CAPÍTULO XIV- "Cicatrices"

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- ¡Claro que lo hiciste! - Grité furioso- ¡¿Lo que le hiciste a Jo es nada?!, ¡Era mi hermana, animal!

Me detuve al darme cuenta de que ya no quedaba agua. Solté un suspiró intentando calmarme, pero el idiota seguía llorando.

- ¡No conozco a ninguna Jo! - Gritó el entré lágrimas y sentí que mi furia se duplicaba porque ni siquiera la recordaba, para él solo era una más de muchas.

Caminé unos pasos y saqué mi hermosa colección de cuchillos y navajas. Pasé el dedo por el filo de cada uno eligiendo el correcto y cuándo sentí que me mi sangre brotó apenas toqué el filo de uno, lo tomé en mis manos. Me acerqué con una sonrisa de oreja en oreja hacía Flavio, quién apenas vio el cuchillo comenzó a llorar con mayor desesperó y le coloqué una mordaza para que dejará de chillar.

- ¡Claro que no debes recordarla entré tantas niñas que violaste, animal! - Escupí con furia- Pero te ayudaré a recordarla.

Agarré su brazo y lo presioné contra la mesa. Aunque él intentaba que lo soltará, yo era más fuerte que él.

- Tenía cinco años cuándo abusaste de ella- Coloqué el filo sobre su muñeca e hice mi mano para atrás- Una pequeña niña rubia a la cual le arruinaste la vida, ¡¿La recuerdas?

Él negó la cabeza entré lágrimas y eso me bastó para hacer que el filo del cuchillo separará la muñeca de su brazo. Los gritos de dolor quedaron ahogados con la mordaza y la sangre comenzó a brotar de su mano.

- Pues ella siempre te recordará. - Mi voz se escuchó ahogada y débil.

Intenté aguantar las lágrimas que amenazaban con salir porque no era el momento y lugar para sentir culpa. Miré a los ojos al viejo e hice una mueca de asco al ver su rostro hinchado y herido.

- ¿Sabes que en la antigüedad a los ladrones se les cortaba la mano? -Dije sacando un pañuelo y limpiando la sangre de mi cuchillo- Ahora imagínate lo que te haré a ti por haberte atrevido a tocar a mi hermana.

Él comenzó a negar, desesperado y asustado, el papel que varias veces ocupo mi hermana. Coloqué mi mano en sus pantalones y antes de que pudiera bajarlos, unos golpes sonaron al otro lado de la puerta. Solté los pantalones de Flavio y me volteé a buscar a mi fiel compañera.

- Perdona que me atreviera a hacer unas llamadas e invadir tu privacidad-Dije tomándola entre mis manos- Pero tendría que ser muy estúpido para no aprovechar una reunión adelantada de tus amigos pederastas. Más aún cuando son tan difíciles de atrapar.

Me coloqué al frente de él y puse el bate con clavos y alambres sobre su pecho.

- Diles que entren- Ejercí más fuerza y enterré los clavos en su pecho rompiéndole la camisa- Si le avisas igual lograré atraparlos, lo único que lograrás es una muerte más dolorosa para ti.

Él asintió y yo le quité la mordaza de la boca.

- ¡Adelan...- Su voz amenazó con quebrarse y enterré más profundo los clavos en su pecho- ¡Está abierto!, ¡Pasen!

- Buen chico.

Contemplé cómo tres hombres de edades similares entraron, pero los tres miraron con el mismo horror a su amigo que estaba herido y amarrado sobre la mesa como el animal que era. Los miré a todos con diversión, pero fijé mi mirada en uno en especial. Él también me miró atónito, tardo un segundo, pero me reconoció y se ganó una sonrisa de mi parte.

Los Secretos De La Familia Fox- EDITANDOWhere stories live. Discover now