Capítulo 6

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Christian

—¿Cómo que no puedo ir? —hablé furioso.

—Señor Murray, usted decidió ser nuestro guardián y sabía lo que eso implicaría —negué con la cabeza —Sabe que hasta que no estemos bajo tumba usted tendrá que cuidar de nosotros —caminé frustrado de un lado hacia otro.

—Pero pueden hacer la elección de otro guardián —sugerí.

—Sabe que eso va contra las reglas —me senté en un mueble y puse la cabeza en mis manos —Lo entiendo, pero usted sabía todo lo que implicaba ser guardián, no puede dar marcha atrás.

Tenían razón, en el momento que un cazador elige ser guardián de alguien, tiene que renunciar a su antigua vida y concentrarse solo en la persona o familia a la que cuida.

Pero no podía renunciar a Olivia.

No pensé en eso cuando elegí ser guardián, me alejaría de Olivia por completo y apenas hace tres meses había sido lo suficientemente valiente como para decirle que la amaba.

—Puede retirarse —asentí e hice una reverencia, subí despacio a la habitación que me habían dado, cerré la puerta y suspiré.

No podría ver a Olivia.

Solo quizás si me escapaba lo lograría, pero los que rompen las reglas no suelen terminar nada bien en este mundo.

~<~

Olivia

—¿Quieres moverte? —alguien chilló a mis espaldas. Me volteé hacia la persona que había dicho eso y me había interrumpido mi pelea mental entre coger postre o no.

Deborah me veía con cara de idiota, al darse cuenta de que era yo sonrió como una niña boba —¡Olivia! Perdón, no sabía que eras tú —me encogí de hombros.

—Da igual, ya me iba —olvidé el postre, cogí mi bandeja de comida y me alejé.

Esta chica no me daba buena espina, ni ninguno de los de la Academia St. Okard.

—Hey chicos —saludé al llegar a la mesa que ocupaban mis amigos.

—Te vi hablando con Deborah —soltó mi hermano.

—Sí querido hermano, hoy amanecí muy bien gracias por preguntar —le saqué la lengua y él sonrió.

—Perdón, perdón —alzó las manos riéndose —Pero ya sabes como soy cuando alguien me gusta —bufé.

—Eres un total desquiciado —habló Lynn. Jake comenzó a toser para luego terminar riéndose.

—A ver Lynn, supéralo ¿Sí? Solo te seguí hasta tu casa y ya —me reí recordando ese momento.

Cuando éramos más pequeños, mi hermano moría por esta pelirroja aquí a mi lado, literalmente se moría.

Cuando ella iba a casa él siempre quería jugar con nosotras o estar con nosotras, por un momento mis papás pensaron que era gay, pero luego él confesó que le gustaba mucho Lynn.

Pasaron como dos años y él seguía así, mientras que Lynn ni cuenta se daba, un día fui caminando con ella hasta su casa y sentíamos que alguien nos seguía, nos asustamos y empezamos a correr hasta que se escuchó un alarido y lo reconocí al instante.

Nos volteamos y vimos a mi hermano tirado en el suelo sobándose la pierna, Lynn estuvo media hora preguntado por qué nos había seguido, pero mi hermano estaba demasiado avergonzado y nunca le dijo nada.

Pero, ¿Para qué están las hermanas? Ese día se lo conté todo y ella no hizo más que reírse y reírse. Me dijo que jamás podría ver a Thomas como su pareja, lo veía más bien como un hermano mayor al igual que yo.

Y así fue el fin de una triste historia de amor.

—Ahí va Jeremy —alcé la mirada, todos veían hacia un lado, me volteé y ahí estaba él con una chica, Deborah lo miraba con admiración y tristeza, ellos se sentaron lejos de todos y comenzaron a comer.

—¿Ella es la hermana? —preguntó Jake.

Mi hermano asintió —Según escuché, se llama Jodie —alcé una ceja, por un momento pensé que eran novios, me reí mentalmente y seguí comiendo.

~<~

—Tarde, otra vez. Ya sabes qué hacer —solté viendo mi reloj y luego a Jeremy.

—Como sea —tiró su mochila y comenzó a correr.

—Pssst, ¡pssst! —miré a mis lados a ver de qué se trataba, Deborah estaba con unas gafas y un periódico en una banca de atrás, ¿De dónde rayos sacó ese periódico? —No te olvides de hablarle de mí —susurró, volteé los ojos y volví a mi lugar.

Jeremy terminó sus vueltas y volvió a tomar agua —¿Defensa? —preguntó a lo que yo asentí, practicaríamos defensa básica las veces que sean necesarias.

Me puse mi traje protector, él hizo lo mismo y nos pusimos en el centro del perímetro. Él lanzó un golpe antes de tiempo, lo esquivé enojada y le golpeé la cabeza —No te pases de listo —sonrió como era de costumbre, dos segundos y desaparecía.

—Lo siento, solo quiero dejar de practicar esto —le golpeé el estómago.

—Hasta que te sepas defender bien, seguiremos con esto —bufó y seguimos practicando —¿Puedo tocar el tema de tu accidente? —le pregunté mientras peleábamos, él se detuvo y me miró molesto.

—No —respondió tajante. Asentí. Seguimos peleando, esquivé un golpe y le propine uno en la mejilla a lo que él respondió dándome un golpe en el mismo lugar.

—¿Sabes quién es Deborah? —asintió rodando los ojos.

—¿Tanto te interesa mi vida? —abrí los ojos —No la conozco, he escuchado que asegura que fuimos amigos antes de mi... —dejó de hablar por unos segundos —Jamás en mi vida le he hablado —me golpeó fuerte en la mejilla sin que pudiera hacer algo y caí al suelo —No creas en todo lo que te dicen -se alejó de mí, mientras que todos los que estaban entrenando nos quedaron mirando.

Me levanté sintiéndome la chica más estúpida del universo entero. Tras el ardor del golpe que me había dado, No tenía ni idea de que no conocía a esa chica! Los acabo de conocer, ¿A quién se supone que le debo creer? ¿Por qué tuvo que ser tan grosero?

Eso me pasa por querer ayudar.

Caminé hasta la banca donde se encontraba mi bolso, tomé un poco de agua y me puse la botella sobre el golpe. Jeremy había dejado el polvo.

—¿Estás bien? ¿Qué le dijiste? —salté del susto, Deborah apareció atrás mío de la nada.

—¿Por qué mientes y dices que eres su amiga? —seguí guardando mis demás cosas.

—Con que ya sabe mi jugada —se cruzó de brazos, me colgué el bolso en mi hombro y la miré.

—Creo que es mejor que lo dejes en paz —solté —Parece que no le agradas —abrió los ojos y luego me sonrió, pero de esas sonrisas de mala.

—¿Y qué? ¿Te lo quedas para ti solita? —entrecerré los ojos. ¿Qué rayos? —Mira, Jeremy y yo estamos destinados a estar juntos, si tú no me puedes ayudar ya no te necesito, pero ten cuidado con meterte con él, aún no me conoces —bufé, ya me olía mal desde que me habló ese día en detención.

—Es todo tuyo — le dije. Sonrió.

—Lo sé —se alejó sonriendo y salió del coliseo.

Esta chica está loca.

Salí del coliseo y corrí hacia mi habitación a darme una ducha y a ponerme algo de hielo en la cara, este día se me había hecho jodidamente largo y faltaba poco para que llegara Christian.

Night Of Blood © (Un encuentro con el pasado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora