Salí justo en el momento en el que sonó el timbre y una multitud de estudiantes empezó a llenar los pasillos. Al instante, todos se apartaron y se pegaron a las taquillas, dejando un gran espacio libre en el centro. Aproveché para pasar rápido por ahí y llegar cuanto antes a mi taquilla que, al parecer, estaba bastante más cerca de lo que yo pensaba. No pude avanzar más cuando alguien me cortó el paso o, más bien, fui yo la que lo cortó.

—¡Fuera de mi camino! —chilló una voz aguda cerca de mí y di un respingo en el lugar, cerrando los ojos al notar cómo el corazón se me aceleraba del susto.

Una chica alta, rubia y que vestía como si fuera cuatro años mayor que el resto me miró con superioridad. Ella, junto al resto de personas que la acompañaban, parecían el típico grupo que nunca falta en una escuela y que piensan que tienen algún poder sobre las personas.

—Perdona, no te había visto —me excusé con sinceridad, alzando las cejas en una mueca simpática.

Lo último que quería era meterme en problemas el primer día.

—¿Tienes problemas de vista? —la miré con el ceño fruncido; no podía creer que hubiera hecho esa broma tan básica para intentar humillarme— ¿Eres nueva? No te había visto antes...

Entrecerré los ojos al escucharla, su comportamiento era bastante extraño y me parecía incluso de película; dramático y exagerado.

—Acabo de llegar —expliqué, apretando los labios en una sonrisa que se podía percibir como algo forzada.

Levanté la hoja que llevaba en la mano y la sacudí, utilizando el gesto como prueba de que acababa de salir de secretaría.

—Mhm, ven a comer con nosotros y si nos gustas podrás ser del grupo —me miró con una sonrisa exagerada y me señaló mientras hablaba— Pero estarás en período de prueba.

Su confianza en sí misma me hizo alzar las cejas y tuve que luchar las ganas de soltar una risa por lo bajo.

—No, gracias.

Sonreí una vez más e ignoré por completo la expresión de sorpresa de su cara mientras me marchaba, poniendo una mueca de pena al pasar por su lado.

Cuando llegué a mi taquilla guardé todas mis cosas, dejando más a mano los libros que iba a utilizar hoy, y después me fui a visitar el recinto mientras era la hora del almuerzo. El colegio era bastante grande y bonito, pero eso no hacía que mis ganas de estar ahí aumentaran; acababa de empezar el curso y ya quería que terminara de nuevo y llegara el verano. Por suerte, los baños estaban limpios; con tapa y papel higiénico.

Entré a la cafetería y vi que muchas miradas se posaron sobre mí. Susurraban cosas de manera descarada, seguramente rumores sobre mí; era el pan de cada día de las personas que se mudaban constantemente. Suspiré levemente, ocultando mi nerviosismo, y me acerqué para ver la comida que había, esperando que fuera buena. Estiré la mano para coger una bandeja, pero me quedé quieta al escuchar mi nombre y apellido a través de la cafetería. Me giré, extrañada, y pude ver a una chica que me hacía gestos para que me acercara a su mesa, casi completamente ocupada por un gran grupo. Fruncí el ceño y volví a mirar la bandeja que tenía delante, maldiciendo por lo bajo y esperando que la decisión de acercarme a ellos no me hiciera arrepentirme.

Su aspecto era amigable, nada comparado con el grupo anterior con el que me había topado, pero después de eso ya no me fiaba de nadie. Además, era muy extraño que ya supieran mi nombre y se interesaran tanto por mí de buenas a primeras.

—Tú eres la nueva, ¿verdad?  —preguntó un chico y yo alcé una ceja con ironía— He oído que has salido viva de tu encuentro con Brooke. Enhorabuena.

silence » dylan o'brien (EDITANDO)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن