Capítulo 3

46 25 46
                                    

La ceremonia de graduación del sexto grado de primaria fue inolvidable, no tanto por lo bonita o el hecho de que la secundaria se abriría para ella. Lo que en verdad alegraba a Amy era que pronto, mandaría a la mierda a los profesores y a los cabrones de sus compañeros. Podría decir que algunos de sus amigos fueron falsos, que solo Karen se quedó a su lado y siempre estuvo allí.

Durante todos estos años a Amy no pararon de molestarla algunos niños del salón. Que sí, podían ser buenos, pero veces la hacían enojar y terminaban golpeados por ella. En verdad no gustaba de la violencia, solo que no le quedaba más remedio.

El último día de sexto de primaria fue en búsqueda y captura de sus notas, emocionada pues, pese a descuidarse un poco se graduaría con una nota aceptable.

—Estás suspensa —dijo el cabrón del maestro de matemáticas. El mundo se le vino abajo por unos segundos tras oír tal cosa.

—¿Está seguro? —el maestro pareció ofenderse y convencido de que tenía la razón lo reafirmó.

Amy salió del aula donde daban las notas triste y molesta, el pasar un año más en esta porquería de colegio la volvería loca. Fue con varias amigas e incluso con Karen, para que el profesor buscase una y otra vez en el registro que tenía a mano con las calificaciones. Al final, este le mostró el dichoso registro y por supuesto, estaba aprobada con nada menos que ochenta y uno.

¿Suspensa, ella? Que broma de mal gusto, comenzaba arrepentirse de haberle regalado por el día del educador.

En definitiva, no extrañaría a nadie más que a su profesora Yania; la única que valía la pena en todo ese colegio se retiraba por embarazo. Quizás, le pesaba en la conciencia aquellos rumores que jamás comprobó. Fue divertido, tendría algunas cicatrices en su corazón mas estas se curarían, pues ¿Qué otra cosa mala podría pasarle de ahora en adelante?

El mundo podría resultar ser una auténtica y maravillosa mierda.

***


Dos sentimientos encontrados habitaban en Karen; alegría, por el hecho de que evitaría la secundaria que le correspondía (aquella conocida como la peor) y tristeza, porque Amy no iba a estar con ella. Estudiarían en secundarias separadas, solo tendría de compañía a Carla. Notaba que sus amigas se tenían celos entre sí, no obstante mientras no se jalaran los pelos todo estaba bien.

Con seguridad no extrañaría nada de la primaria, ni siquiera a Damián (bueno, tal vez un poco). Las niñas del salón fueron bastante malas con ella y hubo una en específico a la que odiaba. Solo recordar el apodo con el que los demás compañeros de aula la nombraban le era suficiente. Era “chiquipioio”, debido a su baja estatura y a esos bichejos que tenía en el pelo, quien se valió de la manipulación para que Amy le hiciese maldades. Gracias a esto pelearon en varias ocasiones, dando la amistad por perdida.

Siempre le estaría agradecida a la profe Yania, porque las amonestó a Amy y ella para obligarlas a disculparse su amistad perduró. Se llevaba malos recuerdos de la primaria, la vez que la operaron de apendicitis y nadie fue a visitarla o su fiesta de cumpleaños, a la que no fue Amy, eran solo algunos. Sin embargo, jamás olvidaría aquel día en cuarto grado donde toda el aula se unió en un juego y reinó la armonía. Fue la única vez en que consideró algo bueno hallarse en ese salón.

***

Los de sexto grado de primaria eran considerados los chicos geniales, esos inalcanzables como celebridades, por los que todos los menores ansiaban llegar a ese grado para ser como ellos. Tal deseo se acrecentaba ahora que se graduaban del cuarto y pasaban a quinto, pues solo quedaba un año más para entrar a las grandes ligas de la primaria. Ra y todos sus compañeros en general creían en esto, pese a que su hermana Amy afirmaba que no era la gran cosa. Según esta, los de sexto no se acercaban al concepto de genial sino más bien al de patéticos.

El Piquete de los Dramas (Pausada) Where stories live. Discover now