Capítulo IV

1.9K 215 20
                                    

—¡Oye! ¡Espérame! ¡_____!

Al escuchar esas exclamaciones, se frenó para voltear a ver curiosa como el chico de cabellos rojos se aproximaba a ella corriendo, cargando con su tabla bajo el brazo.

—¿Qué pasa?— preguntó cuando se detuvo frente a ella, a retomar aire —¿Estás bien?

—De maravilla— dijo dando unas cuantas bocanadas, ya que había corrido lo más rápido posible y desde que había salido de la escuela, por el hecho de que la muchacha se había alejado demasiado —. Quería decirte que me fueras a ver esta tarde, para ver cómo está yendo la tabla. ¿Podrías? ¿O estás ocupada?— se fue enderezando de a poco, tranquilizándose.

—Tengo que ordenar un poco mi habitación, pero cuando acabe iré— comentó pensativa tras recordar esa tarea, y acabó asintiendo algo animada.

—¡Perfecto! ¡Te estaré esperando!

Tiró su patineta y corrió para subirse y alejarse de allí, alzando una de sus manos en forma de despedida. Tuvo que voltear rápidamente al frente para evitar llevarse por delante a otros estudiantes.

Bien, nuevamente iría a Dope Sketch. ¿No era demasiado pronto? A penas estuvo ayer ahí mientras esperaba al muchacho y cuando terminaron de comprar para tomar distintos caminos desde allí. Probablemente era para acabar la tabla lo más pronto posible. Quizás para patinar juntos, ya que varias intenciones había visto para que ella le mostrara sus habilidades en el skate.

Ya no sabía qué más pensar, así que optaba por dejarlo por un momento de lado y centrarse en otras cosas. Por ejemplo, justo en ese momento, en ver a ambos lados de la calle para poder cruzar. 

Ingresó en Dope Sketch, ya siendo pasadas las cuatro de la tarde

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ingresó en Dope Sketch, ya siendo pasadas las cuatro de la tarde. Miró como el gerente Oka se encargaba de atender a un muchacho que, a los pocos minutos se retiraba con un nuevo casco a la mano.

—Hola— saludó el mayor al verla.

—Buenas tardes— lo devolvió, con un ligero asentimiento de cabeza.

—¿Qué necesitas?

—¿Está Reki?

Notó como el rostro del hombre se congelaba, como si lo que acababa de decir fuera una completa tontería. Hasta había ocasionado que el pequeño perro abriera los ojos, estando recostado sobre el mostrador.

—Aguárdame un momento. Iré a llamarlo.

—Bien.

Y lo vio desaparecer por la puerta que se encontraba detrás de él. En espera, dio unos pasos hasta llegar a una silla alta, tomando asiento. Miró al pequeño animal, estirando cuidadosamente una de sus manos en su dirección. Al ver que no reaccionaba de mala manera, acarició su cabeza, provocando que volviera a cerrar sus ojos para seguir durmiendo.

Levantó la mirada para examinar bien el lugar. Jamás se había detenido un rato a verlo detalladamente. Y vaya que le parecía más genial que antes. Le encantaba el ambiente.

Curiosa, vio como dos jóvenes ingresaban al local, conversando alegremente sobre que les gustaría comprar lo más que pudieran. Aunque sabían que no podrían pasar de una cosa cada uno.

—Hola, ¿trabajas aquí?— preguntó uno cuando se percató se su presencia.

_____ Miura frunció un poco su semblante. ¿Acaso parecía que trabajaba allí? Ni siquiera tenía la remera que identificaba la tienda.

—No, estoy esperando al empleado— informó.

—¿Entonces eres skater?— preguntó el otro, sumándose a la conversación.

—Sí, podría decirse— lo dudó un poco. ¿Lo era aunque solamente supiera lo básico de lo básico?

—Si quieres, puedes ir a patinar un día con nosotros— ofreció el primero, a lo cual no dudo en negar sin muchas ganas.

Para su suerte, finalmente había vuelto a aparecer el gerente Oka, para acabar con esa charla que recién daba pie. Pero, para su sorpresa, no estaba acompañado de Reki Kyan.

—Si esperas unos minutos, estará aquí. Me dijo que olvidó decirte que fueras a su casa, aunque no creo que sepas dónde vive— habló obvio y con algo de gracia el hombre, ocasionando que soltara una pequeña risita la chica.

—Para nada— y negó, afirmando lo que había dicho.

Lentamente, alejó su mano del pequeño perro, oyendo como atendía mientras tanto a los recién llegados. Aunque no lo mostrara, le sorprendía y le resultaba impactante tener que ir a la casa del chico de cabellos rojos. Pensó que el taller estaría allí, y no en otro lado. A no ser que la llevara a ese lugar para sentirse más libre, o no sabía qué.

A los minutos, los muchachos ya se habían marchado, con la mala suerte de no comprarse nada. Incluso, acababa de ver llegar rápidamente a Reki en su patineta, bastante agitado, ingresando de golpe y apoyándose sobre sus rodillas agotado.

—Tuve que esquivar... algunos vehículos para llegar aquí... Perdona, _____... olvidé decirte... que debías ir a mi casa...

—De cualquier modo, no sé tu dirección— respondió, bajándose del asiento —. ¿Pero estás bien?

—Está de maravilla. Ni siquiera deberías de preocuparte por él— indicó irónicamente el mayor, observando su propio celular.

Ante sus palabras, el apellidado Kyan le dedicó una mala mirada, dando bocanadas para poder calmar su agitada respiración. Se debía al hecho de desesperarse por no haber recordado decirle al respecto; el salir a las carreras; regresar para buscar su patineta para ir más rápido; y esquivar vehículos como anteriormente había mencionado.

—¿Vamos ya?

—¿Vamos ya?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
INCREÍBLE SENSACIÓN |Reki Kyan y tú|Where stories live. Discover now