32-West

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¿Celebración?

Pequeña venganza y un desquite mientras somos novios sin ser nada





El Duende se ha vuelto muy popular.

No postea demasiado. No lo necesita. Sus dardos caen certeros sobre sus víctimas que se colocan en el centro del huracán del cotillero escolar. Italo con cada revelación se vuelve un show digital y DUDO dispara su popularidad en ranking, seguidores y likes. Además, la persona detrás del perfil verde ha comenzado a dejar notas en tarjetas dentro de cajas de zapatos recién comprados. No todas las notas son amenazas y por ello cada día Italo amanece curioso por saber a quién le han dejado la caja frente a su puerta del dormitorio. El miedo los invade, pues si bien hay muchos sin secretos, éstos los tienen sus padres, familiares, consorcios, y si se descubren, igualmente se destaparía una olla de grillos capaz de hacernos crujir los dientes. Por mi parte debería estudiar como T-Chi lo hace a su preferencia en la biblioteca pero no: ahora mismo curioseo en el perfil verde y en otros que postean fotos de las notas que reciben.

Aunque de pronto llaman a la puerta y olvido mis prioridades para atender a Amber.

— ¡Ja! –exclamo– ¿Qué necesitas?

— Hablar. Pero por favor ¿Dónde quedan tus modales? Mínimo invítame a pasar.

Suspiro incómoda y fuerte antes de alejar mi mano del marco. AlWest nota la presencia no conocida de Amber, así que voy hasta su jaula para calmarla. Después quedo en mi sitio, frente de la becaria, recostándome al mueble de mis mascotas.

— Ni de remota idea me pasa por la mente qué tendríamos que hablar pero tú dirás.

— Es tan fácil como tan corto: deja de acercarte a Anlugi.

Doy una mueca en silencio sin comprender. Sé que a ella André Luciano Giancarlo, el Duque, su amigo, le encanta. No obstante, está totalmente fuera de lugar venir a demandarme algo que en no tiene por qué requerir ni yo por qué cumplir.

— ¿Y eso como por qué? –tonteo.

— Vi como bailaron en la facultad, sé que lo buscas porque él me cuenta y precisamente por eso sé que no lo quieres como yo y solo te estás aprovechando de lo que él siente por ti.

«Auch»

Al santiamén recompongo el rostro.

— Eso no es así

— No puede estar más claro –me rebate–. Al que quieres es a Calen Sanders, como no puedes tenerlo, usas a Anlugi y no te lo voy a permitir por más tiempo –sentencia cruzándose de brazos.

— ¿Qué? ¿Me amenazas? –rio– Porque ¿sabes? Me gustaría ver qué es lo mínimo que alguien como tú puede hacer contra alguien como yo.

«Auch para ella »

— Además –punteo mis índices hacia abajo; meñiques arriba–, ¿sabes cuál es la triste realidad que no puedes cambiar, Amber? Que "tú Anlugi" me busca a mí. Porque a él le gusto yo –enfatizo.

— Pues, como sea, tú busca la manera de alejarlo o si no

— ¿Si no qué? Desubicada –alego despectiva.

— te arrepentirás.

— ¿Sí? –rio tomándola por burla.

— Sí, West. Ya he dicho lo necesario pero

Cuando se va a retirar, ella vuelve sobre sus pasos. Mientras yo como espectadora que no espero ni por asomo lo que ella hará, veo mi pecera estallarse contra el suelo, volviéndose añicos entre el agua sobre la que mis peses se retuercen junto a las decoraciones y las plantas.

Sociedad Italina (Completa) ✓©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora