Impulsos

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Las pruebas se presentan e indistintamente de que las pases o no, siempre te van a enseñar. Enseñarte a ver cómo caes, cómo las superas, o cómo las enfrentas.

Bárbara quizás pensó que podía superarla, porque ya había caído antes, y sabía exacto qué hacer, asumió.

Sin embargo, en la práctica fue total y espantosamente distinto. Nada tuvo comparación, el sentimiento que se había incrustado en su corazón y en su mente la hacía una total neófita en el tema. Dedujo, cuando ya había pasado la rabia del momento vivido en el apartamento de su amada rubia, sí, porque ello era lo único seguro: aún la amaba.

Entonces le tocaba, esta vez, enfrentarla, esa prueba era, definitivamente, un enemigo nuevo, con nombre: decepción, y apellido: desconfianza.

Una semana había pasado de ese fatídico martes. Y sus coincidencias no había pasado de una terna de ocasiones, una fue por una grabación juntas, otra en una entrevista para una revista y la otra para almorzar el sábado.

En las ocasiones por motivos de trabajo, todo fluía excelente, era como si tuviesen que fingir como realmente deseaban estar, por eso no les costó, porque tenían la libertad de sonreírse, mimarse, bromear entre ellas, en fin, dejar a riendas sueltas que la complicidad natural entre ellas se mostrara tal cual, natural.

Pero cuando les tocó estar sin cámaras, quisieron hacer uso de esa naturalidad, pero no hubo tal respuesta. Fue doloroso para ambas.

Las palabras costaban para flui; las miradas actuaban como rehenes de sus inseguridades; las sonrisas eran retenidas por el dolor y la culpabilidad que sentía cada una por separado. Se había instalado un fantasma entre ellas, y no lograban exorcizarlo; era muy reciente todo, sin dudas.

Esa semana tendrían una agenda muy ajetreada. Como Juliantina y luego cada una en su agenda individual. El éxito seguía, externamente.

A Bárbara le quedaban unas quince escenas en total, cuatro de ellas eran con Macarena. A la cual le faltaban el doble de escenas. Lo cual apretaba aún más sus planes de reconquistar la confianza de la morena. Sumaría, al menos, otro mes de trabajo.

Ese día debían filmar una de esas escenas juntas, era emotiva entre ambas.

Y la emotividad las transportó, Macarena, genio de la improvisación, decidió dejarse salir a brillar, no solo por su vena artística, sino por sus sentimientos y aprovechó el acercamiento de ambas y la besó, un impulso, fue un dulce beso, casto y muy sentido.

No estaba escrito en el libreto, pero la ocasión era idónea, ella lo sabía, Bárbara también, porque lo discutieron en uno de sus ensayos. Pero no lo habían planeado así, el beso. Bárbara no se negó y se prestó para esa pequeña improvisación. Mientras la besaba todo le quemaba, se sentía más viva, sentía ella. No le importaba nada a su alrededor, hasta que escucharon la voz de: «corte».

Perfect Time (Terminada)Where stories live. Discover now