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Ya llevaba dos cuadras caminando.
Lamentablemente, no había traído mis auriculares. No creí que volvería sola.
Y no estaba acostumbrada a caminar en silencio, me parecía muy aburrido.

Así que, me puse a tararear una de mis canciones favoritas.

Estaba tan absorta, que no noté cuando un auto se detuvo a mi lado.

Enseguida, pude reconocer ese color azul.

Joder.

Aceleré mi paso para alejarme de él.

James aceleró.

Aumenté aún más mi velocidad.  Tanto, que casi iba a empezar a trotar.

El auto frenó y él bajó.

-¡Eva, espera!-

Creí que estaba alejándome, pero no tuve en cuenta que un paso suyo, eran dos míos.

-Por favor- dijo tomando mi brazo con su enorme mano.

-¿Qué quieres?- pregunté irritada.

-¿Por qué no vienes a lo de Mike?- en sus ojos había culpa, debilidad. Algo que no era común de ver en él.

-Tengo que ir al médico-

-¿Estás bien?- cuestionó preocupado.

James... No me la compliques.

-Si. Si. Es sólo un chequeo- desvié la vista un poco. No podía mentirle si lo miraba a los ojos.
Ese era uno de mis defectos. Si me conocías bien, sabías cuando mentía y cuando no.

-¿Si? ¿A qué medico?- su voz sonó escéptica.

-Al... Al gastroenterólogo-

-¿A qué hora?-

-A las...- Mierda. ¿Qué hora era ahora?

-Eva- interrumpió -¿Por qué no vienes?-

Me molestaba su repentino interés en mí, cuando hacía unos minutos, parecía no existir en su mundo.

-No tengo ganas- solté.

Él no se sorprendió.

-¿Estás enojada?-

-¿Por qué debería estarlo?-

-Mira, ayer no quise sofocarte...-

-James. No quiero que me expliques. No somos nada-

Su rostro se contrajo, pero rápidamente, volvió a la normalidad.

-Lo sé. Pero Mike y Jess de verdad querían que vinieras. No dejes de hacerlo por mi culpa-

¿Tú no quieres que vaya? Pensé.

-Quizá, otro día-

-Si vienes, ya no me debes un beso-

-¡Nunca te lo debí!- exclamé indignada.

James sonrió, con una de esas sonrisas "derretidoras".

-Tú sabes que sí. ¿Vamos?-

Una suave brisa sopló, haciendo que su perfume invadiera mis pulmones.

Mierda. Me costaba mucho resistirme a él cuando estabamos cerca.

Tal vez por eso debería comenzar a alejarme de él...

-Vamos Eva- dió un pasó hacia mi, mientras susurraba. Su mirada brillaba con deseo.
Movió con su lengua el piercing del labio, un gesto que descubrí que hacía cuando estaba nervioso.
Y uno más que me encantaba.

Bueno. Quiza podría alejarme otro día.

-Vamos- murmuré y me dirigí a su auto.

Dios. Qué mala era tomando decisiones.

Una vez que estuve dentro del vehículo, James se sentó con una estúpida sonrisa en su cara.

¿Así que se sentía triunfante?

Ja.

Hoy iba a vengarme de él. Y sabía exactamente de qué manera hacerlo.

🌸🌸🌸🌸🌸

-¡Estás aquí!- exclamó Jess en cuanto me vió.

Ella y Mike estaban sentados en la mesa, apunto de comer.

-Si, mi turno medico se canceló- me excusé.

James soltó una risotada a mi lado.

Tomé aire.
Tranquila Eva. Pronto podrás vengarte.

-Vengan, siéntense. Ahora traigo más comida- el anfitrión se puso de pie.

Me senté al lado de mi amiga, y ésta murmuró.

-¿Qué está pasando?-

-Luego te cuento- mascullé.

-Tengan, milanesas con puré- Mike apoyó dos platos en la mesa.

-Mi comida favorita-

-Mi comida favorita-

No. No lo dije dos veces.

James y yo, lo dijimos a la misma vez.

Nos miramos al instante, y él sonrió con sinceridad.
Aparté mi vista y comencé a comer.

Durante todo el almuerzo, sólo dije pocas palabras. Todo era parte de mi macabro plan.

Ya verás James. El que ríe último, ríe mejor.

Al cabo de una hora, Mike y Jess se levantaron para "llevar todo a la cocina".

Si, claro. Ya nos habíamos dado cuenta que iban a darse uno de sus apasionados besos. 
¿Cómo no hacerlo? Se iban por quince minutos a hacer algo que sólo tomaba cinco.

Pero hoy, eso me servía.

James había tomado su celular. Parecía estar respondiendo un mensaje, muy concentrado.

En el medio del silencio, solté un suspiro lastimoso.

Él alzó su mirada hacia mí.

-¿Estás bien?-

Asentí con la cabeza agachada.

Dejó su celular sobre la mesa, y preguntó.

-Estás muy callada... ¿Pasó algo?-

Lo miré a los ojos, se veía preocupado.

Joder, qué buena actriz era. Merecía un oscar.

Eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora