En el olvido.

Capítulo 10; Oh, ¿libertad?

-Por primera vez en mucho tiempo he doblado mi ropa.- Respondió entre carcajadas. Sacudí la cabeza de lado a lado riendo y le miré, enfriando un poco mi rostro.

-¿T-te importaría si - Suspiré, poniéndome en pie.- voy a ver a los chicos? Quiero despedirme de ellos..- Le miré con cierto temor a su respuesta. Llevaba tiempo sin verles, ¿y si ya no les caía bien? ¿y si me odiaba por haberles ''apartado''? Quizás le habían dicho que conmigo no se irían a ninguna parte, o algo por el estilo.

-¿Por qué me importaría?.- La expresión de Sid se llenó de confusión.- Tenía pensado decírtelo tarde o temprano, así que aprovecha y ve ahora que Rick ya estará de guardia. Aunque..- Añadió, quedándose en silencio durante unos segundos.- Nada, nada.. Ve con cuidado.- Suspiró. Asentí con la cabeza tras dedicarle una pequeña sonrisa y caminé hacia la puerta, abriéndola. Miré hacia ambos lados del pasillo y observé a Rick hablando con otro enfermero.- ¿Te importa que me vaya a mi habitación? Voy a echarme el ultimo peta como despedida.- Soltó una pequeña carcajada y me dio una pequeña caricia en la cintura, yendo hacia su habitación tras haberle respondido positivamente.

Por lo que me había comentado Sid, la directora, la psicóloga y los enfermeros habían llegado al acuerdo de que los pacientes podrían pasar tiempo con los otros, pero como mucho media hora. Respiré hondo, me armé de valor y comencé a caminar hacia el final del pasillo donde se encontraban el castaño y el otro enfermero que no logré reconocer. Pensando en las diversas broncas y castigos que me iban a caer, probablemente, por parte del desconocido, comencé a temblar.

Por los nervios.

O por la ansiedad.

O por el miedo.

-R-ri- Rick sacudió la cabeza. No debían llamarnos por nuestro nombre, siempre por nuestro apellido.- Smoak, ¿qué ocurre? ¿Estás bien?.- Preguntó, mirándome con cierta preocupación. El desconocido me miró y se cruzó de brazos, alzando una de sus cejas.

-Hmm.. ¿Podría hablar contigo?.- Pregunté, intentando superar el nudo que se había formado en mi garganta.

-Johnson, ya me encargo yo por hoy, puedes irte.- Habló el castaño tras voltearse hacia el otro chico. Este, sin parecer muy convencido, asintió con la cabeza y se fue. Una vez estaba lo suficientemente lejos como para no oírnos, Rick rodeó mi cuello con su brazo gentilmente y me hizo comenzar a caminar con él por el pasillo.- Cuéntame, ¿ocurre algo?.- Preguntó de nuevo. Negué con la cabeza y le dediqué una pequeña sonrisa.

-Quería pedirte permiso para ir a ver a Joanna, Coral y Kash.- Respondí, caminando a su lado bajo su brazo, mirando hacia el suelo. Rick suspiró.

-Verás.. Kash..- Su voz sonaba nerviosa y preocupada. Tras tomar un poco de aire, se animó a continuar hablando.- Lo han trasladado a un psiquiátrico de más seguridad. Las voces de su cabeza cada vez eran más agresivas y le hacían hacer cosas más extrañas.- Añadió. Completamente helado, me detuve, mirándole casi incrédulo.

-Tienes que estar de coña..- Respondí, llevándome las manos a la cabeza.- Pero..- Antes de poder decir algo más, Rick continuó.

-¿Alguna vez te habló de la presencia? Era él.- Sorprendido, me quedé completamente en silencio. Quizás por eso estaba tan nervioso cuando me lo contó y no por la droga.

-Nunca supe que estuviera tan mal..- Suspiré.- ¿Y Joanna y Coral? ¿Están bien?.- Pregunté, temiendo su respuesta. Quizás ellas tampoco querían escaparse por algo en concreto.

-¡Sí!.- Exclamó satisfecho.- Mejor que nunca, o al menos eso creo. Hace un rato se metieron en la habitación de Coral para leer un libro que cogieron en la biblioteca, así que aprovecha y ve a verlas.- Añadió, dándome una pequeña palmada en la espalda mientras me acompañaba hasta la puerta de la habitación de la castaña. Llamé a la puerta y la abrí, encontrándome con ambas sentadas boca abajo en la cama con un libro entre las manos, mirando sorprendidas hacia la puerta. Cuando se percataron de que era yo soltaron el libro y, gritando mi nombre, corrieron a abrazarme con fuerza. Tanta, que con mi poca fuerza casi me parten en dos.