su padre sepa que lo han arrestado.

— Oh...pues sí pero

— ¡Abraaaan! –llama Xavi al otro lado de la puerta.

Voy a abrirle; West guarda el móvil en su caja. Alisa la ropa y va a sentarse en su cama, queriendo proyectar que hacíamos algo completamente opuesto a lo que en verdad hacíamos.

— Como yo –declara Xavi–, no sé creerán lo que me encontré al llegar a mi dormitorio.

— ¡¿Qué?! –interrogamos en coro.

— Una carta de Mica. Tienen que leerla, quiero que la lean, si consideramos que actuamos juntos...van a entender muchas cosas.

— Dame –pido y voy junto a West.

Él toma asiento en mi silla y espera a que tanto West como yo leamos para nuestros adentros. Aunque seguro que entre estas palabras Xavi oye más bien la voz de su amada.

«Te amo. Yo no sé cómo fue posible que algo así me sucediera contigo pero todo lo demás que pueda plasmar en esta carta, es secundario. Porque aunque no lo parezca lo primario para mí ha sido nuestro amor y por tener algún día la oportunidad de disfrutarlo a plenitud, es que lo he protegido desde sus inicios. Resulta que de alguna manera, el tono agridulce de la vida nos cae de lastre a todos. Así que, alejándote nos cuidaba. Sé que has odiado a Beck y a Calen por separarnos en un inicio pero ellos debían hacerlo. Por cuidarnos a todos. De nosotros mismos. E incluso a ti, de caer en la bolsa de nuestra culpa. De esa culpa que nos carcome desde el semestre pasado. Porque asesinamos a alguien. Y si yo te lo decía por intentar liberarme, los resultados no iban a ser satisfactorios. Debíamos no enamorarnos en este curso. Pero llegaste y ya no pude controlarme. La rebelde al plan era yo. Pues Kimberly ni siquiera piensa en eso de tener pareja, Calen puede estar con alguien sin decirle, y Beck está con muchas sin hablar. No obstante, solo por ellos no fue que me tocó detenerme: fue por El Duende. Esa persona sabe todo y nos ha estado molestando desde que apreció. Por eso dejé que creyesen lo de la violación...para que al odiarme por eso, me olvidaras. Pero comprendí que no seremos capaces de mantener la distancia entre nosotros, Calen se enamoró, Beck se hartó de pagar dinero a causa de callar nuestro crimen y Kimberly ha entendido las razones de todos. El nombre de nuestra víctima es Miachel Cano Ibarra. Mi novio. Lo era el curso pasado y cuando estábamos atravesado una etapa de muchas contradicciones, le perdí un tiempo. Cosa que él aceptó. O eso creía yo. Pues, a finales del curso escolar cuando empacaba para irme a las vacaciones, Miachel llegó a mi dormitorio. Con un arma. Y...me violó. Apuntándome con su arma hizo que me desnudara, para acometer luego su acto. Claro que intenté reusarme pero me llevé algunos golpes, entonces, entre varios de mis gritos Kimberly oyó uno. Vino y antes de ser tomada por él, envió un mensaje. Miachel le disparó en el abdomen y cayó. Yo grité de espanto porque me dije que él me dispararía también. No obstante, Calen vino. El mensaje de Kim era para él y tomó por el cuello a Miachel. Intentó retenerlo pero Miachel, que sostenía el arma, me apuntó. Gritamos Kim y yo encogiéndonos. Calen dejó libre a Miachel, quien me tomó por la mano y enfiló su arma hacia mi amigo. Con todo, Calen lo volvió atacar, luego de que Miachel dijese que todo era asunto nuestro. Cosas de parejas. Resulta que no por amor es que él me quería, sino por causa de su familia que estaba perdiendo el negocio familiar, llenándose de hipotecas y deudas.

De modo que Miachel conmigo era un negocio redondo. Pero yo no quería. El caso es que Miachel no disparó; Beck vino por mi ventana y tambaleó de nuevo la situación. En suma: menos Kim los tres caímos sobre Miachel y él disparó. Con lo cual, la bala le rozó a Beck.

Otro quedó por unos segundos fuera de combate. Calen inició un nuevo forcejeo y sí; lo hice consiente: agarré mi microscopio y le aticé un golpe en la cabeza a Miachel. Cayó. Muerto. Beck socorrió a Kim para alzarle la cabeza; Calen me dio un abrazo, susurrándome: no pasa nada, no pasa nada, no pasa nada. Entonces luego de entender que debíamos esconder lo hecho, nos repartimos las tareas para de alguna forma volvernos mucho más cómplices.

Beck se ocupó de esconder el cuerpo. Calen hizo que la policía no diera espacio a denuncias por desaparición y Kim se ocupó tiempo después de esconder el arma homicida y limpiar mi habitación. Yo con matarlo, creo que ya había hecho suficiente. Somos culpables. Por demás hemos asumido que comprar nuestras culpas con dinero no nos ha servido de nada. Los Cano cada vez más nos suben el monto de dólares a pagar. Llevamos tiempo cumpliendo sus requerimientos pero ya les hemos negado su última petición. Por supuesto sabemos que habrá consecuencias. Y te escribo esta carta para darte muchas de las respuestas que por meses te he negado. Pero también para que sepas que tal vez me ocurra algo. ¿Qué? No lo sé. Solo espero que no me dejes de amar y comprendas que somos culpables pero no fuimos los malos. Con todo mi amor, Micaela Lance.»

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