Yo soy Hera

Capítulo 1

Este es un universo moderno en el que los dioses griegos aún son adorados y tienen templos, espero que les guste.

Llovía a cántaros y los coches en la carretera tenían encendidas las luces debido a que no se veía bien de noche sobre todo con el temporal. Una figura caminaba a un lado de la carretera, un vagabundo, llevaba unos vaqueros raídos, un poco grandes para su figura, un gran abrigo con capucha y una bufanda le protegía la cara del frío.

Después de un rato caminando se acercó a una cafetería y compro una bebida caliente y algo de comida, mientras se sentaba vio las noticias. Eran de una celebración glamurosa con desfiles de famosos, actrices, modelos y hasta dioses como siempre Afrodita era la más hermosa allí.

Estaban todos los Olímpicos Hermes, Ares, Hefesto, Artemisa y así sucesivamente. Zeus absolutamente hermoso y con un aura de poder era de los que más destacaban, tenía miles de años pero aparentaba unos treinta, pelo negro como la noche y unos hermosos ojos como nubes de tormenta parecía más un modelo que un rey.

De su brazo estaba orgullosamente su esposa, una verdadera belleza de ojos azules como el cielo pelo rubio casi plateado y labios rosados sonreía a las cámaras mientras besaba a su marido de forma cariñosa.

Como ven los olímpicos han asistido a la celebración del aniversario de la derrota de los titanes, Zeus y su encantadora esposa Adara van a dar el discurso...

No siguió escuchando y se marchó para qué, aquello formaba ahora parte de su pasado. Pagó y se marchó a un motel, por suerte tenía dinero para pasar la noche bajo un techo.

Se inscribió bajo un nombre falso que allí poco importaba debido a que el lugar era poco frecuentado y si lo era sería para drogadictos o alcohólicos, abrió la puerta de su habitación y entró. Se quitó la ropa y se duchó, luego se puso otra ropa que tenía en la mochila.

Ahora sin la ropa se mostraba a una hermosa mujer de cabello color castaño oscuro y unos ojos marrones dorados, piel bronceada, labios gruesos y pestañas como plumeros.

La mujer no era una simple mortal era una diosa, Hera anterior reina de los dioses, que hace unos años abandonó el Olimpo tras años de la indiferencia de su marido y sus constantes infidelidades y ser odiada por todos.

No usaba jamás sus poderes por que eso alertaría a los dioses y Hera no quería eso. No era la mejor de las vidas pero era mucho mejor a la que llevaba en un palacio, con todos los lujos y joyas allí se había sentido vacía y fría.

Aquí al menos podía respirar y sentirse libre, libre de las ataduras de una jaula de oro y de un matrimonio que desde hacía milenios era infeliz.

Amaba a Zeus y todavía lo hacía pero comprendió que él no cambiaría y después de castigar a tantos amantes e hijos comprendió que solo intentaba sacar su dolor y rabia evadiéndose de ese modo de la dura realidad que era su vida.

Así que decidió dejar su corona y su anillo y se fue, parecía que Zeus era feliz con su nueva esposa que en el pasado había sido una de sus amantes preferidas y de las más longevas. Solo unos años después de que se fuera se casó de nuevo, le dolió pero ahora debía seguir su propio camino.

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Una joven Hera acababa de ser liberada del estómago de su padre, desorientada se fue de allí enseguida no queriendo que su tiránico padre la volviera a devorar.

Bajo la forma de un pájaro escapó de la fortaleza titán junto a sus otros hermanos y hermanas hasta que llegaron a un sitio llamado Creta donde con alegría se reunió con su madre.

Después de la introducción se alejó del resto, necesitaba asimilar todo lo ocurrido, después de tanto tiempo en el estómago de Cronos y ahora ser libre era difícil de asimilar y quería ver las estrellas en el cielo abierto, la cueva le resultaba claustrofóbica.

Zeus notó que su hermana Hera no estaba, desde que la rescato de Cronos cogiéndola en sus brazos era como si debiera estar allí, como si perteneciera en ellos un rompecabezas completo.

Era la mujer más hermosa que había visto, más que sus otras hermanas y se dijo a sí mismo de forma inconsciente que algún día sería su esposa. Se golpeó por esos sentimientos él ya estaba con Metis y la amaba se dijo a sí mismo que era preocupación y amor fraternal lo que sentía por Hera.

Pero viéndola mirar las estrellas tan triste, se juró a sí mismo que la haría sonreír y su hermana sería feliz.

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Hera estaba mirando la tele aburrida cuando notó algo, a través de las cortinas notó tres sombras a contraluz.

Cogió un cuchillo de la maleta y se aproximó con cautela, tal vez fueran los dioses que finalmente la encontraron o unos ladrones.

Prefería lo último.

Para su sorpresa delante de ella estaban los tres destinos Cloto Láquesis y Átropos la diosa les dejó entrar y les hizo un saludo respetuoso.

—Mis señoras ¿a qué debo este honor?—

Cloto observó a la diosa con una emoción rara en sus ojos tristeza. Ella y sus hermanas sabían todo por lo que Hera había pasado y que merecía algo de paz, ella había sufrido más de lo que los mortales e incluso dioses podían imaginar.

—Hemos venido a proponerte algo Hera dependerá de ti de que eliges—