━━ 16. express himself

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      —¿Qué? —devolvió sobada. Se había pasado con la dosis.

      —¿En toda tu vida cuántos cazadores conociste? —repitió con poca paciencia.

      —John Winchester y sus hijos, Bobby Singer, James Lambert y Osam y Siete Hopkins —recordó entrecerrando los ojos. La luz estaba muy fuerte y le causaba nauseas—. ¿Tiene algo que ver con lo que dije?

      —No —refutó casi de inmediato—. ¿Conoces a un Lennard Ferrer?

      —Nunca escuché ese nombre. ¿Por qué? ¿Me vas a dar un sermón sobre los cazadores? Lo llevo esperando todo el día. ¿Cuándo me vas hablar o en un rato me enviarás el mensaje de la cena? ¿Solo hablaremos por mensaje?

      Dean la ignoró bebiendo un poco más volcándose otra vez en las páginas del diario de John Winchester. ¡Que hombre! Debieron haberle puesto las veinticuatro horas del día Express Yourself.

      —Hey hey hey hey... —canturreó—. So if you want it right now, make him show you how. Express what he's got, oh, baby, ready or not. Express yourself. Que gran canción, es la maldita reina del pop. ¿Cuál es tu canción favorita de Madonna?

      —Like a Virgin. —Lilith partió en carcajadas y también lo hizo Dean de una forma más moderada que ella, pero su risa había sonado en la habitación—. ¿Qué? ¿No me puede gustar?

      —Todo lo contrario, es perfecta para ti. 

      —Solo hablaré con la Lilith sobria —dijo bebiendo de la botella de Whiskey. Lilith resopló cansada, con pereza de levantarse de la cama en la que estaba muy a gusto. Terminó sentándose a medias, sosteniéndose de los codos para enfrentar al cazador.

      —No puedes hablar con ella.

      —¿Por qué no?

      Porque dolía lo que su mente la hacía atravesar. Los pensamientos la golpeaban, la desgarraban con filosas cuchillas penetrando su piel hasta los huesos, podía sentir el calor de las llamas y la perversión del ángel después de matarla. No podía soportar la imagen de su muerte entre sus brazos y el remordimiento de no ser capaz de evitarlo. Lilith sabía lo que estaba travesando gracias a las drogas, los alucinógenos en especial, que había consumido en un estado de gravedad emocional y resultaron en un viaje analítico para la revelación de sus intenciones al reencontrarse con su madre, incluso, de lo que significaba el apocalipsis. La percepción de si misma, como si estuviera leyendo una historia, llegaba para mostrarle el lado más oscuro de su personalidad, lo que tenía miedo de hablar en alto o si quiera pensarlo. El filtro impuesto por la sociedad y la propia educación recibida desaparecía entre las garras del ácido. Le gustaba la sensación de la heroína, calmaba su ansiedad; Le gustaba la cocaína cuando tenía que estudiar. Solía moderarla a su antojo para dar una actuación acorde a su alrededor.

      —Si tengo que sufrir la sobriedad, tú me vas a responder una pregunta. ¿Tenemos un trato?

      No era estúpido, sabía el tipo de pregunta que haría y no era de su agrado indagar en los sentimientos más profundos y tortuosos. Lilith sonrió como una villana de telenovela lo haría cuando admiró el disgusto estampado en un barrido de ojos y otro trago de Whiskey, ya casi acababa la botella. ¡La audacia para querer hablar con la Lilith sobria!

      —Bien —aceptó luego de un rato divagando—. Cúrate —Dean clavó sus esmeraldas ojos en ella ordenando ver sus pupilas normales. Tenía el presentimiento que acabarían con ella en cuanto la droga se fuera. Dean podía ser intimidante con lo fácil que sus palabras podían doler, tanto como un golpe.

LIKE A PRAYER│DEAN WINCHESTERWhere stories live. Discover now