10.

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Jared

Me muevo con razón, a penas el ascensor abre sus puertas, hacia el escritorio de Helen, quien al verme abre sus ojos como platos y suelta una exclamación llamando la atención de algunos empleados.

-Compra una camisa -Dejo caer una tarjeta de crédito sobre su escritorio y me adentro a mi oficina sin decir nada más.

Dejo escapar un suspiro de entre mis labios y con una de mis manos tomo la camisa que se adiere a mi pecho, a causa del batido de fresa que me cayó encima, gracias a una mujer que no se fija por dónde camina.

-Mujer distraída.

Me acerco al mini bar, me sirvo un trago de Whisky y me siento en el sofá, descansando mi cabeza en el respaldar de este. Son como las 7:30 y ya estoy estresado.

Mi celular suena interrumpiendo mi momento de paz. Lo saco del bolsillo de mi pantalón y lo desbloqueo, para poder leer el mensaje que me acaba de llegar.

De: Ayelén

¿Puedes ayudarme a convencer a mamá?

Ruedo mis ojos, decidido a ignorarla. Me ha estado molestando toda la semana y por más que quisiera ayudarla, no voy a meterme en el problema entre mamá y ella.

Amo a mi hermana, pero tengo que admitir que no es la mejor en cuanto a toma de decisiones se refiere. Sin embargo, esta decisión que acaba de tomar no es tan mala, el problema es que mamá no quiere y Ayelén aún se mantiene del dinero de nuestra madre, y el mío. No es independiente y no sé cómo quiere vivir sola.

Suelto un suspiro por segunda vez desde que entré a mi oficina y miro la pantalla apagada de mi celular. ¿Qué pasará si la llamo? No he hablado con ella desde hace como una semana y media, y no e intentado hacerlo desde mi reunión con América. Desde que la voz de su hermana menor se me hace tan conocida.

Y sí, descubrí de donde se me hace tan parecida. De Amaré. Tal vez esté equivocado, pero su voz a rondado mi cabeza desde entonces y hace unos días mi cerebro hizo un click, cuando recordé todas esas veces que Amaré a susurrado mi nombre.

Tal vez es estúpido que me afecte que Alaska y Amaré sean la misma persona, pero es que cada vez que pienso en la mujer con quién hablo a través del celular, mi cuerpo hormiguea y mi corazón se acelera. Y he de admitir algo, creo que me gusta.

¡Y eso me hace sentir estúpido! Porque no la conozco de casi nada, por no decir que de totalmente nada. Nunca la he visto en persona, no sé su nombre real ¡No sé nada de ella! Pero la idea de darle un rostro a su armónica voz y el poder conocernos me emociona, a como también me atemoriza y me pone nervioso.

Antes de si siquiera pueda arrepentirme, ya estoy marcando su número y colocando mi celular contra mi oreja.

No sé si estará ocupada o qué, porque está no es la hora en la que hablamos. Luego de la noche en el granero, era como si hubiéramos establecido un horario.

Al menos cuatro tonos después, contesta diciendo mi nombre de manera suave y delicada. Es como su a través del móvil susurrara en mi oído.

-Hola -es lo único que sale de mis labios.

Es que, ¿Qué le voy a decir? Posiblemente ya sé quién eres. No, obviamente no le diré eso.

-¿Qué estás usando? -pregunto antes de que ella hable.

-Como contigo soy muy sincera, te diré la verdad -ríe-. Llevo mi, para nada sexy, pijama.

Suelto una risa a causa de su sinceridad.

-Te escucho tenso, ¿Sucede algo?.

-Nada de que preocuparse -muerdo mi labio inferior-. ¿Por qué no te quitas esa pijama y hacemos algo divertido?.

-quieres ser tú quien me hable sucio, porque ese es mi trabajo.

-Solo quiero que esta vez te toques conmigo y susurres mi nombre cuando llegues al cúspide del placer.

Escucho a través de la línea, como contiene su respiración y luego la deja salir poco a poco.

-No juegues conmigo, Jared.

Ahí está otra vez, esa forma de decir mi nombre.

-No estoy jugando, Amaré -siento como mi creciente erección se presiona contra mi pantalón.

Joder, el solo imaginarme hacer cosas sucias con ella me enciende.

-Quiero escuchar como llegas al orgasmo y mi nombre se escapa de tus labios en forma de jadeo, ¿Sabes qué también quiero?.

-No.

Su voz se escucha afectada.

-Quiero poder recorrer tu piel en lentas caricias y llegar hasta tu femineidad, sentir lo excitada que estás y crear universos, constelaciones y planetas, mientras ambos nos abandonamos al placer.

Me quedo unos segundos en silencio, esperamos por si dice algo y como no me detiene me lo tomo como una buena señal.

-¿Sientes mis manos recorriendo tu piel? -no espero que responda, porque de inmediato digo-: guía una mano hacia uno de tus senos y la otra deslizala lentamente hacia bajo e imagina que son mis manos, ¿Lo estás haciendo?

-Sí, Jared, lo hago -responde con voz entrecortada.

-Tocate, quiero que frotes tu clítoris despacio, porque quiero que intentemos llegar al mismo tiempo.

Desabrocho mi pantalón y lo bajo lo suficiente junto con el boxer, para liberar la dolorosa erección. Sostengo mi celular con una mano, mientras mi mano derecha sube y baja por mi miembro.

Escucho su respiración acelerada, mezclándose con mis jadeos casi silenciosos. Porque lo último que me falta es que alguien entre y me encuentra masturbándome. No debo olvidar que me encuentro en la oficina.

-Presiona tu seno y tira del pezón.

A la vez que digo eso, presiono dos de mis dedos en la punta de mi miembro y suelto un gruñido entre dientes, escuchando de fondo su gemido. Esta vez quiero ser yo quien tenga el control y la ayude a llegar.

Esto es tan caliente. Nunca imaginé que el sexo telefónico fuera tan placentero.

-Introduce dos dedos -atrapo mi labio inferior entre mis dientes, ahogando un gutural jadeo que quiere escapar de mí.

-Jared, creo que no voy a durar mucho.

La escucho decir. Adrede acelero el subir y bajar de mi mano, otorgándome más placer.

-Dejate ir, pero di mi nombre de esa manera tan especial en que lo haces.

No tardo mucho en escuchar como mi nombre es dicho por su melodiosa voz, acompañado de gemidos que son como susurros al oído, como susurros a mi oído. Acaba de llegar a su orgasmo.

Y yo tampoco duro mucho en dejarme llevar por el placer, porque soltando un gruñido me dejo ir en mi mano, intentando atrapar mi corrida en ella.

Acabo de llegar a una conclusión. Todavía no le diré que sospecho quien es, temo que si lo hago luego no pueda volver a contactarla.

***

¡Hola!

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Susurros Al Oído [+18] En PausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora