08. Un buen trabajo

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— Y bueno, ¿a ti como te fue en tu trabajo? —preguntó Louis a Benjamín una vez que ya estábamos sentados en la mesa comiendo— casi no hemos tenido tiempo de charlar sobre eso.

— Hasta ahorita va muy bien, tengo unos compañeros de trabajo muy amables —me miró de reojo.

— Eso es genial, me alegro por los dos de que estén cumpliendo una meta y les guste superarse a ustedes mismos.

— Gracias amigo, espero y tú también puedas librarte de ese asunto con tus padres y seguir tus sueños —le contestó Benjamín.

— Espero y si, iré poco a poco —sonrió y comenzó a partir un pedazo de lasagna para meterlo a su boca— y bueno, ¿cómo te va con Stella?

— De hecho no la he visto desde aquella vez que te conté.

— A ver pero explícame algo que aún no me queda claro, ¿cómo pudiste ver los colores con ella si ya la conocías desde antes y antes no los viste? —preguntó Louis arqueando una ceja moviendo su tenedor en el aire mientras hablaba.

— Eso mismo pensaba pero nos dijeron que hubo un error porque se tardó un poco en que aparecieran los colores —contestó Benjamín y Louis me volteó a ver con una gran sonrisa.

— ¿Crees que eso nos haya pasado a nosotros? —tomó mi mano por encima de la mesa ilusionado.

— No quiero ser aguafiestas pero no se —respondí, Louis me soltó la mano y siguió comiendo, sin duda se lo había tomado a mal— perdón si lo viste de otra manera como si yo no quisiera, recuerda que habíamos quedado que la conociéramos ahorita o más adelante no nos iba a afectar porque tenemos una relación muy bonita —volví a tomar su mano pero ya no la quitó, solo se quedó estático.

— Tienes razón, vamos a aprovechar todo este tiempo juntos —se le empezó a formar una pequeña sonrisa y acarició mi mano con su pulgar.

— Bueno, creo que he terminado —interrumpió Benjamín levantándose de la mesa con todo y sus platos.

— Yo también —dije levantándome.

Benjamín fue a su habitación y cerró la puerta, yo recogí la mesa en lo que Louis lavaba los platos y terminando decidí que era hora de regresar así que me despedí de Louis y le pedí que me despidiera de Benjamín por educación y fui a casa.

Los días pasaron y con Benjamín nos empezábamos a tener más confianza ya que todo el tiempo estábamos juntos, hoy es viernes así que se sentía más tranquilo el día, llegué al trabajo y Benjamín ya había llegado, pasé por su oficina y toqué la puerta de vidrio, el levantó la vista y me vió con una sonrisa dándome una seña de que pasara y eso hice.

— Buenos días —dije.

— Buenos días ______.

— ¿Cómo estás?

— Bien gracias, ¿y tú cómo estás? —contestó aún mirándome con una sonrisa.

— Bien también —sonreí— traje algo para ti —saqué de mi bolso una pequeña planta artificial— ayer Blair las compró y pensó que debía de traerte una así que aquí esta.

Puse la pequeña planta en su escritorio y el sonrió tiernamente.

— No es la gran cosa pero es una pequeña decoración para tu nuevo espacio.

— Es perfecta, te lo agradezco mucho —sonrió.

— Eso era todo, te dejaré para no quitarte más tu tiempo.

— Para nada, tú compañía me llega a alegrar el día pero esta bien, tampoco te quitaré tu tiempo.

Sonreí ante su comentario y moví la mano despidiéndome para salir de su oficina y entrar a la mía, dejé caer mi bolso en el escritorio y me senté. Encendí la computadora para empezar con el trabajo de hoy, puse música a un nivel muy bajo para no molestar ya que la música me ayudaba mucho a inspirarme. Conforme pasaban las horas avanzaba con mi trabajo.

Tocaron la puerta y yo levanté la vista, dejé que pasara la chica y solo asomó un poco su cabeza.

— Liliana nos busca a todos en la sala de reuniones —dicho eso cerró la puerta y se fue.

Me levanté y salí de la oficina y justo Benjamin también iba saliendo.

— ¿Sabes para que nos necesitan? —susurró Benjamín una vez que empezamos a caminar por el pasillo.

— No tengo la menor idea —contesté encogiéndome de hombros.

Los dos llegamos a la sala y tomamos asiento junto a otras pocas personas alrededor de la gran mesa, esta vez éramos cinco contándonos a Benjamín y a mi, justo en eso entró Liliana con otra mujer pelirroja.

— Buenas tardes, les llamé a ustedes porque son los que han demostrado más desempeño en este tiempo con nosotros y por eso mismo mañana tendremos un evento formal muy importante junto con otras empresas con las que tendremos interacción para hacer un negocio con ellos y para ello necesitaremos de ustedes y demostrar su talento.

— Si podemos contar con su apoyo pueden levantar la mano y así darles más detalles —todos levantaron la mano, incluyéndonos— perfecto, este evento tendrá lugar en Beverly Hills en un salón mañana a las ocho de la noche y para ello tendrán que vestir elegante, lo único que les pedimos es mañana hablar sobre su desempeño en este tiempo.

— Eso era todo, sus invitaciones podrán recogerlas hoy antes de ir a casa y los esperamos mañana —siguió Liliana.

Todos nos levantamos y empezamos a salir de la sala.

— Así que nos veremos mañana también —comentó Benjamín con una pequeña risa.

— Al parecer si —contesté con una sonrisa.

Regresamos a nuestros escritorios y seguimos con nuestro trabajo hasta que dieron las dos, la hora de la comida; esperé a Benjamín y juntos fuimos a comer algo como de costumbre.

— A ver, ¿te gusta leer, no? —yo asentí— ¿has leído Harry Potter?

— Efectivamente.

— Hmm, ¿maze runner?

— También.

— ¿Crepúsculo?

— Si.

— ¿Percy Jackson?

— Si.

— ¿Toditos o solo los primeros?

— Todos.

— ¿Eleanor & Park? ¿Bajo la misma estrella? ¿Ciudades de papel? ¿El señor de los anillos? ¿50 sombras de Gray?

— Si, si, si, aún no, y no.

— Y ya no me acuerdo de más, pero has leído más de lo que yo he leído en mi vida, ¿cómo es que le hiciste para sacar buenas calificaciones, tener vida social y leer todo eso?

— Te diré la respuesta, cuando era niña mi madre tenía un espacio en la casa bastante grande para poner libros que ella se compraba o le regalaban y como era muy romántica mi padre le regalaba de ese tipo de libros y yo comencé a leer libros hasta que llegué a la universidad y dejé un poco de lado eso.

— Vaya, espero yo también tener tiempo de leer en estos tiempos.

— Veras que si —tomé una papa a la francesa de mi plato y me la comí.

— Bueno, vamos a regresar porque se nos acaba el tiempo.

Los dos nos levantamos de la mesa con las cosas y después de tirar la basura regresamos al edificio.

littlewadsworth

𝐒𝐨𝐮𝐥𝐦𝐚𝐭𝐞 benjamin wadsworthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora