Dark.

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Mi pulso se acelera en pasar en ese pasillo más de quince segundos, los cuales son los que llevo esperando para que Michael, el siguiente paciente que me toca, abra su puerta. Siento que me esta ignorando, por el hecho que oigo como su supuesta voz habla con alguien. 

Curiosa, acerco mi oreja contra la puerta, intentando entender que o con quien habla, pero justo cuando entro en contacto con la madera, se abre el elemento. Delante mio, se encuentra un chico, seguramente de la misma edad que Calum, con el pelo de un color rojizo apagado y su ropa parece sacada del mismo armario que del paciente anterior. 

- ¿Sí?- me atiende, rascando uno de sus mejillas, con una mirada triste.

Trago saliva y agarro aire llenando mis pulmones para hablar con tranquilidad.

- Soy Addison, la ayudante del doctor- no termino de acabar la frase, que me interrumpe abriendo su puerta todavía más.

- En ese caso, pasa pasa.- me dice, con una pequeña sonrisa asomándose por sus labios.

Le sonrío de vuelta tímida y entro. Su apartamento esta mucho mejor que el de Calum, aunque el detalle que encuentro extraño y bastante intimidarte, es el hecho que parece que aquí vivan dos personas, no una. Varias cosas me hacen pensar eso, son como los sillones que hay dos uno al lado de otro, con un cojín de flores en uno o la taza en cada mesita de cada sillón.

No muy segura me siento en uno de esos asientos y justo mi trasero toca ese cojín, Michael suelta un chillido. Me levanto asustada creyendo que he hecho algo malo, y el chico se sienta en el sillón del lado mirando en dirección donde me he sentado.

-Lo siento Ally. Ella no quería...lo siento amiga...¡No! Se arrepiente y mucho...¿A que sí Addison?- empieza ha hablar solo y me mira nervioso.

Esta vez alzo ambas cejas y teniendo que apuntar eso, agarro la carpeta entre mis manos y apunto el nombre con alguna descripción de la situación. De reojo, puedo ver en letras grandes el nombre de su enfermedad, entendiendo de golpe su problema.

Un poco incomoda, me siento en una silla de madera que encuentro y me quedo observando a Michael, viendo como habla con esa tal Ally, creada por su imaginación. Cruzo mis piernas otra vez y relamo mis labios antes de hablar.

- ¿Michael estás bien?

Él esconde su rostro entre sus manos y suspira. Nos quedamos en silencio, creado por mi, dejandole tiempo para que me responda. No mucho después, niega con su cabeza con una lentitud.

- ¿Que acaba de pasar?- pregunto, intentando meterme en su cabeza, para saber que piensa él sobre su enfermedad.

Michael deja ver su rostro con algunas lágrimas recorriendo su mejilla y absorbe su nariz rojiza.

- Ally me ha dicho adiós y ha desaparecido.

- ¿Ally no se despide de ti nunca?

- Ally me perseguía y me decía que soy una mierda, es la única que me entiende de verdad- murmura, cada vez más roto y apagado. Con el corazón en un puño, apunto lo que me va contando apretando mis labios-. Pero ahora ella se ha ido, para siempre.

- ¿Y sabes por qué?- pregunto, terminando de apuntar sus ultimas palabras.

Y oigo su risa.

- Porqué ahora tu eres mi nueva amiga.

Levanto mi cabeza asombrada por su respuesta y reacción. Me mira con una pequeña sonrisa tímida, y la verdad, me transmite algo de miedo. Pero intento parecer normal y tomarme eso como algo bueno; tal vez esa Ally era un gran factor de su enfermedad y si se ha ido, a lo mejor era un pequeña y rápida mejora.

Room 307 #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora