CAPITULO VIII

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°¤¡Es Un Sueño! O ¿Es Real?¤°

En un parpadeo Kala estaba en los brazos de Patrick. Kala vio como Patrick se acercaba a ella. Sabía lo que iba a pasar. Cerró los ojos para recibir el beso.

— ¡Zuria! — Emitió Elisabeth nuevamente ya que no conseguía despertarla.

Kala se despertó desorientada. — ¿Dónde estoy? ¿Dónde está? — Emitió mientras veía a todas partes.

— ¿Donde está quien? — Preguntó Elisabeth.

— nadie, no sé por qué dije eso. — emitió rápidamente Kala.

— No será que buscas a ese tal Patrick. — Emitió astutamente Elisabeth.

— ¡Pero que dices, nada que ver! — Atajo nerviosa. — Pero dime qué haces aquí. — Agrego para cambiar la conversación.

— En realidad, me alarme un poco ya que el despertador no dejaba de sonar, te llame varias veces pero no despertabas ¿Te encuentras bien? — Expreso Elisabeth.

— Si estoy bien. — Respondió Kala.

— ¡No tienes buena cara! ¿Estás enferma? — Agrego Elisabeth.

— ¡Claro que no! sólo estoy cansada, eso es todo. — Expreso Kala sin darle importancia.

— ¿Quieres quedarte y descansar? — Le ofreció Elisabeth.

— ¡Por supuesto que no! hoy es sábado. — Emitió Kala al instante ya que los fines de semana eran los días que el restorán estaba más concurrido.

— No te preocupes por eso, puedo pedirle a Benjamín que te remplace. — Insistió Elisabeth.

— En verdad no es necesario, estoy muy bien. — Atajo Kala levantándose de la cama.

— ¿Segura? — Agregó Elisabeth.

— Completamente. — Confirmó Kala con una sonrisa.

— Esta bien, iré a preparar el desayuno cámbiate ok. — Emitió también sonriente Elisabeth.

— Ok. Respondió Kala. Que se fijo en la hora y se dio cuenta que ya era tarde. Su turno ahora era en la mañana. Se fue directo al baño para ducharse, el agua estaba helada y no tenía tiempo para esperar a que se calentara, por lo que respiro hondo y se metió rápidamente. Al salir todavía temblaba. Se vistió lo más rápido que pudo, se cepillo el cabello aún mojado. Tomó la toalla para secarlo y mientras lo hacia una serie de números le llenó la cabeza. — ¡Eso es! — Emitió Kala sonoramente.

Dejo caer la toalla y salió del cuarto rápidamente.

— ¿Me podrías prestar tu teléfono? — Le pregunto inmediatamente a Elisabeth.

— Porsupuesto. — Respondió Elisabeth algo sorprendida, por la repentina llegada de Zuria.

Kala corrió hasta la sala y tomó el teléfono, marcó la serie de números y al escuchar que daba línea se alegró más.

— ¿Aló?

— ¡¿Cloé eres tú?! — Preguntó Kala dudosa.

— Claro que soy yo quien más va a... ¡¿Kala?! — Emitió Cloé.

— Si, soy yo. — Respondió Kala animada.

— ¡Si que eres una desconsiderada! ¡¿Cómo se te ocurre llamar hasta ahora?! ¡Han pasado tres semanas Kala! ¡Tres! ¿Sabes lo preocupada que he estado? — Expreso Cloé enérgicamente.

— Lo siento, pero se me olvidó tu número y han pasado muchas cosas. — Emite Kala.

— ¡¿Se te olvido?! Y ¿tu celular? ¿De dónde me estas llamando? — Preguntó abruptamente Cloé.

La Hija del Jeque©Where stories live. Discover now