Agarro el primer bonche, por más que los veo no entiendo qué lograban con robarlos. Son sólo árboles genealógicos y ni siquiera están completos, el mío sólo marca toda mi línea materna ignorando a los hermanos, algunos incluso no habitaron Kirigakure.

Me pregunto como obtuvo información de mi familia el maestro Jiraiya, invoco un pajarito de madera y lo mando a Amegakure. Tengo entendido que sus registros fueron destruidos en la guerra pero nunca está demás prevenir a Nagato, alguien está detrás de nosotros.

Dejo de lado los registros y me concentro en los pergaminos del fondo. Conmemoraciones, medallas, títulos, son sólo documentos que avalan el aporte del Clan a la Aldea.

Me encuentro con uno que me reconoce como legítima dueña de una casa a los límites de la capital, debe ser enorme si los datos marcados en el papel son correctos. Debió pertenecer a Anju, mi abuela, si tan sólo Obito no se hubiera interpuesto tal vez yo habría crecido ahí.

Tocan la puerta principal y es cuando salgo de mi concentración, siento su chakra incluso antes de verlo. Voy corriendo a abrirle y a regañarlo.

— Neji Hyuga se supone que estarías con nuestra hija en Sunagakure.

— He venido porque alguien intentó llevarse los registros del Clan Uzumaki.

— ¿Cómo lo supiste?

Quedo estupefacta ante él, sé que es un genio pero adivino no está entre sus cualidades. Pasa y cierra frunciendo el ceño.

— ¿Cómo que cómo lo supe? ¿Tu ya lo sabías?

— Estoy terriblemente confundida...

Me siento en el suelo, Neji logra encontrar un lugar entre tanto papel que dejé regado.

— Un momento... ¿También intentaron llevarse los de Kirigakure?

Toma las escrituras de la casa, levanta las cejas sorprendido por el tamaño de la propiedad.

— Bueno, al menos ahora cada vez que vengamos de visista tendremos una casa.

— Para una propiedad de ése tamaño el término "casa" se considera ofensivo.

— Tu familia fue bastante adinerada para poder adquirir semejante terreno.

— Supongo... Un momento nos estamos desviando, déjame ver si te entendí ¿Trataron de llevarse los registros que se encontraban en Konoha?

— Sí, sucedió hace algunos días. El cofre tenía un sello muy extraño que mandó a volar todo a su alrededor, matando a quienes intentaron llevárselo.

— Maldita sea, esto no me gusta nada...

Cenamos juntos aunque ninguno de los dos comió demasiado, Neji me ayuda regresando todos los documentos y al cerrar el baúl voltea a verme con una sonrisa.

— Podríamos ir a ver la casa.

— Por si no lo sabes es medianoche.

En ése preciso momento escuchamos el inodoro del vecino de arriba y el ruido de sus arcadas.

— ¿Cuando nos vamos?

                               💧

Ambos nos quedamos en el portón metálico que rodea la propiedad. Lo cruzamos acompañado del crujido que hace la puerta, Neji carga el baúl pues ambos acordamos en no separarnos de él.

Caminamos por un sendero  adoquinado hasta la casa principal. El jardín es enorme y más al fondo se encuentra una especie de cabaña, seguramente para el servicio o para invitados en su defecto.

El final del caminoWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu