X. Morax (parte 1)

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Pese a que Ganyu había arrojado su lanza de regreso a sus manos a la hora de la verdad ninguno de sus adeptus había dejado que Zhongli moviera un solo dedo contra el gigantesco arácnido. Antes de que pudiera ponerse si quiera en posición de ataque el monstruo fue completamente congelado, pulverizado y descuartizado en ocho gigantescos bloques de hielo. Lumine fue quien, finalmente, arrojó los restos de la monstruosa criatura por el agujero del que había salido. Debido a la brevedad del encuentro el antiguo arconte sólo suspiró y procedió a quitarse de encima los restos de la telaraña que aún estaban en su cuerpo.

Fue un proceso metódico y pegajoso.

Al menos sirvió para aplacar su disgusto.

¿Tanto alboroto por una bestia tan sumamente débil? Zhongli no lo diría en voz alta pero se sentía francamente decepcionado. Durante gran parte de su vida había sido un guerrero después de todo y aunque no estaba en su mejor momento pensó que quizá una pelea decente habría sido buena para su organismo y su sombrío humor.

Zhongli no era consciente en ese momento de que esa queja interna volvería más tarde para morderle el trasero.

Después de asegurarse de que no había más monstruos gigantescos al acecho y de que ninguno de ellos corría un peligro inminente (o estaba herido) los cinco pudieron relajarse o más bien Ganyu se dejó caer en el suelo antes de emitir un muy largo suspiro, Zhongli, que entendía lo que la mujer estaba sintiendo, procedió a sentarse a su lado. El antiguo arconte, sin embargo, no logró hacer que sus ojos abandonaron la figura de Xiao en ningún momento. Al final fue Lumine la primera en acercarse a ellos, con Paimon revoloteando a su alrededor como siempre.

—¿Estáis bien? —la pregunta de Lumine fue la esperada y Zhongli asintió por inercia. No se sentía mal pero estaba lejos de estar bien—. ¿Se puede saber que ha pasado? ¿Por qué estabais a punto de...? —Lumine movió los brazos expresivamente y Ganyu emitió un sonido parecido a un quejido lastimero, probablemente lo había sido.

—¿Ser comidos por una araña gigante? —completó Zhongli en su lugar. Emitió un suspiro similar a los anteriormente vertidos por la mujer a su lado y miró a la viajera—. Decidí ayudar a Ganyu con una investigación que Ningguang le encargó —informó escuetamente—. Como puedes ver la cosa se salió de nuestro control un poco.

—¿Un poco? —Paimon graznó y él contuvo las ganas de rodar los ojos.

—No esperaba que terminásemos en una situación tan desagradable e inoportuna —confesó mientras se obligaba a dejar de mirar al yaksha para que sus ojos se encontrasen con los rostros de las mujeres—. De hecho, tampoco esperaba arrastraros a este lugar a vosotras también.

—Eso ha sido porque... Eh... —Lumine emitió un sonido de clara frustración y se frotó el cuello con la mano derecha, la tensión de su cuerpo era visible para cualquiera que conociera un poco a la viajera—. Estábamos hablando los tres cuando Xiao escuchó algo y antes de decirnos nada nos arrastró con él aquí —explicó por fin.

—¿Oh?

—No había tiempo para explicaciones —cortó Xiao sin mirarles, su cuerpo emulaba la tensión del de Lumine y en algún momento el conquistador de demonios había apoyado su espalda contra la pared rocosa de la caverna, después de recuperar su propia lanza. Zhongli habría querido gruñir de pura frustración pero se abstuvo de hacer un sonido tan vergonzoso, ¿por qué parecía que todos fueran a saltar a la mínima? Parecían gatos erizados protegiendo un territorio que para empezar él no tenía intención alguna de invadir.

La privacidad era algo importante. Aunque sentía curiosidad no planeaba insistir en averiguar a qué se debía el nuevo encuentro de Xiao y Lumine. De hecho, se sentía feliz de que Xiao tuviera amigos que se preocupaban por él y no le dejarán caer incluso cuando ellos dos parecieran haber vuelto al punto de partida en su relación después de su último encuentro. Y aunque se había prometido a sí mismo ser sincero con Xiao después de lo que había pasado tampoco estaba dispuesto a hacer de su confesión un espectáculo multitudinario.

Boca de dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora