—¿Cómo va a estarlo? Ni siquiera sé si estoy embaraza y ya está pensando nombres.

—¿Aún no te has hecho la prueba?

Resoplo una vez más.

—No...

—Joder, voy a ser el primero en saberlo —masculla incrédulo—. Es demasiada responsabilidad para mí.

—¿Tú me hablas de responsabilidades? —suelto con amargura.

Luis parece ser consciente del peso que acarreo porque me toma del brazo para abrazarme, lo que alivia mi ansiedad un poco.

—Eh... —soba mi espalda con cariño—, no es tan malo.

Las emociones contenidas son tan grandes y asfixiantes que sin esperarlo estallo. De pronto me encuentro escondida en el hombro de mi tío con los ojos empañados de lágrimas que se me desbordan velozmente.

Luis me rodea con mimo y soporta la ansiedad que estoy dejando salir con esa entereza de la que yo carezco en este momento.

—No es tan malo, Vera —repite, sosteniéndome mientras me deshago en lágrimas—. Te diría que es una completa locura si no estuviera al tanto del amor que hay entre Daniel y tú.

—Es que no quiero hacerlo mal —murmuro, escondida en su pecho.

—¿Qué vas a hacer mal?

—¿Y si no sé cuidarlo? ¿Y si me arrepiento?... —las dudas son tantas que las suelto todas sin pensar.

—Vera, escúchame —mi tío me aparta para que pueda mirarle—, no has hecho nada mal desde que naciste. Siempre has sabido organizarte muy bien. Has planeado tu futuro desde que eras pequeña y decías que ibas a ayudar a los animales.

—Pero esto no entraba en mis planes.

—Sobrinita... —pronuncia con ternura, acariciando mi mejilla—, si el test resulta positivo, tendrás nueve meses para crear un buen plan.

—¿No crees que esto me va a venir grande?

Sonríe y niega a la vez.

—Te conozco y conozco a Daniel, seréis unos buenos padres. Yo confío en ti —acaricia mi brazo—. Creo en vosotros.

El corazón se me remueve bajo el pecho al escuchar la última frase porque es lo que Daniel siempre dice, que cree en nosotros.

Algo en mi interior me hace volver a tener confianza en mí, no digo que haya perdido el miedo, pero sí que vuelvo a tener esa seguridad que Daniel me hace sentir con respecto a este tema.

Si mi tío, la persona más centrada en la vida que conozco, dice que cree en nosotros, ¿acaso no lo voy a hacer yo?

—Voy a hacerme la prueba, espérame aquí —aviso, yendo hacia mi escritorio.

—¡Esa es mi sobrina! Voy a ir llamando a tu madre.

—¡Ni se te ocurra! —ladro alterada. Sólo me faltaba que mis padres se enteraran sin saber si estoy en estado o no.

Luis sonríe.

—Era broma, Vera.

—Más te vale.

Salgo de la habitación haciendo como que leo las instrucciones porque en realidad estoy tan histérica que no presto atención a las palabras. De todas formas es un mecanismo sencillo: hago pis y minutos después miro el resultado, no tiene complicación.

Me siento sobre la taza y, bueno, hago eso que ya se sabe cómo funciona. Entonces, me dedico a esperar.

Mi tío llama a la puerta con suavidad.

Entre Tus BrazosOnde histórias criam vida. Descubra agora