alec lightwood

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shadowhunters

— ¿por qué yo? —

     —Vamos Jace, deja a tu hermana en paz

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     —Vamos Jace, deja a tu hermana en paz.— dijo Alec viendo cómo él presumía de sus misiones.

—Sólo estoy diciendo que yo mate a más de 20 demonios en mis últimas 3 misiones. ¿Cuántos mataste tu _____?— pregunto sonriente.

—Jace, cállate.— Alec dijo medio amistoso.

Pusiste los ojos en blanco y te retiraste a tu habitación. Te sentaste en la cama y enterraste el  rostro entre tus manos.

Jace es tu hermano gemelo. El es seguro y engreído, todo lo que tú no eres. En cambio, eres tímida, callada y cohibida, tan diferente a él.

A veces te convencías de que habías sido adoptada, te habían puesto en la familia incorrecta e incluso en un mundo equivocado.

Amas ser una cazadora de sombras, pero no puedes evitar compararte con tu hermano, todos saben que Jace es uno de los mejores cazadores de sombras de su generación.

Cada vez que Jace se jactaba de tus misiones, sentías que tal vez no pertenecías a ese mundo, eso podía explicar el por qué no eres tan buena como tu hermano.

Levantaste la cabeza cuando escuchaste a alguien entrar a la habitación. Es Alec. Tus mejillas no tardaron en adquirir un tono rojizo, por lo que hundiste aún más tu rostro en tus manos.

Estás enamorada de Alec, pero eres demasiado tímida y con miedo al rechazo como para hablar con alguien sobre eso, especialmente con él

—¿Estás bien?— preguntó Alec.

—No vuelvas a hacer eso.— le dijoste y Alec frunció el ceño. —No necesitas defenderme cuando mi hermano se burla de mí. Puedo manejarlo yo sola.

No quisiste ser grosera, pero de alguna manera te salió bastante agresivo, negaste con la cabeza y suspiraste.

—No quise molestarte. Lo siento.— declaró Alec.

—No, yo lo siento. No es tu culpa y tampoco debería desquitarme contigo, sin embargo, gracias por preocuparte por mí.

Sonreíste  un poco y miraste hacia abajo escuchándolo.

—Pero claro que lo hago. Siempre me preocuparé por ti _____.— te dijo en tono serio.

Lo miraste. Alec estuvo a punto de decir algo cuando Maryse Lightwood, su madre, entró en la habitación.

De verdad deseabas que la gente tocará la puerta antes de entrar a tu habitación.

—¡Ah! Aquí están. Surgió algo. Ustedes dos necesitan prepararse para una nueva misión.— ordenó su madre.

Retuvo tu queja. Acababas de regresar de otra misión y habías estado entrenando todo el día.

Te sentías exhausta.

One Shots [Multifandom]Where stories live. Discover now