07. Una pequeña cena

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Louis me había mandado su ubicación y gracias a ello llegué a unos departamentos bastante modernos, me dieron acceso los de seguridad y bajé del auto, subí las escaleras hasta el piso diez y toqué la puerta en el número ciento nueve. Una vez abierta la puerta el olor a pasta inundó mis fosas nasales y sonreí al respecto.

— Que linda te ves —dijo Louis soltando la manija de la puerta.

— Y que linda tu casa —contesté con una sonrisa, me acerqué y tomando su cara con ambas manos dejé un beso en la comisura de sus labios ya que el tenía las manos ocupadas con cosas en ellas.

— Gracias, adelante —se hizo a un lado y yo entré.

Cerró la puerta con el pie y regresó a la cocina; para ser un departamento era bastante grande, la cocina tenía una barra de mármol con unas luces muy bonitas colgando, más adelante el piso de madera de volvía alfombra del lado de la sala de estar y habían tres sofás grises bastante suaves, atrás de la sala había un comedor con una mesa de mármol también con sillas de un color que combina con la plata de colores que lleva su casa, a un lado de la entrada principal había una pequeña cantina en la esquina con una mesa de billar en el centro y la pared de ese lado era de cristal con un balcón que daba vista a montañas con casas en ellas y palmeras. Entre el comedor y la sala había un pasillo más a fondo con algunas puertas de color chocolate y todas cerradas.

— Te diré que me gustó mucho tu casa —dije después de observar todo.

— Gracias cariño, mucho fue ayuda de los papás de Benjamín para ayudarnos con los colores aunque se que ninguno de los dos puede notarlo —rió por lo bajo sin dejar de moverse de un lado a otro de la cocina.

Si... ninguno puede ver los colores.

— ¿Quieres que te ayude en algo? —pregunté acercándome un poco más a la cocina.

— No, solo es cosa de esperar a que esa lasagna salga del horno, ¿quieres que te de un tour por lo mientras?

— Está bien.

Louis se quitó un guante de cocina que tenía en su mano y después de lavarse las manos empezó a caminar por el pasillo conmigo detrás, en una puerta había un baño completo, en otro era un pequeño cuarto de lavado con algunas cosas de bodega, una puerta era de la habitación de Benjamín pero quedamos que no la abriríamos por respeto a su privacidad así que fuimos directo a la de Louis. Era un espacio grande, en el centro tenía una cama matrimonial con luces led escondidas en el techo, una pantalla plasmada a la pared frente a la cama, de un lado un closet estancado en la pared y del otro lado una gran ventana y un escritorio con su computadora.

— Que bonito —comenté tomando asiento en la orilla de su cama observando todo a mi alrededor.

Louis se sentó a mi lado observando todo hasta que mi mirada se cruzó con la suya.

— Y cuéntame, ¿cómo te fue en tu primer día?

— Estuvo muy bien, recién hoy nos dieron nuestros espacios donde trabajaremos y apenas nos dejaron nuestro primer trabajo y estuvo muy entretenido hacerlo.

— Me gusta escuchar eso, espero y todos los días tengas ese mismo ánimo y que te vaya así de bien o hasta mejor.

— Gracias, ¿y a ti qué tal te fue? —me acerqué un poquito más a él tomando su mano.

— Bien dentro de lo que cabe, mi papá me habló esta mañana que quiere que vaya a visitarlos un día de estos disque para hablar sin involucrar nada de trabajo pero yo sé que no es así.

— ¿E irás?

— No lo sé, por una parte siento que les debo mucho pero tampoco dejaré que me obliguen a hacer algo que no quiero.

— Y por eso mismo no dejarás que ellos te controlen, les dirás la verdad y de alguna manera u otra tendrán que aceptar que eso no es lo que tú quieres.

— Está bien, le contestaré el mensaje a ver qué día quedamos.

— Eso me parece bien, estaré al pendiente por si me llegas a necesitar — me acerqué más a él y besé su frente.

— Te quiero tanto —levantó la cabeza quedando a pocos centímetros.

— Y yo a ti Lou, siempre estaré para ti en todo lo que necesites.

El sonrió tiernamente y bajó la mirada a mis labios que no tardó en unirlos en un beso tierno, sus manos dieron con mi cintura y las mías en su pecho, conforme pasaban los segundos comenzó a subir la intensidad, me recostó sobre la cama quedando encima sin aplastarme y sin dejar de besarnos, acaricié su pecho hasta llegar a los botones de su camisa y comencé a desabrocharlos.

El comenzó a desabrochar poco a poco mi camisa hasta que se escuchó una puerta y por miedo empujé a Louis haciendo que cayera al suelo.

— Ay lo siento tanto, pensé que estabas tú solo en casa —interrumpió Benjamín.

— Perdón que hayas tenido que ver eso —dije un poco avergonzada incorporándome en la cama.

Estaba a punto de tener relaciones frente a mi alma gemela, que irónico.

— No es su culpa, es su relación y si quieres hacerlo están en todo su derecho, yo me iré —salió de la habitación cerrando la puerta y Louis se levantó del suelo riendo.

— Que vergüenza —dije más para mi misma mientras me arreglaba la ropa y el cabello.

— Es Benjamín, el no pensará nada malo de ti ni de nosotros así que no tienes de que preocuparte —dijo mientras se abrochaba su camisa.

— ¿Qué tal que llega un rato después y me ve semidesnuda?

— Uso un obliviate —lo miré arqueando una ceja y el rió— bueno no es posible eso pero tienes un punto, a la próxima prometo poner seguro.

Reí negando con la cabeza y me levanté de la cama.

— Creo que esa cena ya está lista, ¿vamos?

— Vamos —besé su mejilla y ambos salimos de su habitación.

— ¡Ben! ¿Quieres cenar con nosotros? —preguntó tocando la puerta de su habitación.

— Si, ya salgo —respondió del otro lado de la puerta.

Llegamos a la cocina y en lo que Louis sacaba la lasagna del horno yo puse en la mesa vasos, cubiertos y todo lo que se necesitaba.

— Listo, ¿les ayudo en algo? —preguntó Benjamín acercándose a la mesa.

— Está listo —contestó Louis— ya pueden sentarse.

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𝐒𝐨𝐮𝐥𝐦𝐚𝐭𝐞 benjamin wadsworthHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin