EL SEGUNDO GRUPO

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   Habían pasado dos días, eran las ocho de la noche y yo estaba solo en un descampado que hay a diez minutos de mi casa. No le quitaba la vista a una farola a la que le titilaba su luz y al coche que estaba debajo de ella, con cristales empañados por el frío. Hacía unos diez grados y la verdad, aunque iba bastante abrigado lo notaba, pero necesitaba ese momento para pensar. No les había dicho nada a mis amigos sobre lo de César y tampoco sobre lo de Antonio. El mensaje desconocido lo dejé en visto por el momento y no lo respondí y con lo del segundo grupo no había pasado nada. No sabía qué hacer si volver a hablar con César, hablar con mis amigos sobre lo ocurrido, insistir a Salah... Después de estar un rato pensando, aunque no conseguí gran cosa me pude relajar y decidí volver ya a casa.

—Adrián, ¿Dónde estabas? ¿Estabas con los demás? —me preguntó Alejandro cuando estaba entrando.

—No, estaba solo. Quería pensar —respondí.

Él me siguió hasta mi cuarto.

—A ti te pasa algo.

—No.

—Bueno, vale. Si no quieres decirme nada...

Él iba a volver a hablar pero justo mis padres nos llamaron para ir a cenar.

Sonaba la campana para entrar a clases, ya era el día siguiente. Entre el tumulto de gente que subía por las escaleras para ir a sus clases, hablaba con mis amigos como podía.

—¿Preparados para el festivo de la semana que viene? —dijo Arturo entusiasmado.

Resulta que el lunes y el martes no iba a haber instituto.

—Cómo no —respondió Víctor—, un descanso no viene nada mal.

—¿Tenéis algún plan? — preguntó Marta.

—Nosotros nos iremos al pueblo —dijo Natalia mirando a su hermano.

—Yo quedaré —continuó Daniel.

—Igual que Daniel —añadió Noelia.

—Yo todavía no sé, supongo que estaré con mis primos —respondí.

—Venga chicos, todos en orden no os amontonéis—dijo un profesor entre el bullicio.


Las dos primeras horas fueron bastantes tranquilas, el viernes era uno de mis días favoritos puede que en parte porque llegaba el finde, pero también porque era el día en el que tenía unas cuantas de mis asignaturas favoritas.

—Por cierto, ahora quiero hablaros de una cosa —dijo Noelia saliendo de nuestro aula.

—Hola —saludo Guillén cuando nos reunimos todos en el patio.

—Hey —respondió Marta.

—Bueno, Noelia, ¿Qué nos querías decir? —preguntó Arturo.

—Sí, ¿vamos a seguir dejando la cámara?

—No ¿verdad? —dijo Daniel.

Yo me encogí de hombros.

—En si ya sabemos quiénes son, así que ahora solo falta hablar con ellos.

—Yo creo que ya se podría retirar —dijo Víctor.

—Bueno pues este finde la quitamos, pero a ver si no tardan en hablar con nosotros, los del segundo grupo —dijo Guillén.

Ya habíamos tomado la decisión, así que empezamos a hablar de nuestras cosas, como contar más detalladamente nuestros planes para las fiestas que vienen. Hasta que nos interrumpieron.

El Misterio del Gran CharcoWhere stories live. Discover now