QUINCE

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Athos miraba la carpeta que le había entregado Luca sin poder creer lo que rezaba. Se había quedado completamente paralizado en el sitio. Luca observaba a su Capo como quien observa a una fiera a punto de atacarte. La reacción se hacía esperar y, no era para menos. Un milagro había sucedido, Luca no era capaz de explicar cómo había sobrevivido el feto en el cuerpo de Elaia tras el duro secuestro. Ella había presentado síntomas de deshidratación y desnutrición. Era casi imposible que el embarazo continuase, pero Elaia era fuerte, y su bebé se había aferrado a ella con todo lo que tenía. Luca estaba tan sorprendido como Athos. De hecho, Luca tuvo que consultar a Olivia con una llamada al revisar los análisis.

— Elaia tendrá una cita con Olivia al llegar, nos espera en el penthouse— añadió Luca al ver que su amigo no reaccionaba.

— ¿Estás seguro de que es lo mejor que has podido conseguir?— dijo Athos sacando un cigarrillo de su chaqueta y colocándolo entre sus labios.

— Olivia es la mejor de su promoción en Oxford, es la mejor obstetra del Reino Unido y me atrevería a jurar que es la mejor del mundo. Y es de las mejores amigas de tu esposa, ¿quién la va a tratar mejor que ella?— objetó Luca dándole el encendedor a Athos, que no conseguía encender el suyo.

Athos inhaló dos largas caladas de su cigarro antes de contestar.

— Así que voy a ser padre, ¿quién lo diría?— dijo tras un segundo de silencio.

— ¿Vas a ser tres veces más posesivo que ahora?

— Más bien trescientas veces, no vuelven a tocarle un pelo a mi esposa. Y mucho menos siendo que está embarazada. ¿Crees que tendría que contratar algún loquero?

— ¿Un psicólogo?— preguntó Luca.

— Si, ¿crees que lo va a necesitar?

Luca observó a Athos como si le hubiese salido una segunda cabeza. Athos apagó el cigarrillo en el cenicero, frustrándose a cada segundo que su amigo lo miraba en silencio.

— ¿Lo dices en serio?

— Joder, Luca, deja de mirarme como si me hubiese puesto verde, ¿lo va a necesitar o no?

— ¿Desde cuando te importa la salud mental de alguien?

— Desde que mi esposa ha pasado una puta semana secuestrada por mi hermano y resulta que ha estado embarazada durante todo el proceso. ¿Va a necesitar un psicólogo o no?

— Sí, sería una buena idea, es posible que haya trauma.

— Bien, busca a alguien de confianza. Y por el amor de dios, que sea una mujer— dijo Athos encaminándose a la habitación donde Elaia dormía— Luca, yo le diré lo del embarazo y gracias.

— Además de mi capo, eres mi hermano, Athos. Estamos juntos en todo, menos en la cama con tu esposa, claramente.

Athos esbozó una sonrisa sincera, Luca sabía cómo conseguir que se relajase.

Se tumbó junto a Elaia, incapaz de dormir con la idea de que iba a ser padre. Inconscientemente, llevó sus manos al abdomen de Elaia, una ligera inflamación fue lo que encontró, siendo más real lo que estaba pasando. Él había jurado entregar su vida a la mafia pero, justo en ese instante, se dio cuenta de que la pelirroja había dado un giro de ciento ochenta grados a su vida. Athos se dio cuenta de que, en esa cama estaba todo su mundo. Por lo único por lo que valdría la pena arriesgarlo todo. Ellos eran todo para él, lo serían siempre.

Elaia despertó en su cómoda cama en el penthouse, el olor de Athos la rodeaba, reconfortándola. Frotó sus ojos varias veces, tratando de enfocar su vista. Se encontró con el fuerte pecho de Athos en su rostro, el aroma mentolado inundaba sus fosas nasales. Volvió a parpadear. Flashes del día anterior reproduciéndose en su cabeza a toda velocidad. Las palabras de Athos hicieron que su corazón se saltase un latido.

Imperio en Llamas +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora