Capítulo XXI

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Capítulo XXI (Cap II - Tercera Parte)

Miedo. No quería sentirme así. Como cuando iba a clase, o como cuando vivía con Santi, o con mi padrastro. Toda mi vida había sentido miedo, y ahora lo estaba sintiendo de Aleksander, de quién eran las pisadas, de qué era lo que sucedía en la casa. Si existían los vampiros, ¿qué más existiría? ¿Los hombres lobo? Leí algo así en su diario. ¿Y los demonios? ¿Se refirió a ellos literal o metafóricamente?

El mundo real asustaba. ¿Y por qué, entre millones de personas del mundo, fui a ser yo la elegida? ¿Por qué en esta ciudad? ¿Por qué me quiso a mí? ¿Qué tenía yo que ofrecerle? ¿Humanidad perdida? ¿Inocencia? ¿Ternura?

No podía dejar de temblar. Yo era un animalito asustado en una jaula, indefenso.

¡Y mi regla! La había olido y lo había excitado. Me sentí sucia, a la vez que… ¿también excitada? Recordé lo que leí de que yo le encantaba a Aleksander. No sólo me lo decía por decir, sino que también lo escribió. Llevé mi mano a mi clítoris. Iba a acariciármelo cuando me avergoncé de la escena. Aleksander, ¿qué me habías dado? ¿La sangre también me volvía más loca por ti?

Obviamente no era la sangre, sino saber la verdad de él. Lo que me había ocultado. Era un vampiro, y eso me llamaba aún más la atención. Y… había asesinado por mí. Temblé más, deseando sus brazos para darle calor a mi cuerpo frío. También leí que era virgen. Se había estado reservando para una mujer todo este tiempo. Tantos años… No me explico cómo lo logró. Estoy segura de que ha estado con mujeres más bellas que yo. ¿Cómo se ha contenido tanto? ¿Tendría algún problema sexual? No, le abultaba un buen…

Me sonrojé, pensando en esas cosas. No, fijo que no tenía ningún problema, sólo quería ser aceptado. ¿Mi corazón lo aceptaba? Estaba lleno de dudas, y de miedos, e incertidumbres. Sobre todo por la intriga de saber de quién fueron esos pasos. No quería sufrir más. No me lo merecía. Ya había tenido suficiente. Y la verdad es que…

me había librado de todo mi pasado…

Para bien, y para mal, Aleksander borró mi pasado. Sólo quedaba mi abuela, pero… nunca me hizo nada malo del todo, aunque a veces sí que le deseé la muerte. Y Silvia. Pero el resto… adiós. Me había librado del bullying, quizás del vídeo también. De mi ex, de mi padrastro y mi madre. De mi perrita…

Lo habría aceptado al momento si no hubiera asesinado a mi princesa. Sé que fue sin querer, pero ¿quién me decía que no me fuera a hacer daño a mí si algún día también se volviera loco?

Ya me había apretado el cuello para que me durmiera. Según él, me habría hecho más daño si lo hubiera visto como una bestia. Pero si de verdad me amaba, ¿no pudo contener esa bestia?

No, ahí estaba el asunto. Me amaba tanto que, por ello, el odio de su bestia era mayor. Quien ama lleva odio en su interior para proteger lo que ama. Debería haber visto a Sasha como parte de mi felicidad, y haberla relacionado conmigo, pero, en su lugar, sólo la vio como un obstáculo. Es normal, él nunca pudo llegar a cogerle cariño. Aun así, lo había intentado. Lo dijo, dijo de traerla a esta casa, y de que ella se acostumbrase a él. Se interesó por hacerla parte de la familia.

Aunque fue su bestia quien la mató. La misma bestia que me había protegido. ¿Era aceptarlo a él, o a su instinto asesino? No, no eran distintos, él lo había dicho al final de su diario. Era… oscuridad. Creía que él era la luz. ¿Estaría equivocada de nuevo? ¿Me haría ilusiones para al final defraudarme?

Sin embargo si él me prometía lo eterno, me lo daría. En el fondo lo amaba, a pesar de todo. Y quería aceptarlo, pero necesitaba un tiempo a solas. A solas en su casa, irónicamente.

Cenizas Bañadas en SangreWhere stories live. Discover now