Jimin

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Intentaba limpiar la suciedad que se adhería a ese cristal sucio, no lo conseguía, pero no importaba, no había nada que mirar a través de él. Era un acto reflejo, porque su mente solo se centraba en ese extraño sueño.

Todos aquellos chicos felices, divirtiéndose le llenaba de calidez el pecho. Y aquel que se sentó a su lado, solo necesitó una de sus sonrisas para sentirse aceptado. Había sido tan fabuloso, tener otra vez esa sensación, ese cariño.

Colocaban las tablitas sin dejar de sonreír, hasta que su compañero no consiguió colocar una pieza bien y se desmoronó, tiró toda la columna de un arrebato. Rieron a carcajadas sin conocer realmente el motivo, se apoyó en él y ahí, por fin, lo sintió, no había rechazo ni incomodidad, alguien podía disfrutar de su compañía sin dobleces, de modo natural.

No quería olvidar esos momentos, esas sensaciones, pero como todo sueño se acabaría desvaneciendo. Tal vez era el modo que tenía su mente de darle unos últimos momentos de felicidad, apiadándose de él, sabiendo que el final estaba cerca.

¿Y si aquel chico con galaxias en los ojos había dicho la verdad, y si estaba buscándolos? ¿Sería posible que se reunieran?

Volvió a intentar mirar al exterior ¿Estarían ahí fuera?

Ansiaba que fuera verdad y lo encontrara. Pero ahora estaba solo.

La temperatura seguía subiendo, pero el silencio que solo era roto con los crujidos de ese viejo autobús hacía que lo notara frío. Al menos su pecho no se sentía así, una calidez se había aposentado en él. Sonrió feliz, aún podía recordarlos. 

 

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Stay Gold [Historia corta - Completa]Where stories live. Discover now