—Tengo tú cangurera—. Shoto le beso la frente y le entregó la misma

—Ya me había olvidado de ella... Uh... ¿Quieren pasar?

En otra ocasión solo habría abierto la puerta y ellos habrian entrado, pero ahora se sentía nervioso.

Nunca nadie, además de su madre, le había dicho que lo amaba. Y si ellos no le decían algo, él moriría de sólo pensar en el rechazo emocional que sufriría.

Bakugou entró como si nada y seguido lo hizo Shoto.

—Dejaste conectada tu consola, ya está para la mierda esta cosa.

Kacchan se sentó en el suelo y tomó el control de la consola. Shoto tomó asiento en la cama e Izuku no tardó en seguirlo, recostandose boca abajo y acomodando su cabeza en las piernas de Todoroki.

—Abre la boca— Le pidió él chico—. Quiero asegurarme que no tengas las encías o el paladar con inflamacion, podría ser signo de irritaciones.

Él chico obedeció y cuando Todoroki se aseguró que estuviera bien, Midoriya no pudo evitar decir lo que pensaba.

—Gracias mi amor, eres muy lindo—. Volvió a acomodar la cabeza donde la tenía antes.

Por su parte, Shoto se quedó helado por unos momentos, Midoriya le había dicho algo tan dulce y él no había reaccionado.

Nervioso, se pasó la mano por el cabello y aguantó la respiración por unos momentos.

—Midoriya— Dijó al fin—. Te quiero.

Para Shoto, esas palabras eran desconocidas prácticamente. Decirlas le había costado, se inclinó un poco, buscando la atención del rubio.

—Bakugou, también te quiero.

Él rubio fingió no escucharlo y movió el rostro hacia otra parte mientras Izuku se reía de su reacción. Todoroki lo tomó del mentón y lo obligó a que los viera.

—Yo supongo que también los quiero—. Aceptó el rubio.

Lograr que Bakugou cediera de su orgullo también era algo nuevo. Pará los tres había sido un desafío, querer a alguien más que a ti mismo suele ser contrario a cómo debía ser algo, y si encima no es uno sí no dos corres el riesgo de que tu alma se rompa cuando se alejen.

—Dime que no te iras— Izuku se abrazó al cuerpo de Todoroki—. Se que Kacchan y yo hacemos cosas raras... Pero no te alejes de nuestro lado.

La mano caliente le había dado una palmada en la cabeza.

—¡No quiero que se vaya mi Oni-San!— Gritaba el pequeño Shoto—. ¡Fuyumi-Chan, no dejes que Touya se vaya!

Su hermano, Natsuo lo había cargado con una sonrisa triste.

—Él tiene que irse

—¡Dime que no te iras!— Shoto se había bajado de un salto y había corrido tras Touya—. Me portare bien para que a ti y Fuyumi no les peguen, pero no te vayas

—No insistas niño

—¡O dejame ir contigo!

Cam BoysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora