30 | La noche del baile

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Y cuando acepté su mano, Axen frunció el ceño.

—Disney —susurró.

Vi cómo su mirada se oscurecía. Estaba pensando que lo iba a dejar, la desesperación en sus ojos oscuros me lo dijo en silencio. Tenía miedo.

¿Cómo puedes pensar eso, Grinch? ¿Cómo puedes lucir tan frío y a la vez vulnerable a un corazón roto?

Antes de perderme entre la multitud con Adam, me volví hacia Axen y le susurré un «Te quiero» sin hacer ruido. Él ladeó la cabeza como si fuera un pequeño cachorrito y se quedó de pie mirando cómo me alejaba con alguien más.

Adam me sujetó de la cintura y empezamos a bailar con distancia entre nosotros. Al principio fue en silencio, él se mantuvo pensativo mirando las otras parejas bailando juntas. No había rastro de su sonrisa, estaba perdido en sus pensamientos.

Oh, oh. Eso no es buena señal. Mis neuronas empezaron a maquinar un plan a la velocidad del correcaminos.

—Eso es lo que me quieres decir, ¿no? —dijo de pronto.

—¿Qué?

—Estás enamorada de Axen.

Todo mi cuerpo se tensó.

—¿Cómo lo sabes? Ni siquiera te lo he dicho —murmuré confundida.

—He visto cómo lo miras, Alana. —Intentó sonreír, pero su sonrisa se quebró con un leve matiz de tristeza en su mirada—. Lo miras como me mirabas a mí.

¿En serio lo miro así? Antes miraba a Adam como si fuera el amor de mi vida, el chico de mis sueños, pero ahora ya no lo veía como antes. Él sí era el chico de los sueños de cualquiera, pero no de los míos. Axen se robó ese título, así como todas mis primeras veces.

—Lo siento. —Lo miré fijamente mientras bailábamos—. Pensé que eras el chico que quería, pero solo estaba ilusionada. No te conocía, Adam. No puedo ser la chica que quieres y no puedo amarte como te mereces.

Adam me miró con sus ojos verdes fijos en los míos.

—¿Por qué no te conocí antes?

—Estaba demasiado ocupada escondiéndome —bromeé.

Él se detuvo y acarició mi rostro con una de sus manos.

—Hablo en serio, Alana. Nunca conocí a una chica como tú y si hubiera llegado antes a tu vida, tal vez yo... —Frunció el ceño. El conflicto en su mirada me dejó sin aliento—. Supongo que el amor se acaba y tal vez yo llegué demasiado tarde.

Puse mi mano sobre la suya y la retiré lentamente.

—Estoy enamorada de él —susurré.

Adam soltó una risa confusa y sacudió la cabeza.

—¿Cómo puedes lucir tan tierna y rechazarme?

Esbocé una leve sonrisa sin soltar su mano.

—Entonces, ¿me dejarás ir?

—No seré el chico que te impida ser feliz.

Por el rabillo del ojo, vi una sombra de pie en la multitud.

Incluso antes de verlo, supe que era él.

Fue como si todo pasara en cámara lenta. Axen se quedó de pie entre la multitud con sus ojos oscuros fijos en los míos. Estaba despeinado, con una leve sonrisa en los labios. Su mirada brillaba como nunca antes y si dijera que mi corazón no latió enloquecido al verlo, mentiría.

Poco a poco, fui soltando la mano de Adam.

Hasta que me dejó ir.

Sentí su mirada verdosa en mí, pero yo caminé hacia el chico de cabello oscuro con una sonrisa de oreja a oreja en el rostro.

Una Conquista ImperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora