Capítulo 6

38 14 26
                                    

Emmelie

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Emmelie

Dos años atrás

—Cuando dije que me encontrarás en el parque, quería decir literalmente el parque, Emmelie —soltó Carlos apenas le di alcance. Tenía unas piernas bastante largas.

—Pues perdóneme, señor. No sabía que tenía que obedecerlo al pie de la letra —repliqué con un tono de pocos amigos. Él me lanzó una breve mirada y luego devolvió su atención a Lidia que iba colina abajo montada en el skateboard con el viento alborotando su cabello bajo el casco de seguridad. 

Dios santo, si yo hubiera estado en su lugar ya hubiera caído de cara y rodado como una bola de nieve hasta que el suelo no estuviera inclinado, e incluso entonces, no hubiera sido capaz de dejar de rodar.

—¿No temes por ella? —pregunté haciendo una mueca después de unos minutos de silencio. Seguía asombrada de lo bien que ella manejaba el aparato.

—Ella no es tú, Emmelie —se burló con una media sonrisa de diversión auténtica y yo le saqué la lengua infantilmente, pero terminé sonriendo de igual manera—. Sí, sí temo por ella, pero ha hecho eso durante tanto tiempo que un accidente definitivamente no sería su culpa.

—La práctica hace al maestro —dije automáticamente. Eso era lo que mamá nos decía siempre que nos equivocábamos en algo y ya no queríamos seguir intentándolo.

Él asintió, dándome la razón y no volvimos a hablar hasta llegar al parque. Primero nos dirigimos a la pista de skate, donde Lidia ya estaba practicando algunos trucos que parecían bastante simples, aunque yo no me engañaba porque muchas veces se cayó. Por suerte, tenía puestas las protecciones necesarias y no se hacía daño.

—¿Cómo se supone que te enseñe física en un parque? —le pregunté a Carlos después de que dejáramos a Lidia con una advertencia de que no intentara hacer algo demasiado peligroso.

Él me echó un vistazo antes de continuar caminando sin rumbo alguno por el parque.

—No lo sé. Tú eres la profesora, no yo —se encogió de hombros y yo me estaba empezando a irritar por su actitud indiferente. Le iba a responder algo ingenioso, pero antes, vi un puesto de helados de cono.

—¡Son helados! ¡Me encanta el helado! —exclamé y, sin darle tiempo a responder, salí corriendo hacia el puestito donde un amable señor me preguntó qué sabor lo quería.

—Coco, por favor —respondí y luego tanteé mi lado derecho, buscando mi cartera.

Oh, mierda. Al salir apresuradamente de casa, no pensé en agarrar un poco de dinero. Había salido solo con lo que traía puesto que eran unos vaqueros, converse blancas y mi camiseta de Forever 21 que rezaba "Exclusive" en letras plateadas.

Bien hecho, Emmelie.

—Lo siento, señor —dije cuando él se dio la vuelta, con el helado de coco en la mano derecha—. Olvidé mi cartera en casa.

Somos tú y yo | 2 |Where stories live. Discover now