17. Nada pasó, y nada va a pasar.

Start from the beginning
                                    

Dejó de reírse para mirarme preocupado, trató de acomodarse para verme a la cara, pero yo seguía con el cuerpo fijo hacia el frente, mirándolo de reojo para apreciar sus expresiones.

—¿Todo bien?, ¿pasó algo? —Se acercó un poco más, si es que era posible, porque tenía su pecho pegado a mi espalda.

¿Me haríai el favor de dejar de ser tan lindo? conchetumare.

—Nono, tranquilo —Me reí nervioso— Sólo que... agh —Tomé aire disimuladamente— No quiero que esto arruine nuestra amistad, ¿bueno?, y tampoco quiero que se vuelva algo incómodo con los cabros...

—¿Mimi? —Me interrumpió.

—Déjame terminar po —Lo reté, con el corazón en la mano. Él sólo se rió casi tan nervioso como yo, y asintió— Pasa que me di cuenta hace un poco de tiempo, no tan poco, que me gustai... o sea, agh, sí, me gustas, y entiendo que no sintai lo mismo, de verdad, pero yo sentía que si no te lo decía iba a explotar, entonces sólo no me empecí a tratar de forma distinta por-

—Oye, oye —Volvió a interrumpirme, riéndose suavecito.

¿Te estai riendo de mí, culiao? ah, se re alteraba jaja, quiero llorar.

—¿Mhm?

—Mírame —Pidió, pero yo negué con la cabeza— Mimi, mírame —Me tomó del mentón, casi como una invitación.

Levanté la cabeza lento, haciendo lo que me había pedido.

Tenía una expresión que no podía descifrar, pero estaba sonriendo, y riéndose bajo.

No me decía nada, y yo tampoco podía hablar.

Supongo que aquí, a muchos metros de altura y donde nadie podía vernos me sentí seguro para decirle, pero ahora me arrepiento de haber elegido un lugar en el cual no podía salir corriendo a ningún lado para esconderme.

—¿Cuándo dije yo que no sentía lo mismo? —Rompió el silencio, sacándome de mis pensamientos.

—¿Cómo? —¿Qué?, si antes ya estaba rojo, ahora tranquilamente podía pasar por la bandera comunista.

—Que también me gustai Mimi, hace mucho —Levanté la cabeza para verlo mejor, y asegurarme de que no me estuviera webeando. Pero no, estaba sonriendo tanto que sus ojos parecían medialunas, y aún así se notaba que lo decía en serio.

—Ah —Fue lo único que le pude decir.

Espérame un poquito, estoy entrando en pánico.

Se empezó a reír más fuerte, sin dejar de mirarme.

—Estai rojito —Se siguió riendo, mientras negaba con la cabeza.

—Cáallate —Le reclamé, pero ya no estaba nervioso, ahora me reía porque sentía el pecho calentito.

Me quedó mirando un rato más en silencio, y cuando al fin pude dejar de reír, hice lo mismo.

El Gil de mi Ex | KookminWhere stories live. Discover now