Reencarne en... ¿¡Un PC Gamer!?

Capítulo 4: El caballero cobarde

El imperio Isakei, una próspera tierra con un gran poder militar, alrededor del mundo no hay otros imperios capaces de desafiarlo, más bien, es venerado como la tierra donde han nacido decenas de héroes.

¿Que es un héroe? No es alguien que fue invocado de otro mundo, tampoco alguien que reencarno y mantuvo sus recuerdos, un héroe es una persona de justicia que se opone a las fuerzas malignas y demuestra ser digno del título, estás personas son reconocidas por los Dioses y se les obsequian grandes poderes, que aparezca uno es un suceso increíblemente raro, pero este reino ha tenido cerca de 50 y contando.

Pero no sé convirtió en un imperio solo por estos héroes, sus avances en tecnomagia y alquimia científica han hecho gran parte del trabajo, su posición geográfica también, tiene muchas costas y todas conectan con los mares primordiales.

Y finalmente... Acepta a todas las razas, ya sean Semibestias, Dragonianos, Elfos, Elfos Oscuros, Enanos, Humanos, Marinos, Orcos y algunas más. Nadie es rechazado y todos tienen el derecho de acceder al trono o algún puesto importante. Aunque algunos reinos antiguos están en desacuerdo con esto, no pueden hacer nada.

Pero bueno, vamos a lo principal.

Cerca de la capital de Isakei, en lo profundo de una gran red de cavernas subterráneas...

—¡Atención, novatos!— Se encuentra un capitán gritándole a un grupo de caballeros recién ingresados. —Como parte de su entrenamiento, haremos una excursión al antiguo calabozo Morot, una estructura que perteneció a los arcanos que en un pasado habitaron la tierra. Supongo que hicieron sus investigaciones, así que me ahorro entrar en detalles—

Este grupo está conformado por 25 caballeros sin contar al capitán, todos tienen expresiones tensas y ligeramente nerviosas. Llevan equipo hecho de un metal ligero y espadas de acero, junto a cascos con gemas azules opacas incrustadas.

—Ahora bien, antes de entrar les explicaré algo muy importante, la gema en sus cascos transmitirá imagen y sonido a las instalaciones de la capital, si alguno termina en problemas o se separa del grupo quédese en su lugar, me informarán de su ubicación e iré a buscarlos, ¿¡Entendido!?— Grita el capitán.

—¡Si señor!— Responden los caballeros con expresiones ligeramente pálidas.

Al terminar de hablar, el capitán se gira y posa su mirada en la gigantesca e imponente puerta, esta es la entrada al calabozo, es indestructible pero fácil de abrir sin forzar. La empuja sin prisa y esta se comienza a abrir lentamente hasta revelar su interior, un pasillo con gemas brillantes en las paredes.

—¡Vamos!— El capitán se gira de nuevo hacia el grupo.

—¡Si!— Ellos responden y comienzan a marchar hacia la puerta.

Para ser un grupo de 25 personas se mueven de forma bastante ordenada, en poco tiempo pasan por la puerta y caminan por el pasillo con el capitán liderando al frente, el parece bastante tranquilo, lo contrario a los caballeros, quienes tienen expresiones de miedo.

—Pueden estar tranquilos, no aparecerán monstruos hasta que vayamos más adelante— El capitán trata de calmarlos, los cual resulta efectivo. —Recuerden, nunca pierdan los estribos, sin importar la situación, un caballero debe mantener la compostura y pensar bien las cosas—

Después de continuar caminando por el pasillo cerca de 10 minutos por fin llegan a un espacio más amplio, con las mismas piedras luminosas de antes pero un ambiente más lujubre y escalofriante.

—Preparen sus espadas— Dice el capitán mientras toma la empuñadura de su espada, los otros caballeros hacen los mismo, sus posturas son pobres. El capitán ve esto y comienza a reír. —Jajaja, creo que les hacen falta más clases de esgrima—