Cumpleaños

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Taehyung dejó de masticar y se quedó quieto, viendo cómo el rostro de Jungkook se ponía un poco rojo por sentirse avergonzado y cómo su cola se enredaba entre sus dedos. Terminó de comer lo que tenía en su boca y dio un sorbo al vaso de leche.

—Uhm... —no sabía qué contestarle, mucho menos si lo miraba con sus mejillas coloradas y sus ojos atentos, demasiado tierno; no quería hacerlo sentir mal o algo por el estilo, pero tampoco podía solo quedarse callado y simplemente mentir— Yo no...

—Sé limpiar... y también puedo cocinar. Casi nunca estoy en mi forma de gato, así que no dejaré pelos en tus sillones. Ya no me hago pipí... Seré un buen gato, Taehyung.

El peliazul hizo una mueca, incapaz de contestarle con algún comentario hiriente como era su costumbre, así que mejor se quedó callado. Acercó la silla a su lado y le indicó a que se acercara.

—Ven, siéntate —el menor obedeció y tomó asiento junto a él—. Está bien que puedas hacer todo eso, pero yo vivo solo y mi sueldo apenas me alcanza para pagar este lugar y lo que como, además...

—¡Pero no tienes que gastar en mi! Yo traje ropa, así que no me tienes que comprar nada, y Namjoon me regaló una caja de galletas de avena, tampoco me tienes que comprar comida…

Taehyung quiso reír de la manera en la que las orejas del híbrido estaban erguidas mientras hablaba. No se lo diría, pero ahora mismo pensaba que se veía muy lindo rogándole. 

—No puedes vivir a base de galletas de avena. Además, te decía, que cuando terminen mis vacaciones entraré a la universidad y no tendré tiempo para mascotas.

Los ojos de Jungkook brillaron cuando escuchó la palabra "universidad", esa palabra de nuevo. Parecía que ese lugar pretendía dejarlo sin dueños.

—¿Universidad? ¿t-tú también?

Ahora se sentía más triste. Entonces tendría que regresar a casa, estar solo, y simplemente esperar por Seokjin.

Taehyung se sintió culpable de ver la expresión de tristeza en el chico de cabellos negruzcos. Iba a hablar para preguntar a qué se refería con que él también, pero entonces este se levantó de la silla.

—Lo siento... —se inclinó suavemente, mostrándose un poco avergonzado— Estaré en tu habitación. —se dio media vuelta y desapareció por el pasillo.

El mayor suspiró, no le gustaba la sensación que justo ahora estaba sintiendo. Se sentía culpable y no era normal en él. Ver esas orejas y esa cola peluda bajas no era agradable.

Terminó de comer apresurado por el sonido de la puerta siendo golpeada. Se levantó y abrió encontrándose con una enorme sonrisa en los labios de Jimin.

—¿Por qué estás sonriendo? —preguntó.

Jimin entró y atrás de él estaba Namjoon, como siempre con su expresión nula. Los invitó a pasar y pronto los dos estuvieron sentados en uno de sus sillones.

—¿Y Jungkook? —preguntó Namjoon, mirando en el suelo la maleta en la que había empacado sus cosas.

—Está en mi habitación. —contestó señalando el pasillo.

Namjoon se levantó, y sin decir algo, se dirigió hasta encontrar la habitación y entrar. Taehyung solo miró a su amigo, quien dejó unas bolsas sobre la mesa del comedor.

—¿Qué es eso? —se acercó para empezar a hurgar dentro de las bolsas que Jimin dejó, encontrándose con ropa y artículos de higiene personal— ¿Por qué me traes esto? Ya me bañé si intentas decir algo... 

—No son para ti —apartó las manos del peliazul de las bolsas—, son cosas de Jungkook. Su ropa es especial; los bóxer y algunos de los pantalones tienen una abertura que le permite poner su cola sin que se lastime. Pronto será su cumpleaños, así que le compré algunas cosas de obsequio. —explicó con una sonrisa.

—¿Cumpleaños?

—Sí, y le haremos un festejo.

—Jimin... —de repente se sentía extrañamente invadido— Justo de Jungkook me gustaría hablar.

—Hazlo, te escucho.

Taehyung suspiró y se sentó pesadamente sobre la silla.

—¿Pretendes meter a mi departamento a un híbrido sin mi consentimiento?

—Kim, no me digas que es por feo. Lo acabo de conocer y es la cosa más adorable que he visto, no puedes quejarte de tenerlo. —dijo cruzándose de brazos.

—Sí, sí Jimin. Es muy lindo y todo... —cedió restándole importancia— Pero no hablo de eso; yo apenas me puedo mantener, entraré a la universidad, encontraré novia pronto...

—Taehyung, por favor... —rodó sus ojos.

—Bueno, lo último quizá no —cedió nuevamente—, pero sí que puedo quejarme.

—De acuerdo, ¿por qué no puedes quedarte con él?

—No puedo quedarme con Jungkook. Será un gasto más y una responsabilidad que no quiero aceptar.










GATO MALO. ➸taekookWhere stories live. Discover now