Mi "vida" y mi "vida" comenzaba hoy. Tenía que ir a la Universidad de Chicago. Dónde iba esos niños mimados y ricos. Menos mal que no iba a ir sola. Iba a ir con Nathan. Menos mal también qué aprobamos y entramos por suerte. Yo seré una pobre abogaducha. Y él sera un magnífico doctor. Si, era lo que "queríamos" estudiar. Me estire tumbada en la cama aún demasiado temprano. Giré mi cabeza para mirar la hora en el pequeño reloj que tenía. Eran las seis de la mañana. Lave mis dientes. Me puse una bonita camiseta básica negra. Peinaba mi pelo. Me ponía unos bonitos vaqueros pegados. Peinaba mi pelo. Me puse unas Vans de imitación. Peinaba mi pelo. No sé por que lo peinaba tanto si ya era liso del todo. Bajé corriendo a las escaleras para hacer el desayuno a mi madre, y a mi. Por desgracia mi madre no podía hacerlo por que.. Era paralítica. Pero a mi eso no me importaba. Por mi madre hacía lo que sea. A veces estaba enfadada con la vida, o en todo caso con Dios. No es que sea fanática de la religión pero creo en él por mi madre. Ahora mi madre no me vería en todo el día hasta la hora de regresar a casa. Y más en su estado. Cuando termine de hacer el desayuno. Se lo subí como todas las mañanas. Estaba en su cama tumbada aun dormida. Dejé la bandeja en la mesita de noche. Tocaba su rostro. Parecía como si no quisiera vivir a si. Eso apenaba mi corazón. Se empezaba a despertar con una gran sonrisa por supuesto. Me incliné la bandeja sonriendo poniéndola en la cama.
-Cariño, no es necesario, deberías preparar tus cosas.-Susurraba mi madre, intentando sentarse.-
-Ya estoy lista madre.-La ayudaba sentándose en la cama mirándola.- Desayuna.-
-Voy, voy.-Decía riéndose, se quedó mirándome con su sonrisa.- Levantate hija, quiero verte.-
-Hm.-Me levanté sonriendo de lado, mostrándome.-
-Estas guapísima cariño, deslumbrante.-
-Mamá por favor, no exageres.-Negaba sonriendo de lado.-
-No es mi culpa que mi hija sea preciosa.-Dijo en tono gracioso alzando su ceja, sonriendo.-
-Mamá.-Negué sentándome de nuevo, cogía el café que le preparé dándoselo en sus manos.- Ahora te dejaré el teléfono y el folleto de alguna comida rápida para que llames y almuerces, se me olvidó hacerte la comida.- -No te preocupes.-Negaba dando un sorbo a su café.- Estaré bien.-
-Hm..-Miraba al suelo, echando un suspiro.- Pienso que debería dejar mis estudios, no ir a la Universidad, y trabajar de camarera o limpiadora.- -Cariño no, lo niego.-Dejo el vaso de golpe en la bandeja.- No quiero qué dejes tus estudios por mi, tienes un futuro brillante.- -Lo sé Mamá, pero no puedo dejarte sola tantas horas, piensalo.-Movía mi pie mirando al suelo.-
-Llamaré a una mujer que me cuide, o una vecina, no tengas problemas por mi.- -Yo soy tu hija.-Subí la mirada ella.- Soy tu hija y tengo que cuidarte.-
-Y yo tu madre y tienes que obedecerme.-Decía poniendo una mano en mi cara, la acariciaba.- No arruines tu futuro por mí, yo voy a estar bien.- Estaba Nathan tocando el claxon de su coche para que bajará. Mi madre sonrió ampliamente. No quería dejarla sola, no quería.
-Venga tu amigo Nathan te espera, no le hagas esperar más.-Ordenaba señalando con sus ojos la puerta.-
-Esta bien, vendré pronto.-Asentí fruciendo el ceño.- -Que tengas un buen día mi vida.-
JE LEEST
El precio de la vida.
TienerfictieCharlotte Jenkins tan solo tiene 18 años. Entra en la universidad de América más cara y famosa junto a su mejor amigo Nathan. Pero no por que sean ricos, si no por su buenas notas. Es por eso que la reputación de ambos cambiarán. Aunque ella sigue p...
