El trasero del doctor se apretaba, sus movimientos rapidos eran vertiginosos.

Mi amiga rodeó débilmente su espalda del doctor para arañarlo.

"Así gatita, así, saca tus bellas garritas y excitame más."

El Doctor la besó y mordió tanto que ella no emitió más sonidos que leves gemidos.

La mujer se metía y sacaba el vibrador.

Rey no perdió tiempo y la embistió por atrás mientras sostenía el dildo con la otra mano.

La puso en cuatro y así, la mujer pudo besar al doctor que seguía implacable fornicando con mi amiguita.

"aaaahh..aaa...aaaa...aaaaahhhhh...!"

La mujer gemía de placer cuando Rey la embestia por atrás y por adelante con el consolador doble.

El doctor besaba a mi amiga y yo quería irme.

Ya no quería seguir viendo, quería irme ya.

Sentía fuego, asco, tristeza, repulsión, excitación malsana.

Estaba humeda, caliente, preocupada, asqueada por lo que veía..

Por lo que escuchaba...
Por lo que olía.

"El doctor se ha encariñado con su nuevo juguete."

Dijo la mujer cuando el doctor casi con dulzura limpiaba las lágrimas de mi amiga que le caían libremente por sus mejillas.

"Tú sabes que soy insaciable y ella se ha acoplado bien a mi y casi no grita..."

"Pequeña, sobrevive y serás mía."

"Mi propia Princesita obediente y sumisa."

"Como la Princesita de Rey."

Todos voltearon a verme y yo abrí los ojos ante esa oración.

Lo que implicaba...

"Es hora de castigarla."

Dijo el Doctor y salió bruscamente de mi amiga para levantarse y levantarla por el cabello.

Toda la dulzura de un momento se había evaporado y el doctor lucía aterrador de nuevo.

Esta vez le colocaron a mi amiga, después de limpiarle un hilo de sangre que bajó por su pierna y que salía de su entrepierna, dos vibradores.

Un plug de cola de zorro gris en su trasero.

Una especie de globo naranja alargado que se hinchó en su entrada delantera.

El doctor usó una cuerda para atarle los senos fuertemente y se pusieron rojos-violeta.

Los tres la rodearon y podía ver las marcas rojas de los dedos anchos en la piel de mi pobre amiga.

De pie las manos de las tres personas golpeaban sus senos, su trasero, sus piernas, sus pies y enterraban más profundo la cola de zorro...

Mi amiga gemía, gritaba y besaba al doctor a intervalos.

"Suficiente, quiero terminar."

Dijo Rey mientras que la tomaba del cuello a mi amiga para asfixiarla con sus grandes manos.

Mi amiga gemia bajito e intentaba respirar.

El doctor quitó la cola de zorro de un tirón y se metió dentro de mi amiga.

Rey seguía asfixiándola.

La mujer apretaba sus senos con fuerza.

Atroz, despiadado, cruel, mi amiga era un pobre amasijo de carne maltratado y vejado.

Dulce JuguetitoWhere stories live. Discover now