Capítulo X

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—¿Es por aquí?— preguntó su madre, conduciendo lentamente en esa calle que le había indicado su hija.

—Sí. Justo es esa casa— señaló, provocando que la mayor estacionara el vehículo frente a esa vivienda.

—Bueno. Cuando termine de hacer las compras, vendré a buscarte.

—¿Cuánto tiempo?

—Una, o dos horas. Tres si encuentro una buena tienda de ropa o alguien para charlar.

—Gracias por tu sinceridad— se desabrochó el cinturón de seguridad con gracia por lo dicho por la mayor —. Avísame cualquier cosa.

Abrió la puerta, bajándose y despidiéndose de su mamá, que al instante se marchó, dejándola mientras llamaba a la puerta. No tardó demasiado hasta que una de las hermanas de Reki la atendió. Koyomi.

—Ahora entiendo porqué Reki estaba tan ansioso y arreglando la casa— casi exclama la de las dos coletas.

Su comentario la desorientó un poco. Había olvidado por completo que allí dentro todo la pondría patas para arriba.

—Hola, Koyomi— saludó de todos modos, sonriendo no muy segura.

—Hola, _____. Pasa, y siéntete como en casa— se hizo a un lado, sonriendo también, así pasaba —. ¿Podrías cerrar la puerta?

—Por supuesto— asintió, viendo como se alejaba para realizar esa acción.

Aún así, escuchó como esta misma alzaba la voz para hacerle saber a su hermano mayor que ella acababa de llegar. De ahí en más, la invitó a sentarse en la sala tras sacarse las zapatillas y quedó sola, aguardando al de cabellos rojos.

Era sábado, apenas esa madrugada se habían visto por última vez. Y se sentía destruida. No tuvo la suerte de pegar el ojo en la gran parte de la noche, por la emoción que le dejó la primera carrera que vio. Así que sus ojeras apenas se notaban bajo el corrector que su madre le había puesto, diciendo que menos zombie la hacía ver.

—¡Hola, _____!

A esa exclamación, volteó con algo de cansancio en dirección en la que estaba el apellidado Kyan. Dibujó una pequeña sonrisa al verlo.

—Hola, Reki. ¿Todo bien?

—De maravilla ahora que estás aquí. ¿Quieres ir a ver cómo va quedando tu tabla?— preguntó señalando con su pulgar el lugar por donde venía.

—Bien— se levantó con cuidado para ir a donde estaba.

—Perfecto— y miró a todos lados, como si estuviera cuidándose de alguien, cosa que llamó la atención de la Miura, que le terminó preguntando —. Mi mamá está bañando justo ahora a las mellizas, así que tenemos suerte antes de que salga a hablarte y llenarte de preguntas— la tomó de la mano y comenzó a guiarla, a pasó silencioso como podían.

—¿Por qué?— soltó una pequeña risita —Me cae muy bien tu mamá— confesó.

—No importa. Para eso que te invite ella, pero yo lo hice. Así que no quiero que me quite tiempo que pase contigo— volteó a ella con una gran sonrisa plasmada en el rostro.

La chica desvió la mirada al tiempo en que negaba con diversión. Le había hecho recordar a un pequeño niño diciendo esas palabras. Aunque le había parecido otra cosa también.

Cuando llegaron al taller, el de cabellos rojos le ofreció asiento a la par en que cerraba la entrada. A ello, volteó poco a poco en donde se encontraba _____ con una enorme mueca emocionada pintada en el rostro.

—¿Y? ¿Qué te pareció lo de anoche?— interroga, abalanzándose sobre ella mientras la tomaba de los hombros.

—Ya te dije anoche— dijo algo aturdida por el acto repentino. Después de todo, seguía cansada.

—No importa, tengo que volverlo a escuchar— tenía un brillo en sus ojos a medida que las palabras salían de su boca.

_____ sonrió a medias a la vez en que sacudía un poco su cabeza.

—Increíble. Realmente me gustó demasiado.

Ante su contestación, recibió un fuerte abrazo de su parte, ocasionando que ganara un ligero color sobre sus pómulos.

—Creo que tendré que grabarte diciéndolo. ¡Ah! Y mira— al separarse, rebuscó en un bolsillo de su pantalón su celular. Buscó un poco allí —. Te tomé unas fotos, espero que no llegue a molestarte, pero te veías muy emocionada.

Y le enseñó la pantalla, en la que salía ella viendo embobada la carrera. En otra alzando los brazos, en la siguiente festejando la victoria del llamado Cherry Blossom, y una más admirando desde lejos a ese hombre de cabello rosado, que fue lo más cerca que lo vio esa noche. La última se trataba de una selfie junto a Reki Kyan, en la cual la muchacha no estaba enterada y seguía observando el frente súper feliz.

Al verlas, no pudo evitar reírse de sí misma.

—Pásamelas todas, por favor, las necesito— reía pasando una mano por su cara, algo avergonzada. Ni siquiera recordaba haber actuado así, sólo el hecho de haberse vuelto una fanática de ese skater.

—Bien— rio el chico —. ¿Entonces te gustaron mucho?

—Sí, sí. Sólo que tendrías que arreglar un poco tu ángulo y plano al momento de sacar una foto. Perdón las correcciones, es que amo la fotografía— jugó con sus dedos, algo tímida por lo que había dicho. Nunca había corregido esos detalles por más que los viera.

—¿Ah? ¿Sacas fotografías?— y la apellidada Miura asintió —¡Suena genial! Entonces enséñame un poco de ello, ¿si? Por favor— rogó arrodillándose mientras posaba sus manos sobre las rodillas de la chica y colocaba su mentón sobre estás mismas, haciendo un ligero de súplica.

—Claro, no te preocupes. No sería nada a comparación del hecho de que me haces una nueva patineta— sonrió algo sonrojada, desviando ligeramente la mirada.

—Ay, no pienses eso. Realmente no es nada. A parte, si tuvieras que devolverlo con algo, sería con tu compañía. Me agrada demasiado— mencionó al tiempo que se volvía a incorporar y la veía de una forma suave.

La chica no supo que decir a ello, así que solamente asintió aún con ese color en su rostro y mueca. Aunque, en realidad, le habían resultado unas muy bonitas palabras.

¡Disculpen la hora! Recién ahora he podido desocuparme, ya que me he estado preparando para una festividad que mañana tengo en la escuela, ¡y cociné y quedó rico! Ni yo me la creo jajjajajja

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¡Disculpen la hora! Recién ahora he podido desocuparme, ya que me he estado preparando para una festividad que mañana tengo en la escuela, ¡y cociné y quedó rico! Ni yo me la creo jajjajajja

¿Cómo están? ¿Qué les va pareciendo la historia?

Besos ♥

INCREÍBLE SENSACIÓN |Reki Kyan y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora