TRES

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Cuando Elaia despertó al día siguiente, estaba sola en la cama. Pero no en la habitación, una suave brisa de verano llegó a su rostro. Athos se encontraba ahí, inclinado sobre la ventana y fumando un cigarrillo. Elaia se mantuvo en la cama, con los ojos entrecerrados, fingiendo dormir. ¿Haría algo él? ¿Por qué estaba despierto a las nueve de la mañana? Treinta largos minutos en los que Athos no hizo ni un solo movimiento más allá de fumar apoyado en la ventana. Elaia se cansó de estar tumbada en la misma posición mirandole, por lo que se estiró como un gatito y se levantó de la cama.

— ¿Ya te has cansado de mirarme fingiendo que duermes?— dijo él cerrando la ventana.

Elaia pasó de largo, dirigiéndose al baño. Tomó una de las toallas blancas y se encaminó a la ducha de hidromasaje. El agua caliente incluso en invierno era un modo de vida, y era el de Elaia. No concebía las duchas frías ni siquiera para bajar una calentura. Se entretuvo bajo la ducha, evitando el momento en el que tuviese que salir ahí para dirigirse a su nueva casa en Piccadilly. Desde el ventanal del baño veía la que fue su casa durante sus veintitrés años de vida. Tan cerca de casa y a la vez tan lejos. Al menos la consolaba saber que en un par de horas podría estar en casa de su padre si le entraba una crisis de morriña. Salió del baño, una hora después, con el cabello recogido en una trenza que le llegaba a la cintura y envuelta en la toalla ya que ni siquiera se había molestado en llevarse la ropa al cuarto de baño. Athos ya estaba vestido, con una camisa negra ajustada y remangada hasta los codos, y unos pantalones vaqueros ajustados que le daban un aire despreocupado. Sin embargo, Elaia no obvió el arma que llevaba en la parte baja de su espalda.

— ¿Ni siquiera en casa vas a dejar de llevar esos trastos encima?— espetó Elaia, soltando la toalla que cayó a sus pies.

Se dispuso a buscar algo que se le hiciese cómodo entre lo que Cat había metido en su bolso de viaje. Todo era ropa demasiado provocadora y Elaia solo buscaba algo cómodo y no tres tallas menos. No es que Elaia fuese vestida como un saco de patatas, pero precisamente no le parecía conveniente ir al velatorio de su suegro con un vestido rojo corto y con la espalda descubierta.

— ¿Tú crees que no se necesitan? ¿O se lo contamos a mi padre?— respondió Athos dándole un repaso completo con la mirada.

— Mejor llama a tu hermana, la descerebrada de mi mejor amiga no empacó ni una sola prenda acorde. No pienso presentarme con nada de esto con la herida tan reciente de familia.

— Ponte el estúpido vestido de la recepción.

— No es adecuado. ¿Acaso no tienes ni idea de las normas de etiqueta? — Elaia rodó los ojos. Tantos años entre la aristocracia y no tenía ni idea de que no podía asistir así a presentarle sus respetos a la familia. Por muy mafiosos que fuesen, la educación de Elaia estaba por encima de todos sus ritos mafiosos.

Athos sacó su teléfono móvil y, cinco minutos después, Lu entraba en la habitación. Estaba ojerosa, con el rostro pálido y los ojos hinchados de tanto llorar. Aun así la belleza de la familia no se podía pasar por alto. Sonrió como pudo a su cuñada y besó la mejilla de su hermano quien, contra todo pronóstico y para sorpresa de Elaia, la abrazó con fuerza. Anda si parece que tiene corazón la bestia, pensó Elaia.

— ¿Qué ocurre? ¿Cómo amaneció la hermosa novia?— dijo Lu abrazando también a Elaia, que no puso impedimento a esa muestra de cariño.

— Ya conocerás más a Cat, pero es una descerebrada inútil y no puedo presentarme en el velatorio de tu padre con nada de esto. ¿Podrías prestarme algo, por favor?

Lu observó la ropa de Elaia esparcida por encima de la cama. Elaia era consciente de que Lu era al menos una cabeza más alta que ella, pero no tenía más opciones. Cat había empacado faldas cortas, vestidos veraniegos, todo de colores vivos y despampanantes escotes. Nada decente para algo así. Si al menos hubiese metido el vestido color crema que Elaia había comprado en Gucci la semana pasada...todo sería distinto. Pero Cat tenía que ser Cat y nada iba a cambiar eso.

Imperio en Llamas +18Where stories live. Discover now