CAPITULO III

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°¤Identidad Nueva¤°

El agua del grifo corría entre sus manos. Ella seguía pensativa. ¿Adónde iría a parar, cuando se fuera de Qatar? ¿De qué viviría? Tenía dinero suficiente para salir de allí y vivir un tiempo. Si las cosas se ponían mal, vendería sus joyas. ¡Pero y después! ¿Qué aria después?, No podía pasarse la vida huyendo, y cuando quisiera regresar, ¿sus padres la aceptarían? Si no era así tendría que conseguir un trabajo y ser autosuficiente. Era buena en idioma, y su educación era excelente. Pero con la falta de papeles que habalaran dicha educacion, ella no tenía claro de que podría trabajar.

Kala resoplo frustrada. Decidió dejar de lado esos pensamientos, afín de cuentas todavía faltaba mucho para eso. Salió de tocador. Y las fotos de Londres le volvieron a llamar la atención. — ¿y si me voy a Londres? — Pensó viendo más intensamente las calles de Londres.

De pronto se sintió extraña, se giró para retirarse y vio que a mitad del corredor, estaba aquel hombre Rubio con el que había mantenido una conversación. Pero no estaba solo, venía acompañado por otro hombre igual de alto, pero a diferencia del Rubio él tenía el pelo obscuro y ligeramente ondulado, de lejos se veía atractivo al igual que el hombre rubio.

Seguro son de esos hombres que por ser apuestos, creen que toda mujer debería de hacerles caso. — Pensó Kala con desdén... ¡¿Por qué no había otra salida?! Se cuestióno incómoda. — ¡¿Pero que digo?! tengo que controlar esta situación, ya lo he hecho antes en España. Y con seguridad tendré que hacerlo en el futuro, ¡pues hay tanto engreído en el mundo...! Tomare esto como una prueba. — Se dijo a sí misma.

Kala comenzó a caminar, tratando de disimular lo nerviosa que la ponían las miradas de aquellos dos sujetos. — Lo mejor sería no mantener ninguna conversación con ellos. — Pensó Kala. Mientras ya estaba casi enfrente de ellos.

Solo en ese momento se dio cuenta de lo guapo que era aquél nuevo hombre, sus ojos eran marron aclaró casi ámbar, enmarcados con unas largas y ligeramente risadas pestañas, unas pobladas cejas que hacian juego con su corta y bien cuidada barba, tenía la cara muy masculina y dedicada a la vez. Su piel ligeramente bronceada y su boca rosácea y voluptuosa. Tenía un cuerpo atlético, por lo que se podía distinguir, pues llevaba un traje gris eléctrico que se le ceñia en los músculos de los brazos.

Kala los miro amablemente y esbozo una diminuta casi imperceptible sonrisa. Tardo unos segundos en apartar la vista de aquellos ojos ambarinos y penetrantes que la miraban fijamente.

— Con permiso. — emitió Kala. Mientras él nuevo hombre se hacía a un lado para permitirle el paso.

Ella paso como sí nada. Aunque le temblaban las piernas y su corazón latía desbocado. Kala no comprendía por qué se sentía tan nerviosa, tal vez era por la forma tan inexplicable en que la miraban esos hombres. En esoecial el recien llegado. Kala mantuvo el temple y solo al alejarse de él su cuerpo volvió a respirar.

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Patrick la vio alejarse. No comprendía por qué se apartó de aquel modo, cómo si fuera un fiel sirviente ha la espera de sus ordenes. Era como si lo hubiese hipnotizado. ¡¿Cómo era posible?! — Pensó irritado.

— ¿Por qué no la retuviste? — Le reprochó Daniel al verla desaparecer.

— ¡¿Yo?! No tengo por qué, ¡te gusta a ti no a mí! — Emitió Patrick exaltado.

Daniel se sorprendió por su súbito cambio de humor. — Seguro esta así por Catherine.  —pensó y agrego más amigable. — bueno creí que venías a ayudarme.

La Hija del Jeque©Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon