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Jared


—Por eso debes hablar con mamá.

Guardo unos segundos de silencio en los que Ayelén me mira esperando respuesta, aunque no tengo nada que decir. Sé que en parte tiene razón, mucha de hecho, pero mi lado egoísta y orgulloso no me deja pensar con claridad.

Quiero que mi madre sea feliz, pero no quiero que salga lastimada. No puedo prever el futuro, por lo que no sé qué pasará y puede que todo salga bien, pero tengo miedo.

Esa es la verdad, tengo miedo y lo escondo con enojo, también me decepciona el hecho de que fui el último en enterarme de su compromiso.

—¿No dirás nada?

Suspiro y me recuesto por completo en la silla.

—Sé que debo hablar con ella, pero ahorita no, primero debo canalizar mi enojo.

—¿Cuándo será eso? Mamá está dolida

Bien, la lastimé y sé que debo ir con ella, pero hacerlo ahorita sería cagarla de nuevo y no quiero eso.

—Pronto, hermanita —la miro y le doy una pequeña sonrisa—, no me presiones.

—Está bien, pero no tardes —se levanta y toma su bolso—. Nos vemos luego.

Me despido con un movimiento de mano.

Me permito relajarme cuando ya ha salido de mi oficina y agradezco mentalmente que su sermón no haya durado tanto. No escuché ni la mitad de lo que dijo, porque mi mente volvía una y otra vez a mi conversación con Amaré o mejor dicho Alaska, se me hace raro llamarla así.

Quiero ir a su fiesta, aunque eso termine con mi poca cordura. Dije que me alejaría, pero volví a lo mismo, parece que tuviera un imán y me atrae hacia ella.

No la conozco lo suficiente, pero me vuelve loco y no de mala manera, o eso creo, realmente no sé nada.

—Bien, Jared, concéntrate y luego preocúpate por eso —murmuro, mientras vuelvo a centrar mi atención en los papeles que pretendía leer hace un rato.



***



La mañana transcurre sin ninguna otra interrupción y logro completar el trabajo.

Para cuando se acerca la hora de salida, llamo a Christian para que me aconseje, tal vez no es la mejor idea, pero si es mejor que llamar a Dereck. Porque mientras Christian me escucharía, mi otro amigo haría chistes al respecto, ya que nunca una situación me ha puesto tan nerviosa, y no es lo que necesito en este instante, Necesito a alguien razonable, más que yo, incluso.

Me pongo de acuerdo con mi amigo para vernos en una cafetería y al llegar él ya está ahí. Ese es un rasgo destacable de Chris, la puntualidad. Si tiene que estar en un lugar a las 7 de la mañana, a las 6 y 30 ya se encuentra en el lugar.

Camino entre las mesas hasta llegar a la mesa donde está mi amigo. Tomo asiento frente a él.

—¿Cómo estás?

—Esa pregunta debería hacértela yo, ¿no? —suelta una risa burlesca, que me provoca rodar los ojos— Estando tan nervioso por una fiesta de alguien a quien decidiste no seguir buscando.

—Ella me buscó.

—Y tú no pusiste mucha resistencia a ello, es más, te encanta el que ella te buscara.

No digo nada, porque tiene toda la razón. Dije que me mantendría alejado, pero el hecho que me buscara me encanta y más de lo que me gustaría admitir.

—Te pedí que nos viéramos para que fueras la voz de la razón, no para que molestaras. Para esa gracia hubiera llamado a Derek.

—Solo era un comentario —levanta sus manos en son de paz.

Lo ignoro deliberadamente y le doy un vistazo a la cafetería. Las decoraciones ochenteras son como transportador hacia esa época, es simplemente asombroso como sales de la era moderna al entrar aquí.

Las rockolas en las esquinas, el piso a cuadros blancos y negros, en conjunto con los asientos acolchados rojos de las mesas y los discos de vinil en las paredes, es de otro mundo.

Después de mi corto escrutinio al lugar, vuelvo mi mirada a mi amigo, que llama a la mesera que no tarda en acercarse. Hacemos nuestros pedidos y cuando ella se retira, hablo.

—Quiero ir a esa fiesta, pero no sé si es la mejor decisión que podría tomar.

Se mantiene usos segundos en silencio, supongo que pensando en que decir, antes de hablar.

—Muchas veces has sido egoísta contigo por hacer felices a los demás.

Cuando ve que lo voy a interrumpir, me hace una seña con su mano para que no lo haga.

—Sé que muchas de esas veces han sido por tu familia y no digo que sea algo malo, solo que te has cerrado a otras cosas por eso.

» Creo que es momento para que pienses en ti y decidas ser egoísta con los demás para hacerte feliz a ti. En mucho tiempo no te había gustado tanto alguien o atraído, como sea, porque te cerraste a vivir tu vida hace bastante.

Suspira y continua sin quitarme la mirada de encima.

» Tal vez no es lo que pensabas escuchar, pero es lo mejor que puedo decirte. Una de las razones por las que te niegas a ir detrás de esa mujer, además de porque casi no la conoces, es porque crees que debes seguir sacrificándote por los demás y no mereces ser feliz.

Hace una pausa, al aproximarse la mesera con nuestros pedidos. Murmuro un gracias y ella me devuelve una sonrisa en respuesta.

—Bueno, me tiraste parde de mi mierda en el rostro —suelto una risita que se escucha entrecortada por el nudo en mi garganta.

No sé que más agregar, porque él tiene la razón. Me he cerrado la puerta de muchas cosas, y una de esas el amor, por centrarme en hacer felices a los demás. Como a mi familia, lo que no me pesa para nada, sería capaz de volver hacerlo por ellas una y otra vez.

Durante mucho tiempo he creído que no merezco ciertas cosas porque debo estar solo para mi familia y tal vez ese es uno de mis errores, pensar que no puedo vivir mi vida también.

—Y me falta. —da un sorbo a su té ante de continuar— Déjame decirte una cosa, Jared, mereces ser feliz y vivir tu vida.

» Y si esa mujer te mueve el piso, entonces ve a esa fiesta y bésala ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Qué no te vuelva el beso? Lo dudo y si todo sale bien, entonces podrías haber encontrado al amor de tu vida. No te retengas.

Termina cortando el contacto visual para mirar a alguien que camina por el lugar y liego regresa su mirada a mí de nuevo

Me recuesto en el respaldo de la silla, sostengo la taza con café entre mis manos y la llevo a mis labios alargando el momento de hablar.

—Solo tengo miedo, —Termino por decir— miedo de todo, maldita sea.

—Es valido tener miedo, estás entrando en una nueva etapa de tu vida —se encoje de hombros, regalándome una pequeña sonrisa.

Suspiro y dejo de darle tantas vueltas, Chris tiene razón no tengo que restringirme.

Solo que es más fácil pensarlo que hacerlo, cuando llevo años haciéndolo.

—Eres buen psicólogo.

—No soy psicólogo, Jared, soy Chef.

—Pues elegiste mal la carrera —digo provocando que suelte una carcajada, yo no tardo en acompañarlo.

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⏰ Última atualização: Jan 20 ⏰

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