18.- Despedida

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Sus manos juntas estaban sudorosas y pegajosas, la habitación llena de gemidos y secretos, Jungkook se empujaba dentro de Jimin haciendo roncos sonidos, ver al menor con la mejillas sonrosadas, labios entre abiertos y despeinado era su nueva imagen favorita, y ahora podía verlo todas las mañanas tardes, noches, cuando quisiera.

-Kookie - Suspiró el menor al sentir el miembro de su novio tocar lo más profundo de él, sus manos acariciaban suavemente el torso del mayor.

- ¿Te gusta? - preguntó sin dejar de penetrarlo de esa lenta y torturante forma, disfrutando al completo del roce que hacía la cavidad del menor contra su pene, Jimin asintió

- Bésame - demandó el menor.

Jungkook se inclinó un poco y Jimin atrapó su cabeza enredando sus dedos en los ondulados cabellos del mayor para profundizar el beso. A Jimin le gustaba besar y tener el control del beso en algunas ocasiones, esa era una de ellas, Jungkook solo se dejó guiar, era sexy cuando Jimin perdía la vergüenza y hacía lo que realmente quería hacer. Estuvieron besándose un buen rato dejando en segundo plano la penetración eso hasta que perdieron el aire y tuvieron que alejarse.

- Iré duro - anunció el mayor agarrando las piernas del menor y abriéndolas más, poniéndolas sobre sus hombros, Jimin solo asintió tocándose su propio pene.

Entonces Jungkook comenzó las fuertes estocadas aferrándose a la pequeña cintura del menor para poder meter lo más que se pueda su pene dentro del rubio, Jimin comenzó a gritar entre gemidos, lleno de placer y éxtasis, luego de unos minutos mientras el menor se masturbaba al ritmo del vaivén se corrió sobre su pecho y manos llegando a su climax, Jungkook continúo unos segundos más jodiéndolo deliciosamente, sabía que ahora Jimin estaba sensible por el orgasmo, al final con un suspiro se vino dentro del menor.

Por unos segundos solo se escuchaban sus respiraciones en la pequeña habitación del mayor. Jungkook salió del interior del menor dando paso a que su semen tambien salga y manche las piernas del rubio.

- Te amo - dijo Jungkook acercándose a besarlo, Jimin le correspondió algo lento por el cansancio. El mayor lo levantó con facilidad haciendo que se siente en sus piernas para besarse un largo rato mientras se acariciaban.

Esa era su rutita matutina. En especial desde que Jimin se había ido a vivir con él.

Desde que había pasado lo de su mamá, no había vuelto a su casa, solo a recoger un poco de ropa y sus documentos importantes, le dejó una carta, una que había escrito poco tiempo después de escuchar su historia y dejó la carta en la oficina de la mujer, sabía que ese era su lugar favorito en la casa y seguramente lo vería ahí. Jimin solo quería que ella pueda ser libre, que se olvide de él, que se olvide de todo y que haga la vida que siempre quiso, eso le había puesto en la carta, era lo mejor.

- ¡Amor! ¡ya está el desayuno! -

Jimin se puso un poco del perfume que tanto le gustaba a Jungkook y salió hacia la cocina donde el mayor tenía listo un par de panqueques y café.

- Se ve muy rico - dijo animado el menor sentándose en uno de los taburetes, no había mesa como tal, solo una isla en medio de la cocina con altos taburetes. Jungkook pasó por su detrás dándole un beso en su cuello y luego se sentó a su lado.

- Come todo - le deseo, Jimin ya comía cada vez más, solo faltaba un poco para llegar a su porción ideal de alimentos, Jungkook siempre tenía eso en mente, siguiendo las medidas al pie de la letra.

- Mañana termina el colegio... - comentó Jimin cortando un trozo de su panqueque

- Y en una semana estaremos en Inglaterra...

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