Te protegeré

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NARRA ABRAHAM

La solté, quería estar más tiempo así, pero no podía decirlo así que sólo me callé y lo hice. Observé su cara, tenía las mejillas húmedas de lo que había llorado, ya no estaba tan pálida pero aún tenía los ojos rojos e hinchados, me dolía realmente verla así, no es justo que una chica como ella tenga que sufrir, ya no lo permitiría.

Cuando la conocí sólo era una chica más en mi lista, una distracción, pero no sé cómo se convirtió en alguien importante para mí, desde ese momento había decidido que la protegería, no entiendo muy bien lo que siento al verla o al estar con ella, no sé realmente lo que siento por ___, pero estoy seguro de que no quería volver a ver esa expresión en su rostro.

Abraham- tranquila, ya pasó, todo estará bien. -- ___ me miró, asintió y sonrió, se notaba que ya estaba mejor -- lamento mucho haberte asustado así, debí haberte acompañado desde el principio, soy un tonto. -- Lo último lo murmuré para mí mismo, pero me había escuchado aún así.

__- no es tu culpa, no es culpa de nadie, además me salvaste e hiciste lo que creíste mejor -- dirigió la mirada a Santiago -- pero ¿qué vamos a hacer con él?

Abraham- dejémoslo aquí y vayamos a casa -- al principio ___ pensó que sólo era una cruel broma y me miró confundida, pero lo decía en serio, nunca le perdonaría lo que le quiso hacer.

__- no podemos hacer eso. -- Había preocupación en su mirada.

Al final acepté de mala gana, cargué a Santiago en mis hombros y lo lleve al hospital, le dije a su padre que había tenido una caída no tan grave y que fuera a verlo al hospital, dejé su carro afuera de su casa y llevé a ___ a casa.

Entramos, como todos estaban en sus cuartos no había nadie.

Abraham- ¿quieres cenar?

__- no gracias, no tengo hambre.

Subimos cada quien a su habitación, al entrar me puse la pijama y me acomodé en mi cama, cuando estaba a punto de quedarme dormido, escuché pasos fuera de mi habitación, me levanté, encendí la luz y fui a abrir la puerta para ver qué estaba pasando.

NARRA ___

Entré a mi cuarto y me puse la ropa que Susana me había prestado para dormir, un short gris de tela que me queda arriba de las rodillas y una blusa de tirantes roja que cubre todo mi abdomen. Me acosté en la cama, y me quedé mirando el techo por un momento, no podía dormir.

Después de todo lo que pasó hoy no me podía relajar, sólo pensaba en qué hubiera pasado si Mateo no hubiera llegado a tiempo, además me di cuenta de que si no lo hubiese conocido en este momento estaría sola en la calle sin lugar en donde dormir.

No estaba acostumbrada a que me trataran tan bien, se sentía muy bien, Susana desde el primer momento fue buena conmigo y me dio todo lo que necesitaba, supongo que eso hacen las madres.

Antonio me trata muy bien, como si fuera su hija, Tony me trata como a una hermana menor y siempre me ayuda si no entiendo algo. Si hace algunas semanas me hubieran dicho que estaría aquí con gente tan maravillosa que me trata bien, no lo hubiera creído.

Me quedé mucho tiempo pensando en eso y agradeciéndoles mucho por todo lo que han hecho por mí, pero hay algo que me preocupa, no podía dejar de pensar en la chica con la que Mateo llegó, ¿sería su novia?

Al pensar en eso me entristecí, no podía ser tan egoísta, Mateo ha sido muy amable conmigo y en cambio yo sólo le traía problemas. No sería raro que sea su novia, ella era muy atractiva y él es un gran chico.

No seas celosa. Él puede hacer lo que quiera.

No son celos o al menos eso creo

¿Segura que no son celos?

No lo sé.... esto es extraño para mí.

Me levanté de la cama y salí al pasillo a caminar y despejarme, no sabía qué hacer, con cada pensamiento que tenía peor me ponía.

Sentí la necesidad de hablar con Mateo, de preguntarle por esa chica y de saber de qué hablaron cuando salimos, aunque sé que eso no me concierne y de seguro él ya está durmiendo y no quiero molestarlo más.

Me paré frente a su puerta, pero no tenía el suficiente valor para tocarla. Me di la vuelta y caminé hasta mi habitación, estaba a punto de llegar cuando escuché que alguien abría una puerta detrás de mí.

Abraham- ¿___?

Me giré y vi a Mateo parado observándome desde su habitación.

__- lo lamento, no quise despertarte.

Abraham- no lo hiciste, ¿no puedes dormir?

___- yo... No, no puedo.

Abraham- ¿tienes miedo? -- Negué con la cabeza

__- no tengo miedo, es sólo que no puedo dormir -- en parte es mentira, si tenía miedo, miedo a molestar a los que me estaban ayudando, miedo a que más personas me decepcionaran, miedo a que algún día se enfadaran de mí y me echaran.

Miré al suelo, arrepentida de lo que estaba pensando, ellos no son así, lo sé, es sólo que tantas personas me han fallado que no puedo confiar tan fácilmente con los demás

___- perdona, mañana vas salir y yo te estoy molestando, buenas noches. -- Cuando estaba por regresar a mi cuarto, sentí como Mateo me tomaba del brazo para detenerme.

Abraham- ven aquí -- obedecí, me invitó a entrar a su habitación, si hubiera sido otra persona me abría negando, pero yo confió en él, sé que él jamás me haría nada malo.

Me senté en su cama y él mi lado, se giró para verme de frente y lo imité.

Abraham- ___, necesito que entiendas algo -- su voz sonaba ronca y muy seria, me estaba mirando a los ojos y eso me ponía nerviosa. -- de hoy en adelante te protegeré, sé que no tenemos mucho de conocernos y quizá te parezca raro, pero yo te... aprecio. No quiero que nada te pase, ya no -- apartó la mirada de mí -- Eres muy especial y no es justo que sigas sufriendo, sé que mi familia te quiere mucho y también estará para tú si lo necesitas, pero yo no me separaré de ti, no dejaré que nadie te vuelva a hacer daño ¿me oíste?

__- pero, no puedes... -- No quería preocuparlo más y mucho menos ser un inconveniente para él.

Abraham- no dejaré que lo niegues, es algo que yo decidí, sólo te lo digo para que lo tengas claro, pero no puedes decirme que no -- Asentí.

__- gracias Mateo, por todo.

Abraham- no necesitas agradecerme por todo lo que hago ¿sabes? -- Se levantó, acomodó su cama y se acostó, tenía la cabeza recargada en la cabecera con los dedos entrelazados detrás de su nuca, su cuerpo estaba medio acostado sobre la cama, una de sus piernas estaba completamente estirada y la otra no -- ya tenemos que dormir, si no mi madre me matará.

Me levanté de la cama y me dirigí a mi habitación.

Abraham- ____, ¿quieres...dormir aquí, conmigo? -- No sabía qué contestar, me puse nerviosa, mucho y aunque no me pudiera ver la cara, aseguraría que estaba muy roja. El me miró y soltó una pequeña risa mientras agachaba su cabeza por un segundo -- No te preocupes, sólo vamos a dormir.

Acepté tímidamente, no podía negarle nada a él aunque quisiera, y la verdad no quería, él se acomodó mejor para dejarme espacio, apagué la luz y me acosté a su lado.

Mateo tomó la cobija y me cubrió con ella, quedamos los dos acostados de lado, Mateo viendo hacia la pared y yo hacia su espalda, pero muy cerca uno de otro, cuando mis ojos ya se estaban cerrando, juraría que vi que Mateo se giró hacia mí para verme y me sonrió, la primera sonrisa que veía en él desde que nos conocimos, esa sonrisa cálida y tierna que me hizo sentir tan bien, no pude devolverle la sonrisa porque de repente me había quedado dormida.

Mi primera esperanza (Abraham Mateo) (Corrigiendo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora